CAPÍTULO 36

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A la mañana siguiente desperté de buen ánimo, pero sabia que no duraría mucho. Era como un presentimiento.

Estaba recostada sobre el sofá cubierta con cálidas cobijas que me cubrían mi cuerpo enfermo. Tenía mi nariz roja y congestionada.

Mi computadora descansaba sobre mi estómago.

Como siempre, estaba examinando el perfil de Enrique. Se había vuelto un hábito, ya que no tenía otra cosa que hacer.

Se me estrujo el corazón al darme cuenta de que acababa de contestarle a una chica en su muro. Eso significaba que estaban saliendo.

Luego presencié como él y la chica coqueteaban descaradamente.

Me puse roja de la ira. Abrí la sección de mensajes privados y empecé a escribirle con desesperación.

-. ¡ Eres un cobarde! Me dijiste que querías estar sólo, y yo te estaba dando todo el espacio que querías. Pero ahora ya estas saliendo con una tal “Paulette”. Deberías de ser un poco más sincero en tus palabras.

Por un momento creo que ese mensaje tan largo ameritaría que me contestará, pero no sucedió. Después de verlo coquetear con la chica de nuevo, cerré la laptop de golpe y me frote las sienes.

Me dolía la cabeza y tenía mucho frío. La mejor opción era descansar.

Necesitaba dormir un poco, ya que por lo visto aún no asimilaba que él ya tenía a otra persona.

Al despertarme, lo primero que hice fue coger mi celular y prenderlo. Tal vez mi madre estaría preocupada, o quizás me estuviera llamando para saber como seguía.

Al revisar mis notificaciones, vi un mensaje en particular. Pues sí, era de él.

Al fin había respondido. Tarde pero lo hizo.

¡Ya qué! Susurre y emití un ligero suspiro.

El: ¿Porqué debería de importarte que yo este con otra persona?

-. Entonces, ¿porque me pediste que te diera espacio para pensar bien las cosas?

Él: ¿ Que quieres de mí?

-. Quiero respuestas, eso es todo.

Él: No tengo porque dártelas.

-. ¿ por qué siempre me ilusionas si no sientes nada por mi?

Él: Sólo estaba bromeando.

No hice caso de la apuñalada que sentí en mi pecho cuando leí eso.

-. ¿ Era un juego para ti?

Él: Sí.

-. No te creo.

Él: No me importa.

-. Te puedo hacer un pregunta.

Él: bueno, pero rápido ya tengo que irme.

-. ¿ Desde cuando ya no sientes amor por mi?

Él: Mmmmm…. Desde hace mucho tiempo.

-. Entonces, por qué siempre me lo negabas cuando te lo preguntaba. ¿ Por qué no fuiste sincero, aunque sea una vez en tu vida? ¿ Que sacabas mintiéndome?

Él: Me tengo que ir.

-. No lo hagas.

Él: No puedo. Lo siento.

-. Enrique….

Él: debes olvidarte de mi.

-. No, no hasta que me digas por qué.

Mi corazón latía en mi pecho. Yo literalmente, dejaba de respirar cada vez que me respondía.

Él: adiós.

¿Always Together? (Siempre juntos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora