Capítulo 1

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Verano de hace 3 años, dos de septiembre.

Aquella mañana, Nerea abrió los ojos lentamente. Podía ver como los primeros rayos de sol traspasaban las rendijas de las persianas, mientras se oía el rumor de las olas. Nerea se levantó y miró a su alrededor, todos sus amigos seguían durmiendo en sus sacos. Esa noche habían decidido pasarla juntos, porque sabían que no volverían a verse. Había llegado el día de la despedida, el día en el que sus caminos se separaban. "Todo tiene un final" pensó ella, mientras cogía la carta que tenía escondida bajo su falda y salía cerrando la puerta silenciosamente. Bajo los escalones y sintió como sus pies abrazaban la arena. Cómo le gustaba aquel sitio, el olor a mar...a libertad.

Empezó a caminar lentamente por la orilla de la playa saboreando cada rayo de sol que rozaba su pálida piel. La brisa, que alborotaba su cabello, le traía recuerdos como la primera vez que vio a Ángel, las charlas nocturnas con Jimena, las risas con Julio o la primera vez que rozó los labios de Pablo. Estaba claro que aquel había sido su hogar durante los últimos tres veranos y un escape de su vida real e iba a derramar muchas lágrimas para olvidar todo aquello o simplemente para vivir con el hecho de que nunca volvería, de que nunca volverían.

Nerea se dejó caer en la arena, se puso sus gafas de sol y se tumbó bajo el cielo azul. Nunca le había parecido tan bonito el cielo como ese día. Quizás estaba vistiendo sus mejores galas como despedida. No pudo evitar que una lágrima recorriera sus mejillas, porque en aquel mismo lugar ella comenzó a amar la vida como nunca lo había hecho antes.

- Siempre andas perdiéndote por la playa – Susurró una voz tras ella.

- Quizás si me pierdo es porque no quiero que me encuentren – Sentenció

- Te recordaré siempre como la chica extraña de la playa – Dijo él sonriendo

Y ella lo recordaría eternamente como el chico que le rompió el corazón y que la hizo sentir la chica más estúpida del planeta. Nerea se reincorporó a la vez que Pablo se sentaba a su lado. Sí, él era el chico por el que había sufrido aquel verano, el que había reconstruido su corazón hecho añicos para volver a destruirlo, pero esa vez con más esmero. Tal vez hasta se inspiró en ello o eso es lo que ella pensaba. Sin embargo, los sentimientos de él eran muy diferentes. Le encantaba observarla como lo estaba haciendo en aquel momento. Le gustaba mirar el mural de pecas que tenías sobre sus mejillas, como si algún pintor las hubiese puesto allí con dulces pinceladas. Ella se giró hacia él y sus miradas se cruzaron.

- ¿Por qué me has seguido? – Preguntó ella para deshacer rápidamente el silencio que había emergido entre ambos.

- Cuando te vi marchar, pensé que quizás ya habías sacado las maletas y te disponías a ir a la estación sin decir adiós. Y yo no podía dejar que te fueses sin antes despedirte de mí. Creo que no me lo merezco.

"Tú no mereces nada" pensó ella.

- No, aún ni siquiera hice mi equipaje – Contestó con voz tenue

- ¿Qué te ocurre? – Preguntó él al ver que de un momento a otro Nerea podía romperse

Nerea le tendió la carta que tenía arrugada en su puño. Pablo la tomó y comenzó a leer por encima rápidamente.

- Esto es estupendo Nerea – Le dijo él con una sonrisa – Has sido admitida...

- ...En la escuela nacional de música – Siguió ella sin dejarlo acabar

- No entiendo cuál es el problema. Este siempre ha sido tu sueño, además eres una gran violinista y sé que llegarás todo lo lejos que te propongas.

- Mira a tu alrededor...

- A mí también me da pena tener que dejar este lugar – Suspiró – Pero la vida sigue, tenemos que empezar a construir nuestros futuros, lo que queremos ser y lo que no... Y además, tenemos las redes sociales...

- No tenemos nada. Hablaremos algún tiempo, pero todos nos iremos olvidando poco a poco... porque estemos muy ocupados, porque tengamos alguna cita importante, algún compromiso... Y lo único que nos quedará de todo esto serán recuerdos borrosos.

- ¿Y? Esa es la vida.

- Yo no sé si estoy preparada para olvidar...

- ¿Para olvidarme a mí o para olvidar a Ángel? – Soltó Pablo abriendo una herida

- No sé ni porque sigo dirigiéndote la palabra – Contestó

Nerea se levantó, se sacudió su falda, arrebató bruscamente la carta de la mano de Pablo y salió andando a paso ligero de allí. "Nerea" se escuchaba gritar a su espalda "Para, por favor", pero Nerea no iba a detenerse hasta llegar a la casa de la roca, coger sus pertenencias y salir de allí. Cuando llegó a aquella casa apartada del mundo, subió las escaleras a la primera planta lo más rápido que pudo, volviendo hacia ella las miradas de Jimena y Elvira, que ya estaban despiertas.

- Seguro que Pablo ha vuelto a meter la pata con ella – Dijo Elvira mientras se retocaba el rímel de sus ojos

Y en aquel momento, Pablo entró, subió las escaleras al piso superior y desapareció hacia la dirección donde lo había hecho Nerea anteriormente.

- Yo si fuera ella nunca lo perdonaría – Apuntó Jimena.

Una melodía interrumpió los pensamientos de ambas chicas e hizo que se desvanecieran los sueños de los que aún estaban durmiendo.

- ¿Se puede saber de quién es ese móvil? – Dijo Iván enfurecido

- Por favor, apagadlo, que yo tengo resaca – Se escuchó decir a Marta entre bostezos

Jimena miró a través del espejo a los que aún seguían tumbados en sus sacos de dormir y se dirigió hacia donde estaba el móvil que había sonado. "Lola es tu móvil" dijo y todos se dirigieron hacia ella para fulminarla con una mirada, pero...

- ¿Dónde está Lola? – Preguntó Ángel destapando el saco de la chica. 

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⏰ Last updated: Aug 13, 2017 ⏰

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Lo que ocurrió aquel último veranoWhere stories live. Discover now