El celular de Mina sonó mientras ella estaba tomando un baño rápido, pues tenía que volver al hospital lo más rápido posible. Al salir del baño se cambió y preparó un cambio de ropa para ambas, entonces su celular sonó de nuevo.
Mina corrió a lo largo del pasillo con un nudo en su garganta. Quería gritar y golpear, pero sus manos y pies no respondían a eso. Vio como todos se le quedaban mirando y murmuraban sobre ella, pero poco le importó, el tiempo se estaba agotando.
Habitación 204, paciente Im Nayeon. La puerta estaba cerrada y una enfermera venía en dirección a ella. Mina trató de recuperar el aliento y se acercó a la enfermera.
M: ¿Cómo está? Por favor, dígame que está bien. Se lo suplico -Varias lágrima brotaron de los ojos de Mina y sus manos tomaron las de la enfermera.
E: Ahora se está recuperando. Por alguna razón sus defensas bajaron y sus pulmones por poco colapsan, pero ahora está estable. Podrá verla en aproximadamente 3 horas. Es cuando el medicamento habrá hecho efecto -dijo y se marchó.
Mina sintió como su alma regresaba de a poco a su lugar, pero su corazón seguía acelerado. Nayeon había estado enferma hace menos de 2 meses. Estaba perfecta antes de eso, llevaba 1 año de conocer a Mina y 10 meses siendo su pareja y viviendo con ella. Un día de la nada Nayeon empezó a sentir que no podía respirar y que su garganta picaba mucho, Mina la llevó corriendo a urgencias y duraron horas en el hospital entre exámenes y chequeos de varios doctores distintos. Hasta la fecha los doctores no han hallado la enfermedad que acosa a Nayeon con tanta fuerza, pues en cuestión de días la empeoró tanto que Nayeon no podía respirar sin ayuda de un tanque, no podía comer sin ayuda de un tubo y no podía moverse sin una silla de ruedas.
Durante todo el proceso Mina nunca lloró ni se mostró débil, Mina sabía que si Nayeon la veía llorar significaría el final, así que aguantó las ganas de llorar todas esas semanas. Habían gastado muchísimo dinero en tratamientos y exámenes, Mina vendió su carro, las televisiones de su casa, sus libros y enciclopedias, empeñó el único recuerdo que le quedaba de su padre, vendió la mayoría de su ropa y estaba por rentar el departamento.
Mina esperó 4 largas horas en una incómoda banca fuera de la habitación de Nayeon hasta que por fin la dejaron entrar. Mina quería romper a llorar al ver a Nayeon conectada a mil aparatos y miles de intravenosas. Se acercó con cuidado y tomó la fría mano de Nayeon, quien apenas (y con muchísimo esfuerzo) entre-abrió los ojos y esbozó una débil sonrisa. Mina con los ojos cristalizados le respondió la sonrisa.
M:¿Cómo te sientes, mi amor? Estás helada. ¿Tienes hambre? -Mina limpió las lágrimas que caían por sus mejillas para mostrarle una mejor cara al amor de su vida.
N: Hola -dijo en un hilo de voz, estaba muy débil- no te preocupes amor -tosió un poco- estoy bien si estás aquí.
M: Perdóname, no me volveré a ir ni por un sólo segundo. -Los ojos de Mina volvieron a llenarse de lágrimas- No te dejaré sola ni un momento a partir de ahora.
N: Como cuando me mirabas en la biblioteca, tu mirada era intensa, no me dejaba ir a ningún lado. Tu mirada era penetrante, aún lo es -Nayeon sonrió al recordar y Mina dejó caer varias gotas de agua salada- no llores mi amor, estaré bien. Es lo que quería decirte... -Nayeon fue interrumpida por los cálidos y húmedos labios de Mina, quien los posó con muchísimo cuidado.
M: No digas eso, seguirás viendo mi mirada intensa sobre tu hermoso rostro. Todo estará bien amor, encontraremos una solución. -Volvió a besar los secos y deshidratados labios de la mayor- no me dejes mi cielo -la voz de la menor se quebró sin poder terminar la frase sin llorar- no puedes dejarme Nayeon. Te prohibo irte ahora, es una orden.
Nayeon no tenía las fuerzas para limpiar las lágrimas de su novia, ni siquiera podía hablar sin agotarse, pero hizo un esfuerzo y posó su fría mano en la mejilla húmeda de la otra.
N: Estaré mejor que ahora. Seguro extrañaré tus gritos por las mañanas al ver que dejé la televisión de la sala prendida -Nayeon rió casi inaudiblemente- Extrañaré besarte en las mañanas y tus celos sobre todo. Pero... amor déjame ir, por favor. Por el amor que me tienes, déjame ir. -Mina lloraba sin poder parar y de pronto Nayeon lo hizo también- Te amo, te amo más de lo que cualquier persona podría describir o sentir. Te amo con cada parte de mi cuerpo casi muerto, mi amor -hizo una pausa para respirar y soltar más lágrimas- tú me diste tanto, que lo único que me da miedo en estos momentos es pensar que yo no te di ni la mitad de lo que tú a mí.
M: No, no, no, no digas eso. Yo no te di más que problemas con mis irracionales celos -Mina estaba desesperada por encontrar una solución. Tenía en su estómago uno de los vacíos más grandes que había tenido en toda su vida- Tú eres quien me lo da todo, tú eres mi todo. -Ambas lloraron y Nayeon cerró sus ojos mientras fruncía el ceño en señal de dolor.
N: Me alegra saber que no te decepcioné -soltó un gran suspiro y Mina se alertó- Recuérdame mirando la Luna contigo en las noches -tosió- recuérdame leyendo para los niños, pero sobretodo mi amor -dijo mientras la mano temblorosa de Mina tocaba su mejilla- no te aferres a mí y sé consciente de que deseo la felicidad para ti, no importa la forma que tenga -Nayeon cerró sus ojos pero aún respiraba con dificultad.
M: No... -Mina no encontró la voz para decir más nada y abrazó el frío cuerpo de su helada y enferma novia- Amor, hasta que tú no vuelvas yo no dejaré de contar Lunas, no importa si mi vida se acaba contándolas, esa será mi promesa -besó los labios de la mayor y recibió la última exhalación de ésta.
Y así fue como Nayeon dejó de respirar un 16 de abril del 2010 a las 7:43 pm a sus 22 años y su enfermedad se acabó para siempre.
Sería esa la primera Luna, la más dolorosa y opaca Luna que Mina habría admirado en el cielo en toda su vida. Mientras Mina miraba al cielo con los ojos llorosos y muchas duras y amargas Lunas por delante, Nayeon la miraba con el corazón roto desde un lugar donde no podía tocarla ni besarla.
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Una y tantas Lunas. [MiNayeon]. Short Story
FanfictionSu amor fue como un fosforito, corto pero inexplicablemente intenso. En aquellas noches sin ella, Mina contaba las lunas y prometió no dejar de contarlas hasta que volvieran a estar juntas. ¿Cuántas Lunas es posible contar? Mina ya había perdido la...