Es Tiempo

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Eros llevaba semanas en la desesperación, dentro de un cuarto de hotel en la obscuridad se encontraba tendido en la cama hasta que sintió una presencia a su lado.

- Hermes- dijo Eros al verlo

- Eros, he traído esto para ti- el mensajero de los dioses le tendió un carta antes de desaparecer en la nada.

Querido Eros, tu tiempo está por finalizar y tu tarea continua sin ser completada, tu madre, Gea, está preocupada por ti, no hagamos más grande esto, cumple mi pedido y evita que les diga a todos sobre la magia negra que usas.
Besos, Afrodita.

Eros rompió aquel papel entre sus manos y decidido a terminar con el chantaje miró a Selene brillar desde su ventana y junto a ella la estrella que lo llevaría a la desafortunada muchacha.
El dios del amor emprendió su largo viaje Invisible a los ojos de los humanos.

Tanto tiempo en la tierra hacia a su cuerpo vulnerable, las necesidades humanas empezaban a ser parte de su cuerpo de dios, Eros decidió parar en una pequeña cafetería muy alejada de la ciudad, tomó una mesa alejada y esperó pacientemente. Su mirada cayó en una pareja, ellos no eran almas gemelas pero parecían estar juntos, la atracción carnal entre ellos podía notarse, ninguna pareja sensata estaría a estas horas de la madrugada en un café abandonado lanzándose ese tipo de miradas.

Sintió lastima por aquellos dos, solo querían saciar sus necesidades carnales para no sentir el vacío de su alma y una pregunta cruzó por su mente Acaso eso les funcionaría? Los llenaría un deseo carnal cuando lo que realmente buscaban era un amor puro?

Aquellos dos humanos no tenían un Aura del mismo color pero podía ocupar una de sus flechas temporales para que solo por un momento pudieran sentir el verdadero amor, Eros se hizo invisible un momento y sacó su arco y flecha, apenas lanzó la primera flecha al hombre cuando escuchó un jadeo acompañado de una vasija rota, una pequeña figura tras de él estaba paralizada y completamente blanca mirándolo fijamente, Eros ni siquiera había reaccionado cuando la joven salió corriendo lo más rápido que sus pies se lo permitían.
El dios no comprendía como pudo aquella muchacha verlo, se había vuelto invisible a los ojos humanos, que había salido mal, había hecho esto por siglos y nunca le había pasado nada igual.
Siguió a la muchacha para buscar alguna explicación pero se le perdió a la vista, agudizó un poco más su fino oído y pudo oír los jadeos por falta de aire proviniendo de un callejón obscuro.

- Tranquila, no pretendo hacerte ningún daño- declaró Eros sin acercarse demasiado, la pequeña figura se alejó más pero no dijo nada.

- Apuntaste una flecha ese  hombre y después disparaste- la pequeña voz de la muchacha provocó alguna clase de electricidad en el pecho de Eros pero trató de no darle importancia.

- No fue con intención de herirlo- confesó el dios, solo necesitaba que la chica saliera de su escondite para borrar ese pedazo de su memoria y que siguiera con su vida mortal.

- No te creo- habló ella valientemente, Eros no podía verle la cara pero la mujer era pequeña en estatura.

- Vamos ha sido suficiente, no tengo tiempo para esto, necesito terminar con otro problema- el frustrado dios jaló su pequeño cuerpo de las sombras para dejar que Selene iluminara su rostro, la chica cerró los ojos ante el repentino acto.

- No me hagas daño- susurró cuando lo sintió demasiado cerca

- Sólo te haré volver a tu vida mortal- Eros puso dos dedos sobre su frente decidido a borrar su rastro de su mente, la joven al sentir los finos dedos del dios abrió los ojos.

Esos ojos verdes no eran naturales, no eran mortales, habían sido creados por un dios, habían sido creados por su madre...para él.

- Maya?- susurró el dios con manos temblorosas, el corazón que no había latido en mucho tiempo empezó a correr lo más rápido que podía

- Cómo sabe mi nombre?- con solo escuchar esas palabras Eros se abalanzo sobre ella envolviéndola en un gran abrazo.

- Maya, mi maya, no sabes cuantos siglos te he buscado- tocó su rostro como si de porcelana fina se tratase pero en los ojos de la joven solo podía relucir el miedo al ser tocada de una manera rara por un extraño en un callejón en medio de la noche así que su acción fue comprensible cuando en un acto de adrenalina pateó al dios en la zona baja corriendo lo más lejos de él.

Claro que a Eros no le había dolido el golpe, aún y cuando su cuerpo era humano en la Tierra no sentía esa clase de dolor físico sin embargo prefirió no parar a la temerosa Maya, en vez de eso apareció una vez más su arco y flecha y le dio a su amada con una flecha especial, no era un flecha de amor como las que tiraba cotidianamente, ésta solo servía como rastreador para localizar a la joven una vez que se tranquilizara, no quería que le tuviera miedo, todo lo contrario, él solo buscaba su amor.
Eros vio a la estrella guiadora que había enviado Afrodita, estaba reluciendo demasiado, la chica que quería la diosa estaba cerca pero Eros no podía encargarse de eso ahora, tenía asuntos mucho más importantes, buscaría a esa chica luego y haría un rápido trabajo, los humanos eran tan frágiles, definitivamente no le costaría nada a Eros cumplir con ello, los otros dioses en siglos pasados había causado la muerte de ciudades enteras qué significaba para él un solo humano? Nada, le arrancaría la vida como una manzana a un árbol, al fin y al cabo ya había demasiados habitantes en la Tierra.

Amor Escrito en Griego (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora