Capítulo 3

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Integra contempló las paredes altas, adornadas con varios cuadros de poco interés valórico. Las manchas blancas y grises estampadas en el papel indicaban que faltaban algunos.

Seras la llevó hasta la cocina.

Había un par de sillas alrededor de una mesa rectangular adosada a una pared. El recinto parecía sencillo, pero limpio: una alacena con frascos, platos olvidados, una sartén y otros artilugios colgando de la pared; un horno y un lavaplatos. La muchacha le ofreció una silla y se levantó para sacar un vaso de cristal de la alacena.

—Debe estar cansada —dijo, poniendo ante ella el vaso con agua cristalina. Integra agradeció con un pequeño movimiento de cabeza.

—Seras, ¿cómo diste con esta casa?

La draculina pensó que esa era la pregunta más simple que la Sir pudo haber hecho, pero quizás deseaba comenzar por las cosas fáciles antes de tratar de entender qué era lo que pasaba. Titubeó unos segundos, insegura de cómo explicar la existencia del mercenario. 

—El capitán Bernadotte me trajo hasta ella —movió sus manos impaciente sobre sus rodillas.

Como lo esperaba, Integra le dedicó una mirada de incredulidad.

—¿Bernadotte? ¿Cómo? —entonces recordó las extrañas muecas que hiciera su compañero durante el viaje— Pero él está muerto, ¿cierto...?

—Bueno, técnicamente sí —Seras revoloteó las manos en un intento por explicarse, Integra levantó una ceja curiosa—. Pero él vive dentro de mi ahora. Apareció cuando luché contra el hombre lobo y sigue ahí conmigo.

Las alertas de Integra se activaron al oír la descripción inesperada.

  —¿Hombre lobo? —Seras indicó con la mano por sobre su hombro, en dirección a la sala, donde el nazi debía estar esperando; Integra estrechó los ojos con cautela—. No sabía que era ese tipo de bestia.    

  —Pero él parece diferente —los ojos claros de la joven estaban mirando en dirección a la sala—. Digo, no es como los demás reclutas de Millennium; a fin de cuentas me perdonó la vida —un movimiento de cabeza de su jefa le indicó que se explicara. Seras carraspeó—. Cuando me enfrenté a él demostró su verdadera forma: un enorme lobo blanco que me lanzó directo al fondo del zepelín. Es muy fuerte, incluso para un vampiro. Mis ataques no parecían causarle mellas, hasta que... —Seras se quedó recordando, con la mirada fija en un punto sobre las tablas de la mesa.

Integra se impacientó: ¿Qué?

—Bueno, no lo recuerdo muy bien, porque me lanzó al otro lado del dirigible y perdí la conciencia por un momento. Y fue ahí cuando el capitán Bernadotte se hizo cargo de mi cuerpo.

La otra joven trató de comprender la información que su subordinada le estaba contando, pero el relato salía de lo usual: ¿Cómo es eso?

—Ya le dije, él puede aparecer a través de mí; es como si mi alma tuviese dos cuerpos, el mío y el de él.

Integra asintió, como si comprendiera. Aunque en realidad el tema seguía pareciéndole inverosímil.  

Seras continuó:  Y cuando desperté, pues...estaba en medio de Londres, sola.

—¿No recuerdas nada más?—Integra se inclinó hacia ella por sobre la mesa, la impaciencia pintando las facciones de su rostro.

—Solo lo que me ha dicho el capitán. Al parecer el hombre lobo no es tan malo; bueno, no si nos dejó escapar. Pip dice que lo enfrentó, pero no era mucho lo que podía hacer debido a que yo no estaba consciente. Pero luego él...no sé, simplemente volvió a su forma humana y dejó de luchar —Integra escuchaba atenta mientras la chica relataba la experiencia contada por el capitán de los gansos; si de verdad era un hombre lobo y tenía la batalla a su favor, ¿por qué había desistido? ¿por qué había salvado a Seras, y luego a ella misma? Las cosas se complicaban cada vez más en torno al misterio del oficial nazi—. Es un caso extraño —continuó Seras—, debido a que jamás mencionó ni una palabra. Yo no sé cómo Pip dice haber comprendido lo que quería decir cuando nos dejó ir y volvió con su Comandante a "buscar algo".

El lobo de lady HellsingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora