Tengo frío. La nieve cala en mis entrañas y cada paso es infernal. -Padre no puedo mas! Porfavor.
Como nunca antes, una enorme silueta abarcó prepotente contra mi y cegado en el colera de la desdicha y la desesperación, me tomó. Dos manos frías abrigaron mi cuello y una sensación dormida de prisa latente corrió por mis venas. Traté de escapar pero no pude, traté de llorar pero no salió, y cómo presa natural encontrada por fiera, caí.
El invierno cesó como noche estival, como el amor sincero de jóvenes inexplorados, y una sensación prematura de odio quedó esparcida en aquel lejano lugar.
ESTÁS LEYENDO
Brumas Pasajeras
Non-FictionLa historia de un soñador empedernido y su vida celosa de verlo feliz.