POV'S ALEX
— ¿No piensas abrir la puerta?
Negué, aún sabiendo que él no puede verme.
— ¿Ni siquiera vas a contestarme?
Volví a negar.
— Ah. Bien. —pegue mi oreja a la puerta y escuche que los pasos se alejaban de puerta.
— ¿Max? ¿Sigues ahí? —no obtuve respuesta así que muy lentamente abrí la puerta, después la abrí por completo y en efecto Max se había marchado, después de quince minutos de estar insistiendo en dejarlo entrar—. Uff, que suerte.
Cerré nuevamente y me dirigí a las escaleras para después subirlas, agradeciendo a Max mentalmente por haber respetado mi decisión de no verlo por ahora. Tal vez Max no sea un cabezota después de todo. Abrí la puerta de mi habitación y entre, cerré dando una patada hacia atrás a la puerta y me dirigí a la cama. Junto cuando iba a tocarla alguien puso una mano en mi boca y me abrazo por los hombros impidiendo que moviera mis brazos.
Empezó a caminar hacia atrás, arrastrándome a mi también. Como pude puse mi pie atrás de los suyos y lo hice caer y por ende me caí también, pero aún así no me soltaba. Así que le mordí la mano.
— Ouch.
Me levante rápidamente y voltee a encararlo. Pase mi mano por mi cabello y respire para así tratar de tranquilizarme un poco.
— Salvaje —me dijo.
— Imbecil.
Me miró mal y se levanto mientras sobaba su mano derecha.
— ¿Que no entendiste el mensaje? No quiero que entres por ningun tipo de puerta a esta casa. —le dije y especifique para evitar cualquier chiste suyo.
— Lo se, lo entendí. Es por eso que entre por la ventana —señaló detrás de mí.
— ¿Que? —me giré y vi que en efecto mi ventana estaba abierta—. ¿Como la abriste?
Era imposible que el pudiera abrirla. Esta casa estaba más protegida que el area 51. Que por cierto, no existe.
— Estaba abierta. Ahora ¿puedes decirme porque rayos me golpeaste en la garganta?
Miré a cualquier otra cosa que no fuera él. Me sentía tan avergonzada, pero seguía sin saber el porque le sentía así. Esa actitud no era propia de mi.
— ¿Tu porque entraste a mi casa?
— Para poder hablar, duh —rodee mis ojos sin poder creer que estuviera teniendo esta conversación con él.
— No me digas —conteste con sarcasmo.
— Si te digo. Responde.
— ¿Pues que querías que hiciera? ¿Quedarme allí mientras tú me contaminabas? —respondí sin procesarlo. Y de inmediato me arrepentí.
Max se quedó callado, en su mirada reflejo un poco de asombro y dolor por un segundo, pero después cambió a una mirada de burla.
— ¿Te contaminaba? ¿De que rayos hablas? —preguntó con indiferencia—. Oh, espera. ¿Tu...? ¿Tu en serio creíste que iba a besarte? —preguntó atacando con todo. Después soltó una risa malévola—. Vaya, jamás pensé que tú estuvieras interesada en mi.
Me sorprendí por lo que dijo, pero de inmediato me compuse.
— ¡Ja! ¿Interesada? Por favor, necesitaría estar ciega, sorda y con la falta de mi sentido del olfato para pensar en que ti como algo más que un simple imbecil —conteste cegada por la rabia. El orgullo hablaba por mi.
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The Thundermans...algo así
Novela Juvenil"Entre a la gran casa guiada por la chica sonriente -ahora mi amiga- nos sentamos en el sofá y la platica surgió de la nada, haciéndonos reír por nuestros comentarios -obviamente bobos- - ¡¿Qué hace ella aquí?! -mencionaron a mis espaldas, gire enco...