Su fotografía

Les contaré un poco acerca de mi historia:

Recién había terminado mis estudios, y de nuevo me dirigía hacia la casa de mis padres, me iba a divorciar.

Hace tres años que vivía con ella, mi esposa, pero nunca tuve una verdadera relación con ella. Una promesa que había hecho con mis abuelos hace muchos años nos había atado, pero frente a mis ojos era solo una amiga.

Yo era un aficionado a la fotografía, gracias a la economía abundante en mi familia tuve la facilidad de siempre tener una cámara a mi alcance. Hace poco comencé a trabajar para una revista que era muy popular en la ciudad, yo era el encargado de las portadas, así que todos los días iba hacia el parque más grande de la ciudad a tomar fotos de las personas. Por lo general a la gente le fascinaban mis fotos, en especial al director de la revista; podía hacer que la más fea cara se viera bien por primera vez en una foto, las que el director me presionaba un poco más para que las tomase.

Como acostumbraba, salí temprano al parque. Como era de esperarse estaba lleno de gente, así que tomé mi cámara, la posé en el trípode y comencé a tomar fotos. Ya era muy conocido en el parque, normalmente la gente se me acercaba y me pedía que le tomase una foto con sus compañeros o parejas quienes querían dejar un recuerdo de su día, aunque a veces simplemente las tomaba sin ningún enfoque en específico. Así, como de costumbre, transcurrió mi día.

Llegué a casa cansado, había sido un día agotador, ya que había tenido que entregar una portada y hacer estadísticas de la revista, así que dormí varias horas. Al despertar me dispuse a revelar el rollo del día, todas eran fotos excelentes pero ninguna captaba mi atención como siempre. Una vez reveladas posé mi mirada en una foto que se veía diferente de las demás, era una chica como ninguna otra que hubiera visto antes.

Con su cabello color castaño claro platinado que se extendía por toda su espalda difuminándose hacia un esplendor color miel en las puntas. Sus ojos, los cuales estaban fuera de este mundo, eran de un profundo color negro, los cuales te atrapaban y no dejaban oportunidad de escapar. Y sus pestañas, sus pestañas largas y curvas como la sonrisa que resaltaba en su bella cara. Ella era perfecta.

Antes de darme cuenta se había vuelto muy tarde, así que me dirigí hacia mi cama y me dispuse a dormir con la emoción de que la vería de nuevo mañana, que vería de nuevo la imagen de la perfección. Debía tomarle otra foto.

Al siguiente día me levanté muy temprano, incluso mi esposa quien solía despertarse primero seguía durmiendo, así que con mucho sigilo tomé mi cámara el trípode y salí de la habitación. Antes de salir comí algo que había dejado ayer en la nevera y dejé una nota a mi esposa que volvería tarde.

Era muy temprano en el parque, apenas se podía ver a la gente que llegaba y se sentaba, algunos que venían a jugar con su perro u otros que sólo venían a trotar. Como de costumbre me situé en el lugar de siempre, posé la cámara en el trípode y comencé a tomar las fotos del día.

Hoy tenía el día libre, así que podía quedarme hasta cuando quisiera, o hasta cuando ella apareciera. Todavía era muy temprano, no esperaba que ella llegara temprano así que comencé a tomar fotos al horizonte tratando de buscar la posición perfecta para tomar una foto al parque, tanta concentración tenía que antes que me diera cuenta había caído la tarde. No podía esperar más para tomarle una foto, me decía a mí mismo.

Esperaba ya en el lugar donde señalaba había tomado la foto, como siempre la gente se acercaba me pedían que les tomase una foto o venían a buscar algunas de las que les había tomado el día anterior. Sin estar muy atento, una imagen al fondo del parque captó mi atención, era un cabello de color castaño claro platinado el cual, apenas perceptible, me atrapaba desde la distancia, ¡era ella!, sabía que era ella, y sin pensarlo dos veces me puse en marcha a un lugar donde pudiera hacerle una buena captura.