In a Heartbeat

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ACLARACIÓN:

Esta historia le pertenece a Beth David y Esteban Bravo, creadores del corto animado "In a Heartbeat". Si desean saber en qué se basa este One Shot, deberán ver el corto previamente.

Además, el corazón no tendrá personificación sino que será la propia inconsciencia de Sherwin la que actuará, sumando que algunas cosas serán cambiadas para que el fanfic transcurra con la mayor coherencia posible. Dicho esto, que disfruten ♡

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―Es tan elegante, parece un príncipe ―susurraban las niñas.

Todos murmuraban a lujo de detalles y recalcaban su admiración por el nuevo chico, el que se ganó corazones de niñas enamoradizas, sin dejar de lado los latidos de un jovencito pelirrojo que observaba a la lejanía con un anotador y un bolígrafo entre sus yemas. Claro, ese bolígrafo pronto caería olvidado al marmol cuando su mirada note al niño castaño que lucía incómodo siendo el foco de cada pupila que lo encerraba en un círculo mixto de niños y niñas curoseando sobre semejante príncipe, aún así era evidente a la vista que no lo hacía feliz esa atención, lucía como si le estuviesen gritando el cumpleaños feliz mientras lo rodeaban.

El pelirrojo se deleitaba con cada gesto, cada dedo que movía, cada sonrisa ladina que repartía y cada robo que cometía, incluyéndose en aquella numerosa lista. Sherwin, de todas las niñas rodeándole y de todos los chicos en semicírculo envidiándolo en secreto, estaba sentadito abrazando a su cuaderno ―actualmente en desuso― y disfrutando las vistas, mientras su corazón se sentía poderoso y rehabilitado pero con un pesar en los hombros que ningún niño de nueve años consciente debería llegar a experimentar.

Sherwin, en este caso, estaba con la mente volándole a velocidades inimaginables. Él, con nueve años de edad, sabía que amar a un niño de su mismo género era moral y socialmente incorrecto, recriminado por instituciones tales como la iglesia y abucheado por un gran número de la población. Había leído que en muchos países hasta se condenaba con la muerte. Sabía entonces qué era lo que entraba en juego: su secreto, estos latidos que lo mantenían con vida y al mismo tiempo lo privaban de volverse un chiquillo normal atraído por las niñitas gritonas y por las trenzas de mimbre, este secreto que él y nadie más que él debía saber nunca en la historia de la humanidad.

Teniendo en cuenta estos datos recientemente mencionados, podríamos suponer que Sherwin estaba avergonzado de que le gusten las espaldas anchas y pantalones largos, pelo corto y bien peinado, telas coloridas y a tono, una piel bronceada y unos ojos cristalinos como agua del Caribe. Le gustaba todo esto, pero no le gustaba que le gustase. No le gustaba amar a Jonathan, pero le encantaba sentir cómo sus sentimientos por el muchacho hacían mover su corazón.

Sherwin nunca fue el niño más popular, en todo caso fue el chico marginado en un rincón incluso hasta la secundaria. Esto no deprimía a Sherwin, pero a cada año que pasaba Jonathan hacía de su popularidad algo destacable, como si tuviesen un famoso merodeando por los pasillos de su escuela a diario. Por su parte, Jonathan nunca fue muy partidario de la compañía, en las mañanas se lo veía disfrutando a solas de un libro y una fruta, preferiblemente una manzana. Sherwin perdió la cuenta de cuántas veces se le ocurrió mirarlo, cuántas veces anheló porque sus caminos se cruzasen y en algún momento intercambiasen aunque sea un "hola, ¿qué tal?". Eso no ocurriría hasta cuatro años después de ingresar a secundaria.

Sherwin atravesaba los dieciséis años. La mañana se pintaba de muchos colores, los del arcoíris para ser exactos. El día anterior se había anunciado oficialmente una ley aprobada en la cual se permitía el matrimonio entre personas del mismo sexo y, a pesar de que su familia cambió de canal al instante ya sea por desinterés o por transparente rechazo, Sherwin no pudo evitar saltar por dentro. No se estaba asomando por la puerta aún, pero poco a poco pequeños detalles como esos hacían que su motivación creciese y con ello su determinación.

In a Heartbeat [One Shot] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora