9º Acorralando a Wickham

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9º Acorralando a Wickham

Los dos yacían abrazados en la cama, Fitzwilliam tumbado boca arriba y Lizzy recostada de lado sobre su pecho, haciendo que su vientre, aun poco abultado, rozara con el costado de él. La mano de Darcy recorría suavemente la espalda de su amada, disfrutando de su cercanía.

Ella suspiró sonoramente, acurrucándose más contra él, rozando su nariz contra su pecho, sonriendo como hacía tiempo que no lo hacía. Darcy apretó su agarre, queriendo sentirla más cerca si eso era posible, sabedor de todo lo que había sufrido durante su estancia en Longbourn.

-No sabes cuánto echaba de menos tu dulce voz- Le dijo mientras besaba sus cabellos- Y escucharte suspirando mi nombre ha sido lo más maravilloso que he oído en mucho tiempo.

-¿Seguro que la echabas de menos?- Fitzwilliam se tensó, al pensar que Lizzy volvía a mostrar la misma inseguridad que la expuesta a su llegada- Ahora tendrás que volver a escuchar mis comentarios impertinentes, e indudablemente, volveremos a pelear por tonterías- Ella se rio, incorporándose para mirarlo a los ojos- Si incluso estando sin habla, discutíamos- Su sonrisa sincera y la tranquilidad de su rostro hizo que él se relajara de nuevo, cosa que no pasó desapercibida para ella- ¿Qué te ocurre?- Le preguntó.

-Nada, no te preocupes- Le acarició la mejilla, dedicándole una tierna sonrisa. Sin embargo, en el rostro de ella veía su determinación de seguir interrogándole si no le proporcionaba una respuesta que la satisficiera. Así que decidió continuar por el camino que había querido descartar unos segundos antes- ¿De verdad llegaste a pensar que me había despreocupado de ti?

-Así es- Admitió bajando la mirada avergonzada- No tenía noticias tuyas desde hacía semanas.- Suspiró abatida antes de proseguir- No es que aguardara una carta cada día, pero tras darme tu palabra de escribir a menudo, al menos esperaba una misiva a la semana- Lo miró con los ojos llorosos- Tu siempre cumples tus promesas, así que asumí que tu falta de correspondencia, sumado a las cosas que me contaba Wickham... - Cerró los ojos con fuerza al sentir una rabia intensa invadirla- Me siento tan estúpida por haber creído en sus palabras- Las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas.

-No llores. No ha sucedido nada que no se pueda remediar- La consoló mientras le limpiaba sus mojadas mejillas, antes de obligarla a dirigir su mirada hacia él, levantándole el mentón- Además, aunque Wickham tenga parte de culpa en todo esto, no la tiene toda- Esta vez el avergonzado fue él- Debí escribir más a menudo- Suspiró resignado- Envié una segunda carta una o dos semanas después de la primera, aunque por lo visto nunca llegó. Apenas eran unas líneas que escribí una noche, agotado después de estar todo el día trabajando, pero eso al menos hubiera mitigado un poco tu angustia- La mirada que ella le dedicaba no era acusatoria o de enfado, más bien de comprensión- Soy un miserable, debí estar más pendiente de ti, aunque estuviera lejos.

-No te lamentes más- Depositó un suave beso en la mano que él mantenía sobre su rostro- Yo también soy responsable, por creer en un hombre como Wickham antes que en ti, cuando siempre me has demostrado lo mucho que significo para ti. Así que dejemos los dos de culparnos- Volvió a acurrucarse contra él- Lo único que importa ahora es que estás aquí, a mi lado.

-Y que puedes volver a hablar- Añadió besando sus cabellos sonriente- Es irónico que a pesar de todo el sufrimiento, le debamos nuestro reencuentro y tu recuperación a los Wickham.

-¿A los Wickham?- Elizabeth se incorporó de golpe, mirándolo con seriedad- ¿De qué hablas?

-¿Podemos hablarlo después? No quiero romper esta burbuja de paz en la que nos encontramos ahora mismo.

-No, vamos a hablarlo ahora.

Y levantándose de la cama, se colocó la bata y se sentó en un sillón a esperar a que su marido comenzara a narrar lo ocurrido. Sin tener más elección, Darcy se levantó, colocándose la bata también, y fue a acomodarse junto a ella.

A pesar de todo, te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora