Capítulo 24

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- ¡Qué largo tramo han caminado!- soltó la Capitana sin despegar la vista del frente. La lluvia hacia que conducir fuera complicado, los limpiaparabrisas apenas daban para que se pudiese distinguir el camino.

- Pues ya ves. Y todo eso en un día- presumió Iván que iba recostado en el asiento de atrás- somos rápidos.

- Me he dado cuenta, vaya que es increíble- reconoció ella.

- Deberías ver lo rápido que puede llegar a correr cuando una bestia lo sigue- bromeó Fer riendo.

- Me lo imagino. Si es tu vida la que está en riesgo.

- Mmm, si. ¿Puedo preguntar algo?- pidió Fer mirándola, aunque ella no lo viera.

- Sí, adelante.

- ¿Qué estaban haciendo aquí? Me refiero a tu equipo y tú.

- Sabes...- soltó un largo suspiro- no es algo de lo que me sienta orgullosa, no quiero que me juzguen y además no planeo decirlo. Te aseguro que si vuelven a mencionarlo los voy a sacar del auto-. ¡Sentenció secamente. Claro que no podía decirlo! Pensó en hacerlo un par de veces, sin embargo se quitó la idea de la cabeza de inmediato... por más que quisiera no podía desobedecer órdenes directas y se volvió a plantear la situación.

- ¡Uff! ¡Cielos! Todas las mujeres se tienen que tratar con cierta discreción Fer. Creí que ya habías aprendido eso-. Intervino el muchacho.

Christina frenó el auto de golpe haciendo que Iván cayera del asiento hacia la parte donde van los pies. Apretó el volante con fuerza y cerró los ojos.

- ¡OYE! ¿Qué pasa? No dije nada malo –. Se quejó Iván molesto.

- ¡Shhh!- fue la respuesta que recibió de Fernando. Que se había puesto tenso- ¿Recuerdas la criatura que los atacó a Rafa y a ti?- murmuró por encima de su hombro. Iván seguía en la parte más baja del auto; sus ojos se sobresaltaron al escuchar aquello. No podía ser posible.

- Ah, Ah... si- su tono de voz fue mas bien de pregunta que de afirmación.- Fernando, dime que esa cosa no está cerca.

- No lo sé. Dímelo tú. Eres quien la vio.

Lentamente el chico se asomó por la ventanilla derecha del auto y pudo ver el cuadrúpedo peludo que le causó problemas a él y a su amigo. Solo que, algo andaba mal. Ese no era el animal que los había atacado. Parecía diferente. Iván hizo lo posible por mirarle la cara al animal pero éste estaba de espaldas y al menos a tres metros de distancia, si arrancaban era posible que se alterara y atacara. El chico esperó por una oportunidad, quería verle la cara a ese maldito, solo así sabría... y como si se lo hubiese pedido, la bestia se giró e Iván se sorprendió aun más al verlo.

- ¡ARRANCA!- gritó. Y Christina no se inmutó ante eso, pisó el acelerador hasta el fondo y al auto avanzó veloz. La criatura se alzó en dos patas y soltó un rugido feroz, giró la cabeza y quiso atacar el vehículo que pasaba por su costado pero Christina fue más hábil y esquivó las enormes patas del animal y siguió sin mirar atrás. Iván sí que lo hizo; la criatura no los había seguido, solo se alzó en sus patas para defenderse aunque la pregunta que Iván se hizo no lo calmó para nada: ¿Era posible?

- ¡¿Porqué dijiste eso?!- cuestionó Fernando sobresaltado mirando a Iván- ¡Nos pudo haber matado!

- ¡Pero no lo hizo!- se defendió.

- ¡No tienes idea! ¡Pusiste todo en riesgo!

- ¡Nos salvé! ¡Ese animal no fue el que nos atacó aquella noche!- gritó por encima de la voz de Fernando.

Si tú vas, yo tambiénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora