Haden

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Haden se despertó en medio de la noche con otra pesadilla acerca de su muerte

Haden era un niño de 15 años, un chico pálido, alto y delgado, con ojos de color celeste fuerte, usaba lentes y el pelo corto.

El sufría de una enfermedad no muy común que era la pérdida del líquido de la médula ósea, le pronosticaron que aproximadamente en 2 años ese líquido se acabaría y cuando esto pasara el moriría.

Solo le quedaban 2 insignificantes años de vida de los cuales ya había malgastado 3 meses.

Haden no aprovechaba el tiempo que le quedaba de vida como le decía el psicólogo, tampoco iba a la escuela ya que pensaba que las cosas que aprendiera se irían con él algún día.

Se quedó mirando a la oscuridad y se volvió a dormir y volvió a soñar. Recién se despertó a la hora de almuerzo, comió con sus padres y una prima que estaba de visita, luego fue con Finn su mejor amigo a ver "El capitán América" al cine, a las 11:00 de la noche se durmió y volvió a soñar.

Su semana no variaba mucho, comía, salía, dormía y soñaba. A excepción del fin de semana en el cual hacía su visita semanal al psicólogo e iba a un grupo de apoyo en una casa antigua media destruida.

Finn estaba a cada momento con él excepto en las primeras horas de la mañana en las cuales iba a la escuela. Finn es una buena persona pero con Haden es demasiado bueno en el sentido de que lo trata como si tuviera que compadecerse de él y también con un poco de miedo y lejanía como si se fuera a morir en cualquier momento. Y si había algo que Haden odiara más que la ensalada era que lo trataran distinto.

Llegó el sábado y con el llegó la sesión semanal del grupo de apoyo, como una sesión cualquiera Haden agarró su libro que en esa ocasión era "Eleanor & Park" de Rainbow Rowell y se puso a leer mientras el guía del grupo hablaba de que todo lo se puede lograr, nunca es tarde, y muchas otras cosas sobre el cáncer. Ese era el problema de Haden, el cáncer, el no tenía cáncer y era una de las 3 personas de 23 que tenían pelo ya que no hacían quimioterapia. No era que no le gustara pasar tiempo con esas personas pero creía que era como si se estuviera burlando de ellos, ya que un niño con pelo, sin tanques de oxígeno, con el cuerpo completo y sin si quiera cáncer llama la atención entre los del grupo y no de buena manera.

Bueno burlarse no era su intención y eso era principalmente lo que importaba. Es solo que a veces le hacía dudar de que no encajaba como niño enfermo. Así también lo hacía sentirse ir al psicólogo, le encantaba ir al psicólogo pero sentía que no lo necesitaba. El psicólogo era más su amigo, lo que le permitía abrirse un poco más, no como lo que haría con una persona a la que tuviera que tratarle de señor, es más Haden lo llamaba por su nombre, James, nunca supo su apellido y nunca se lo preguntó pero en la puerta de su oficina había un cartel que ponía "James P." lo cual lo hacía acordarse en una manera graciosa a James Potter el hijo de Harry Potter.

Las visitas al psicólogo cada vez se volvían más cotidianas, la misma secretaria, las mismas personas y el mismo recorrido de media hora desde su casa hasta el consultorio. Esta vez no fue distinta la misma secretaria que no le cobraba las consultas y casi las mismas personas, excepto por una niña nueva en el lugar o por lo menos era la primera vez que él la veía. Tenía la piel morena, el pelo largo y recogido en una desordenada cola de caballo, era delgada sin embargo se veía musculosa y debía tener la misma edad que Haden.

El no entendía que hacía ella ahí, se veía sana, bastante sana, no se veía nerviosa ni reaccionaba mal, se veía totalmente relajada y sana. Se preguntaba qué le pasaría y si no le pasaba nada por qué desperdiciaba un sábado en la tarde en un psicólogo.

Antes de morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora