Capítulo VII

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Eran las 7:30AM y Amanda ya se encontraba en el ascensor del edificio del FBI en Quantico; supuso que era un récord en ella y que había sido por la culpa que sintió cada vez que llegó tarde. En su anterior trabajo no le hubiese importado, pero aquí todos la trataban tan bien que no quería decepcionar a nadie y dar lo mejor de sí misma. Iba vestida con un jean negro, una camisa a blanca que tenía una cinta negra en el cuello con la cual hizo un moño flojo. Y, por más que ya no hacía tanto frío como semanas anteriores, llevaba sus botas negras de siempre.
Se acomodó en su escritorio y utilizó su computadora con el fin de encontrar un archivo, si es que existía, el de Lavina Kustanov. Sin embargo, pocos minutos después llego Alex a la oficina, y se acercó a ella por lo que su investigación se vio interrumpida.
-Buenos días -saludó la mujer- ¿Te haz caído de la cama?-bromeó
-Buenos días, Alex. Estoy tratando de mejorar mi desempeño y eso incluye puntualidad.-dijo con una sonrisa de lado.
-Me parece muy bien. ¿Qué tal tu cena con Reid?
-¿De qué hablas? -dijo Amanda sonrojada de golpe y bajando la mirada.
-Pues, cualquiera de las dos que tuvieron.-le dijo en un susurro.
-Pues... -Amanda se aclaró la garganta mientras pensaba qué decir.- Bien, tenemos varias cosas en común, como un doctorado y medio y muchos libros.
-Oh, vaya, eso suena interesante.-dijo estando poco convencida de la respuesta.- Ya veo por qué le agradas tanto.
-¿Eso te dijo? -preguntó la joven incapaz de contener su intriga. Pero en ese instante iba entrando Spencer a la oficina, lo que le sirvió de excusa a Blake para ignorar la pregunta de su compañera.
-Buenos días.-saludó el joven con una leve sonrisa. Iba vestido con una camisa a cuadros y arriba un chaleco. No era una vestimenta habitual para alguien de su edad, pero a la joven le pareció que a él le sentaba muy bien. Y luego estaba su cabello, que a medida que crecía se hacía más rebelde, e irresistible. Hasta parecía que reprimía los impulsos que sentía de ir corriendo a abrazarlo y acariciar su cabello. -¿Amanda? ¿Estás bien?- volvió a la realidad, ni siquiera había notado que se había quedado mirándolo fijo mientras pensaba.
-Oh, sí.-se aclaró la garganta.-Buenos días.-le dijo finalmente con una linda sonrisa. Luego rebuscó en su bolso.- Aquí tienes tu libro -le dijo al joven mientras se acercaba a su escritorio- Muchas gracias.
-¿Te sirvió?-preguntó el tomándolo para guardarlo en su bolso.
-Mucho. Ya nada más me faltan los detalles de mi tesis para terminar.-dijo mordiéndose un poco el labio inferior, era algo que hacía de forma inconsciente cuando se encontraba muy nerviosa. Spencer pensó que era adorable.
-Me alegro. Ya vamos a tener dos doctorados en común.-dijo en un intento de broma.
-Eso espero...-no se animaba a preguntarlo pero ese era el momento.- Spence... ¿Podrías leer mi tesis y decirme qué piensas de ella? Cuando la termine, claro. Y te lo pido como favor, entenderé si no quieres, sé que tienes muchas cosas que leer y más interesan...
-Lo haré encantado.-respondió interrumpiéndola con amabilidad.
-¿En serio? -el joven asintió- oh, muchas gracias.

Amanda se alejó, y decidió ir en busca de café, sabía que se puso nerviosa, sabía que había actuado como una adolescente enamorada y sabía que Blake los había estado observando. De todas formas, mejor Blake que Morgan, se dijo para sí.

-Buenos días- dijo Amanda entrando a la sala, su amiga Penélope se encontraba allí sirviendo café en una taza con motivo de Londres.
-Buenos días Amanda- saludó la rubia algo cabizbaja haciéndose a un lado para que la joven pueda servirse café también -Quería disculparme de nuevo por no...
-Ya lo hiciste.-dijo Amanda sin mirarla pero sin rastros de rencor ni nada parecido en su voz.
-Lo sé pero déjame hacerlo de nuevo.-le dijo seria. Su amiga entonces volteó a verla en señal de que le prestaba toda su atención.- Sabes que haría lo que fuera por ti, incluso violaría las leyes y protocolos para protegerte, pero si existiera un peligro real. No puedo hackear la base de datos de la Nación para ver qué hay sobre Lavina solo porque es posible que tu loco ex novio esté robando por el país provocándote para que te delates.
-¿Puedes bajar la voz?-le dijo en un susurro- Porque si no me delatas hackeando la base, lo haces hablando del tema.
-Lo siento.-se disculpó la rubia- Mira, cuando me llamaste hace unas noches, pensé en hacerlo, pero mi instinto me dijo que no. Amanda, es muy peligroso para ti que empecemos a buscar información sobre ese tema.
-¿Al menos sabes si hay un archivo o documento que relacione el nombre de Lavina Kustanov conmigo?-preguntó esperanzada.
-No, no lo sé.
-De acuerdo.
-Pero, Amanda, entiéndeme...
-Penélope, te entiendo, y entiendo por qué haces o no las cosas. No estoy molesta contigo, estoy agradecida, tus intenciones son protegerme. -tomó aire para seguir- Pero también tengo miedo, no quiero ser deportada a mi país para ser enjuiciada y luego ir a la cárcel. No quiero dejarlos. Creo que a lo largo de mi vida ya fui pagando por mis errores.-sus ojos comenzaban a cristalizarse. Y García entendió cuán delicado era el tema, y cuán grande el temor de su amiga.
-Se solucionará, te lo prometo.-le dijo la rubia dándole un cálido abrazo.-Bueno, ya es hora, hay que ir a la sala de conferencias. Y límpiate esa carita o todos tus compañeros te llenarán de preguntas. Trabajas con perfiladores, ¿lo recuerdas?
Amanda asintió, se miró el rostro utilizando la cámara de su teléfono. Por suerte, no se le notaba mucho que algunas lágrimas habían pasado por sus ojos. Luego de parpadear muchas veces, emprendió su marcha a la sala de conferencias, con su café en mano.

Dos genios, un pasado y un amor futuro. (Spencer Reid Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora