Cuando llegué a la habitación ya habían atendido a Carlos. Los demás no estaban allí y estaba él solo durmiendo.
Decidí acostarme sin hacer ruido, no quería molestarle.
Al día siguiente nos dieron el alta a ambos. A mí me medicaron unas pastillas para controlar las pérdidas de conocimiento y los fuertes dolores que me daban y a Carlos le mandaron reposo y algunas curas para esos días.
-Que ganas de salir de aquí- dijo Carlos mientras íbamos por los pasillos del hospital.
Yo empujaba la silla de ruedas en la que él iba sentado e iba pensando en que iba a decirla a Fátima esa tarde. Estaba bastante distraída de lo que él me estaba contando.
-¿Diana?- llamó mi atención.
-Si- contesté agachándome a su altura.
-¿Estas bien?- me preguntó acariciándome la mejilla.
-Si... solo que ayer murió Susana, la chica del comedor, ¿la recuerdas?
-Claro- me contestó retirándome el pelo de la cara-. Lo siento mucho.
Yo le cogí la mano y la besé volviendo a incorporarme.
-Vámonos de aquí- continué empujándole mientras me secaba las lágrimas que empezaban a caer por las mejillas.
Cuando salimos nos dirigimos al coche de Fede que estaba esperando en el aparcamiento.
Eran las 9 de la mañana y mis amigos estarían estudiando en la universidad por eso no me sorprendió no ver a Ana allí.
Llegamos al piso y ayudamos a Carlos a tumbarse en su cama.
-Voy a por algo de comer, Diana y tú quedaros aquí descansando- comentó Fede prácticamente ordenándonos.
-La cama es bastante grande para los dos- dijo Carlos abriendo el otro lado de la cama.
Yo le sonreí.
-Ahora vengo- se despidió Fede saliendo del dormitorio.
Le seguí hasta la entrada del piso.
-Fede.
-Dime.
-¿Podrías hacerme un favor esta tarde?- le pregunté.
-Si ,claro.
-¿Puedes llevarme a Ávila? Te pagaré la gasolina.
-Vale, lo único que Carlos no se puede quedar solo así que tenemos que esperar a que llegue Fer a casa.
-Vale- afirmé.
-No te preocupes por la gasolina- comentó mientras cerraba la puerta del piso y me guiñaba un ojo.
Volví a la habitación con Carlos.
-¿Qué pasaba?- me preguntó mientras me quitaba las zapatillas y me metía en la cama.
-Esta tarde voy a ir a Ávila, al centro de menores donde estuve los últimos años de mi pubertad.
-¿Y eso?- me preguntó frunciendo el ceño.
-Una amiga de allí está teniendo problemas y tengo que ir a verla y hablar con ella.
-Vaya...- dijo mientras se resentía del costado recolocándose en el colchón.
-Descansa anda- le sugerí acomodándome en la almohada.
Estábamos uno en frente de otro, mirándonos a los ojos. Yo sonreí como una tonta y me giré mirando hacía el techo.
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¿Confías en mí?
Подростковая литератураUna vida nueva. Diana consigue cumplir su sueño e irse a estudiar a Madrid a pesar de lo dura que ha sido su vida antes de cumplir los 18 años. Conoce personas nuevas sin dejar atrás a las amistades del pasado. Todo se complica. En un momento se en...