24º Buscando la redención

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24º Buscando la redención

Kitty había pasado toda la semana acompañando a su hermana y a su sobrino, intentando mantenerse ocupada ante la falta de correspondencia del coronel. Sabía que él la amaba, y precisamente por ello, la asustó que hubiera pasado tanto tiempo sin tener noticias suyas.

Por ese mismo motivo, el corazón le dio un vuelco cuando escuchó como su madre anunciaba la llegada del Coronel Fitzwilliam allí, en Longbourn. Al escucharlo, los nervios se hicieron presa de la joven Bennet, que no hacía más que dar vueltas histérica, hasta que Lizzy la tomó de las manos con firmeza.

-¡Cálmate!- Le mandó de inmediato- Él está aquí, y eso solo puede querer decir una cosa.

-¿El qué?

-Que ha venido a hablar con nuestro padre- Le aseguró, dedicándole una sonrisa. Los ojos de Kitty se iluminaron, pues sabía que su padre iba a hacer lo posible por conocerlo.

Un poco más animada, bajó las escaleras rápidamente para ir al encuentro de su amado. Elizabeth la siguió, y su padre no tardó en unirse a ellas con el objeto de a darle la bienvenida al caballero.

-Coronel Fitzwilliam, que sorpresa verlo por aquí- Lo saludó el señor Bennet en cuanto el oficial desmontó.

-Siento haber venido sin avisar, pero debía hacerlo- Elizabeth vio que el rostro de su primo político estaba tenso, y eso la inquietó.

-¿Ocurre algo Richard?

-¡Elizabeth!- La miró, extrañado de verla ahí- No sabía que estabais aquí.

-Únicamente hemos venido el niño y yo- Se apresuró en aclarar- Pero no me has respondido.

-Eres muy inteligente- Le dedicó una sonrisa de admiración- Me temo que si ocurre algo, pero si no les importa, sería mejor tratar este tema dentro.

-Por supuesto, pase al salón- Le invitó el señor Bennet, algo preocupado por su seriedad.

El coronel caminó tras el dueño de la casa, parando ante el rostro alarmado y desconcertado de su joven dama. Con delicadeza, tomó su mano y la besó, dedicándole la más tierna de las miradas y una leve sonrisa, aunque esta no llegó a sus ojos. Instantes después, continuó su camino hacia el interior de la casa, seguido muy de cerca por las damas.

En el salón, el señor Bennet se sentó en uno de los sillones, el coronel tomó asiento frente a él, y las damas de la casa, incluidas la señora Bennet y Mary, que se habían unido al ver entrar al coronel, se acomodaron en los sofás que había al lado.

-Ahora que ya estamos en un lugar más privado, dígame, ¿qué le trae por Longbourn?

-Como podrá suponer, señor Bennet, el motivo que me trae aquí es su hija Catherine- Le dijo con calma, sin apartar la mirada de aquel caballero que ya le había negado la mano de su amada.

-¿Por qué cree que ha cambiado mi opinión desde la última vez que tuvimos esta conversación?- Preguntó desconcertado el señor Bennet- Es cierto que le he prometido a mi hija que intentaría conocerle antes de tomar una decisión, pero no hemos tenido ocasión de charlar ni nada parecido.

-Tiene toda la razón, señor Bennet, y de haber podido, me habría tomado todo este asunto con más calma. Sin embargo, no dispongo de ese tiempo.

-¿Qué quiere decir?- Preguntó Kitty, sintiendo una opresión en el pecho.

-No sé si están al corriente de la situación que está viviendo el continente ahora mismo- Dijo, intentando ponerlos en contexto- Inglaterra tiene intención de plantarle cara a Napoleón, y están enviando a muchos soldados para la que se espera sea la batalla más sangrienta y difícil desde que empezó la guerra contra el tirano francés- Se paró un momento, mirando el suelo, para después alzar los ojos hacia su amada- Mis superiores me mandan la continente para unirme al ejército aliado y participar en la contienda.

A pesar de todo, te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora