Parte 16

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Finalmente me dejé convencer por Trina, prácticamente porque no parará hasta conseguir lo que quiere. Así que su plan para ponerme "mona" empezó con un baño de espuma. Según ella eso me relajaría y me ayudaría para perfumarme el cuerpo. ¿Y para que querría yo eso? Con una simple ducha yo creo que ya valdría pero bueno.

He de reconocer que estaba siendo agradable hasta que Trina entró por la puerta haciendo de modelo de la posible ropa que me podría poner.

-Primero empecemos por mi ropa ya que es mucho mejor que la sosa que llevas siempre. Sé que no es lo mismo, soy mucho mas guapa y mi cuerpo es más perfecto que el tuyo pero tu hazte a la idea, ¿que te parece este? 

Llevaba un vestido negro con flores rojas y ponía poses de lo más exageradas. Al no recibir respuestas se marchó alegando que yo tenía razón, era demasiado simple para una primera cita y que mejor buscaría algo con más brillo. Realmente ahora estaba empezando a tener un poco de miedo.

Los siguientes que trajo fueron con brillos y estampados de lo más raro, "hay que impresionarle, tienes que llamar su atención y con esto seguro que lo haces" decía ella siempre que me enseñaba un nuevo modelo. 

Gracias a que por fin pude convencerla de que ir con algo más normal sería lo ideal, pude escoger mi propia ropa sin que Trina hiciera berrinches, aunque claramente hacia unas muecas de desaprobación. 

Ya iba a secarme el pelo y peinarme cuando ella llegó con una plancha nueva. 

-Tranquila, ahora arreglaremos un poco tu pelo. Me habría gustado teñírtelo un poco para hacerlo más claro pero como no da tiempo te haré unas ondas con esta nueva plancha que he comprado. En el anuncio salía unas ondas perfectas, ya lo verás.

-¿Cómo que teñírmelo? Yo no quiero cambiar el color de mi pelo, además ¿porque no utilizamos la plancha de siempre? 

-Porque como ya te he dicho, hermanita tonta, no hay tiempo y esta plancha hace las ondas bien rápido.

- ¿Lo has probado antes siquiera?

-¡Claro que si! Venga que enseguida llegará.

-Pero si aún queda tiempo.

Sin oírme se puso manos a la obra, parecía más una cita suya que mía pero bueno, debería agradecerle porque gracias a estas tonterías hace evite que me ponga a pensar en cosas como si me estoy equivocando en salir con Néstor para olvidar a Beck.

La plancha lo hacía muy rápido, tenía que reconocerlo, pero en manos inexpertas a la hora de usarlo como las de Trina, el desastre tuvo que llegar. Y llegó. Me quemó un mechón partiendolo casi por la raíz, y lo malo era que estaba en la parte de arriba. Lo había dejado demasiado tiempo con mucha potencia y ahora pagaba las consecuencias.

-¡Trina, pero que haces, burra! 

-Solo quería subirle la intensidad para tardar menos, lo siento. Aunque menos mal que no lo he usado en mi pelo -dijo esta ultima parte susurrando para que no lo oyera pero no le sirvió la jugada.

-¿Pero no dijiste que lo habías usado ya antes?

-Bueno, es que si te hubiera dicho la verdad no me habrías dejado hacerlo, quería comprobar que era tan bueno como decían.

-¡Y me has usado de conejillo de indias! -dije enseñando el mechón que me había quemado-  pero tranquila, ahora lo probaremos contigo a ver si pasa lo mismo -le cogí la plancha y fui a por ella pero se fue corriendo a su cuarto a esconderse. 

Así pasó una hora entre gritos y golpes a la puerta, no nos dimos cuenta que se estaba aproximando la hora de la cita hasta que el timbre de la puerta. Cuando mi hermana y yo discutimos el tiempo pasa demasiado rápido que no nos damos cuenta.

ArriesguemonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora