En un pueblo a las afueras de la gran ciudad, en una gran mansión, dormía plácidamente un chico en una cama tres veces más grande que él.
Este era un chico muy deseado por las mujeres a pesar de ser tan gruñón, pero más por su personalidad era por su físico y grandes fortunas ya que los padres del muchacho pertenecían a la alta aristocracia por lo que el joven estaba destinado a heredar todos esos bienes, de lo cual se sentía agobiado, debido a la cantidad de pretendientes que se presentaban cada día.
Esto lo llevó a aislarse y a salir de sus aposentos solo cuando era estrictamente necesario, sus padres estaban algo molestos con su conducta sin embargo nada podían hacer pues desde que su hijo era muy pequeño lo mal acostumbraron a hacer lo que él quisiera, y ahora, Manuel, el hijo, era un caso perdido.
Solo algunos empleados muy cercanos a la familia le habían visto, pero eso pasó hace mucho tiempo, y ahora casi nadie recordaba su rostro.
Bueno, nos estamos desviando, el sueño de nuestro protagonista fue interrumpido por un estruendoso ruido de la habitación de al lado, esto era muy raro pues el cuarto de al lado pocas veces era usado, Manuel, extrañado y algo asustado dudo si salir a a revisar, ya que tenia empleados que se encargasen de eso, al escuchar el ruido por segunda vez se metió debajo de las mantas fingiendo que nada había pasado.
Lamentablemente para el joven Manuel la puerta de su habitación fue abierta, asustado cerro los ojos con fuerza, pensando en un posible ladrón o asesino, pero cuando se atrevió a levantar la vista solo se encontró con otro joven de rubia cabellera, el cual estaba casi tan confundido como él.
—Y-Yo lo siento.-Dijo torpemente y cerró la puerta.
El castaño cerró los ojos y soltó un respiro de resignación, luego notificaría a sus padres. Tratando de conciliar el sueño se acostó nuevamente, dormiría hasta que fuera la hora de la cena, estos eran los días de Manuel, se levanta y ya estaba desocupado, En cierta parte ya estaba aburrido de esta vida, sin embargo era demasiado miedoso para romper su burbuja en la que vivía.
Ya pasadas las horas llego la única parte del día donde Manuel interactuaba con sus padres: La cena. Él estaba esperando en su escritorio a que su mamá llegara con la bandeja de la cena, ya que ella era la única que lo visitaba diariamente, escucho unos golpes en la puerta, el sonrio y algo ansioso se levantó rápidamente y acudió a la puerta, su sonrisa se borró al notar que su madre estaba sin su preciada comida.
—¿Qué paso?
—Hijo si quieres algo para comer tienes que ir a buscarlo tú, yo ya me harte de tu comportamiento inmaduro, Adiós imbécil.
El portazo que dio hizo retumbar las ventanas, "y ahora que le pasa" pensó algo molesto.
Luego de un gran rato pensando si bajar o no, su hambre lo convenció a salir y abandonar su cuarto.
Ya era de noche y todos dormían, esto le facilitó las cosas, ya que no quería ser visto por nadie, odiaba la idea de entablar una conversación con cualquier persona.
Al llegar a la cocina, y sin prender las luces, se dirigió al refrigerador, saco todo lo que pudo sin embargo cuando estaba intentando cerrar este algunas de las cosas se le cayeron provocando un sonido sordo en el piso.
—Mierda.- susurró.
Hartado se agachó a recoger las cosas, sin embargo al pararse se encontró con alguien en la puerta.
—¿Quién eres tu...?
ESTÁS LEYENDO
Quiero casarme contigo「Argchi」
FanfictionLa historia donde Manuel es un joven aristócrata y Martín es su fiel sirviente.