31- Miedo.

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CHLOE:
A estas alturas el susto con Annette ya había pasado, esa madrugada, al llegar al hospital con la ambulancia me sentí morir al verla en la camilla, deseé estar yo en su lugar. No entiendo porque me volví tan loca, apenas la conozco, no es que fuese una de mis hermanas o algo parecido.

Al ver su cara solo puedo recordar esa fatídica noche en la que me beso... y a decir verdad lo disfrute, pero como disfrutaría el beso de cualquier otra persona sensual ¿cierto?

Me había gustado su forma de besarme, pero rápidamente en cuestión de días logré despegar esa sensación de mi.

Como les decía, al llegar al hospital pasadas las dos horas aproximadamente ella despertó y sus padres, que por cierto son muy amables, acudieron a visitarla, por lo tanto me sentí que estaba de más, así que decidí irme junto a Nash que había venido al hospital en un auto aparte, ya que en la ambulancia podían llevar un solo acompañante.

Vince también había asistido al hospital unas horas después, nuestras miradas se cruzaron y sacaron chispas, mi alcohol había disminuido pero recordaba cada segundo que pase en su auto y quería asesinarlo, mejor dicho le contaría todo a mi hermano y él si lo asesinaría por lo que hizo.

Él y los padres de Annette al parecer se llevaban bien así que deje a la familia feliz con sus temas y me largué de allí, como había dicho, con Nash.

Al llegar a mi hogar respiré olor a negatividad allí, parecía un campo de batalla, mi padre peleaba con Austin por el volumen de sus instrumentos simultáneamente mi madre correteaba por toda la casa a Emily gritándole que se comportara ya que su niñera estaba en el hospital, también estaban Katie y Jade discutiendo sobre si Loui tiene cara horrible o no, del resto de la familia no había noticias.

Al ver aquella escena gire sobre mis talones volviendo a salir. Inhalé el aire fresco y decidí hacer una pequeña caminata para aclarar mis pensamientos.

Pensé muchas cosas en el camino, Annette y su beso era la principal y me molestaba que así fuera. ¿Porque le daba tanta importancia a ese hecho?

Mi mente pensaba y pensaba, hasta que mis ojos se levantaron del suelo y mire a mi alrededor ¿que...? Mejor dicho ¿Donde?

Gire sobre mi eje viendo el sitio, me encontraba en una especie de barrio bastante precario, todo en el gritaba humildad, pero las caras que había allí eran todo menos algo bueno.

¿Acaso me había metido en un barrio de pandillas? Si era así definitivamente daba como finiquitada mi vida.

Mi miedo aumento al ver el sol caer y al encontrarme a mi misma perdida, en una situación de completa desolación.

Los graffitis decoraban todas las paredes al rededor e intentaba recordarlos para hacer una especie de "Hansell y Gretel" pero no lograba recordar. Minutos después me encontraba completamente en un limbo de barro, graffitis y soledad.

Me encogí en mi lugar y apreté el bolsillo donde se encontraba mi celular, seria mi única salvación para llamar a mi familia y que venga a mi rescate.

De repente vi un grupo de chicos acercarse a mi, sentí mucho miedo y por un segundo sentí ganas de llorar, pero luego intente levantar la barbilla para no parecer una débil presa, aunque realmente lo pareciese.

—Hey bonita— grito uno cuando estaban cerca de mi— ¿Que hace una chica tan linda aquí solita?

<No lo sé, dímelo tú. Imbécil> Quise responder pero me contuve al ver que tenía todas las de perder.

Trague saliva exageradamente y el chico río.

—¿Le comieron la lengua los ratones?— se burló, vi un momento de debilidad en él y uno de valentía en mi, lo empuje lejos, corrí y corrí sin rumbo hasta llegar a un callejón donde saque mi celular y llamé a la última persona que había llamado, sin mirar quien era lo puse en mi oreja.

—¿Hola?— habló la voz de mi padre, suspire aliviada.

—¡Gracias al cielo, papá! Me he perdido no sé dónde estoy, ven por mi por favor— susurre comenzando a llorar.

—¿Chloe? Respira ¿si? ¿Donde estás cariño?— preguntó.

Como pude separe el celular de mi oreja, temblando entre al grupo de nuestra familia que era el primero que vi y envié mi ubicación en tiempo real. Al instante comenzaron a llegar miles de mensajes de mis hermanos y mi madre preguntando porque había enviado la ubicación. Pero lo único que me importaba era que mi padre la viera y me salvara de esto.

Él al ver el mensaje habló:
— Bien Chloe, ya voy yendo— avisó antes de cortar la llamada.

Pasaron unos 15 minutos y escuche pasos entrar al callejón, me escondí automáticamente esperando que no sea nuevamente la pandilla de chicos que me intimidaron anteriormente.

—¡Chloe!— llamó la voz de mi padre— ¿Estas aquí?— preguntó al instante en el que salí de mi escondite para correr hacia sus brazos llorando. Me había sentido tan sola que tener compañía conocida me había aliviado demasiado.

Cualquier chica sabe lo que es sentirse sola en un lugar así, el miedo se encarna en tu ser. Miedo a no volver a ver a tus seres queridos, miedo a ser secuestrada y vendida como si fuésemos un simple objeto. En fin, miedo.

Al subir al auto agradecí a mi padre y él no paró ni un segundo de preguntarme que había ocurrido y como había llegado allí. Conteste todas sus preguntas y al llegar a casa había un silencio sepulcral ¿nadie habitaba esa casa donde unas hora antes había una batalla campal?

En fin, subí las escaleras corriendo y me encerré en mi cuarto. Vaya día.

QuintillizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora