Tormento

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Perdóname Taemin

Llevaba más de unas semanas así, en los que su conciencia no lo dejaba estar tranquilo, no sabía ni el mismo lo que quería y se culpaba de sentirse culpable. No era la primera vez que le sucedía, había tenido varias parejas anteriores y se sentía igual, no podía estar satisfecho aunque esta vez creyó que era diferente, se suponía que era diferente.

Minho le dio la última calada a su cigarro mirando la hora, ya eran un poco más de las siete de la tarde, su horario terminaría en media hora más pero no quería volver al departamento, simplemente tenía deseos de trabajar las 24 horas del día en la clínica, no sé sentía como otras veces donde buscaba escaparse temprano para volver pues tenía una linda razón con ojos castaños en la cama esperándole, hoy no era uno de esos días, hace varios días habían dejado de serlo.

Jamás creería que volvería a sentirse así desde que inició con su actual pareja, Taemin y él habían sido amigos por años aunque no muy cercanos lograron conocerse bastante bien, incluso aseguro que el menor lo conocía más de lo que él se conocía a su mismo, pero comenzaba a dudarlo. Siempre le tuvo ganas eso no lo negaba, Taemin era bello en todos los sentidos, era lindo, cariñoso y tenía eso que todos quieres, realmente el hombre no sabía como el menor fue tan estúpido de aceptar ser su pareja. Su relación había sido bastante hermosa  hasta esto últimos meses en los que ya no sabía cómo comenzaron a iniciar las discusiones, o en realidad sabía el porque, siempre eran por su culpa.

El tiempo se había encargado de dejarle cicatrices que ahora estaban perjudicándole en su vida.

Comenzando por su infancia. Los padres de Minho no eran precisamente los mejores, muchas veces debió ver el maltrato de su padre a su madre de cualquier forma, volviéndolo nervioso, o cuando su madre solía decirle que ella solo había deseado tener solo un hijo pues el era el único hijo biológico del hombre que le maltrataba, que suerte tenía su hermano mayor. El concepto de "Amor" se vio retorcido, aún así intento no tomarle demasiada importancia por muchas diferencias que hicieran entre ellos.

Cuando entró en la adolescencia y se enamoró por primera vez fue un completo desastre, se había ilusionado demasiado con esa persona subiéndola en un pedestal el cual se derrumbó cuando se enteró que lo engañaban a sus espaldas, y no fue una sino varias veces e incluso con varios de sus supuestos amigos. Fue cuando comenzó a detestar todo y hacer lo que se le venía en gana, incluso romper relaciones.

Conoció a Taemin pero él ya estaba con otra persona, admitía que se veían bastante bien juntos y como le había cogido un fuerte cariño-atracción no interfería en su felicidad, al menos le tenía algo de respeto, después de todo ellos dos no estaban destinados a estar juntos. Se quedó mirando de lejos apoyándolo cuando él lo necesitaba o cuando Taemin se acordaba de que existía, no lo culpaba, ellos eran solo amigos. Fue cuando hizo algo malo, comenzó a buscar un reemplazo que le pudiera llenar ese vacío que era para Taemin.

Los errores nuevos le dejaron más cicatrices. Con cada chico que salía lo iba comparando con él, incluso llegó a envidiar su relación pues ellos parecían tan perfectos, sabía que el jamás lograría hacerlo igual de feliz ¿quién podría querer a un loco como él?

Claramente Taemin parecía querer eso.

Se levantó tomando su maletín ya no podía hacer más hora, tenía que volver por lo que se montó en el auto manejando lo más lento posible a casa esperando que todos los semáforos se volvieran a rojo. Sabía que no debía hacerle esto, al menos tenía algo de conciencia. Suspiro cansado de sí mismo ¿Por qué no podía ser un poco más normal?
 
Recodo que unas veces logro olvidar a Taemin por completo, con un chico completamente amable que le hizo conocer cosas bonitas del amor, creía que ahora podía compararlo un poco más de lo que pasaba con Taemin, aunque a diferencia de él, Key era demasiado sumiso y aceptaba todo sin protestas, le hubiese gustado verlo luchar por lo que tenían. El otro chico ni su nombre quería recordar, le había lastimado demasiado su orgullo, era tan igual a su primer amor que tan solo de pensar en él le encendía la cólera al cuerpo, se humilló y rogó porque creía que era el correcto, él mismo que le clavó un puñal por la espalda demostrándole que era igual al resto.

Te amo pero también te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora