La sociedad de los cabellos obscuros

Normalmente yo llegaba tarde a la estacion de tren. Y no era necesariamente por falta de tiempo.
Al transcurrir los años, incluso antes mi servicio militar.  Había desarrollado una habilidad que como ven no combinaba mucho con la vida "normal" (la que no busca pensar y que es inmoral) pero aprieta con fuerza su moralidad porque es lo que busca, lo que piensa. Como un destino. Su mejor oportunidad.
Desconfundiendola  de: (la inmoral porque quiere perder su moralidad) porque cae en ambigüedad, porque le molesta y ya no la necesita, porque la conoce.
¿Cual apareció primero?
¿Cual es la "normal"?
¿A caso hay que hacer un cálculo?
Lo que hace y deja de hacer "normal" a algo es "pensar y aplicar".
Porque si solo "aplicas" sos uno más y si solo "piensas" sos otro "normal".
No ser "normal" es una de las tareas más difíciles del hombre en sociedad. Justo después de la de ser "normal" (en la cual no desperdiciaremos nuestro tiempo si no es necesario y exactamente lo que pensamos.) Porque "pensar y aplicar" llega mucho más lejos que una técnica es la técnica matriz de todas las técnicas y aunque al principio no muestre resultados te transforma como individuo dentro y fuera de la sociedad.
Porque dentro eres perfecto y fuera eres excepcional. No eres "normal"
y aunque lo seas no quiere decir que no puedas dejar de serlo.
Claramente podemos ver que si solo piensas debes aplicar y si solo aplicas debes pensar.
Y este "aplicar y pensar" integra una parte fundamental de ese habito/habilidad que a su vez forma parte de una sociedad, antes desconocida, por mi. Que nombre por una característica que pareciera no decir nada y decirlo todo sobre ella. Y a la cual es muy difícil de pertenecer. Con ventaja para aquellos que ya vinieron con dicha cualidad que es más cualidad que la cualidad que describí como habilidad y es una más de las habilidades de los individuos de esta sociedad y sus rasgos.
Lo más interesante de todo eso es que los llame "los cabellos" y por eso perdía el tren. Siempre observando esta sociedad, la de "los cabellos".
En esta oportunidad pude tomar el siguiente tren pero ya iba 15 min tarde a mi trabajo, sumado al recorrido que no era muy largo (me planteé varias veces el ir en bicicleta) serían 15 minutos más. ¡Media hora tarde! Por segunda vez en esta semana! El jefe estaba atareado con asuntos personales pero creo que esta vez no haría el ojo a un lado. O por lo menos era lo que decían las caras de mis compañeros mientras pasaba junto a ellos luego de firmar mi entrada y dirigirme a la oficina a platicar con el jefe sobre el asunto.