Capítulo 42

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Final del maratón 8/8

En definitiva, irme sería la mejor opción.

Fui a vestirme y decidí salir, necesitaba que alguien me escuchara y qué mejor que Ferni para ello. Garabateé en un papel una disculpa para Sharon, no estaría para la comida, y luego lo pegué en el refrigerador y salí por la misma puerta por la que ella había salido hace media hora.

Caminé hasta el laboratorio de fotografía de los Agnelli, viéndome los pies mientras lo hacía. Sabía que estaba hiriendo a Sharon, aunque ella no me dijera ni una palabra al respecto, la conocía bastante para saber que lo hacía; y eso no me lo podía permitir.

A los pocos minutos, divisé el laboratorio al otro lado de la calle, y corrí hacía él como si fuera alguna roca que me refugiara de la marea. Cuando entré y la oscuridad propia del lugar me acogió, visualicé dos figuras al fondo.

-¿Ferni?-pregunté.

Las figuras se movieron y cuando la escasa luz del exterior les dio en la cara reconocí a Niall a lado de Ferni.

-¿Niall?-inquirí, confundida.
-Hola, _____-me dijeron los dos al unisón.
-Con razón ya no te he visto-bromeé con el joven rubio e inmediatamente sus mejillas tomaron un color rosado claramente visible.

• • •

Había estado la mayor parte del tiempo con ellos dos, y me había dado gusto la noticia de que ahora eran casi inseparables; sólo le faltaba a Niall decidir qué día le pediría que fuera su novia.

Salté de mi asiento al percatarme de la hora.

-Demonios, es tardísimo-dije, levantándome de la silla mientras que Niall y Ferni me miraron confundidos.
-¿Tarde para qué?-preguntó Niall.
-El viaje de Sharon, ¿recuerdan?-les había contado la historia a la hora de la comida, Ferni me llenaba de consejos y Niall resultó ser unos excelentes oídos.
-Oh, verdad.
-Habla con ella, _______. Una amistad se vuelve más sólida si ambas partes hablan de lo que les preocupa-me aconsejó Ferni, como toda la tarde lo había estado haciendo.

Era increíble cómo podía ella expresarse así, con tanta naturalidad, con tanta sabiduría; a pesar de que era menor que yo, sin duda era más madura, siempre lo he dicho.

-Gracias, Ferni. Espero tener el tiempo-miré el reloj-. Y si no me doy prisa, no podré despedirme.
-¡Suerte!-agitó la mano cuando me dirigí a grandes zancadas a la puerta de salida.
-Hasta pronto, ______-dijo Niall.

Salí dándoles una sonrisa y apresuré el paso hasta el edificio. Faltaban doce minutos para que las ocho y media se dieran, Sharon tenía que partir antes de las nueve.

Mientras corría hacía mi destino, recordé a Liam; él ya debería de estar allí, seguro. Eso hizo que mis pies disminuyeran su velocidad un poco. No quería llegar y toparme con la despedida amorosa entre ambos porque sabía muy bien que me iba a doler, incluso pensarlo ya causaba una aguda sensación de malestar en el corazón.

Por primera vez utilicé el ascensor y llegué hasta el tercer piso en tres cuartos de minuto, dí grandes zancadas hasta el departamento 312 y abrí torpemente la puerta, esperando a que Sharon no se hubiese ido ya.

-¡Shar, lamento...!-mi frase se quedó inconclusa porque justo al abrir la puerta me encontré con la escena romántica que quería a toda costa evitar. La despedida amorosa entre Sharon y Liam.
-¡_______! Qué bueno que llegaste antes de que partiera. Pensé que no vendrías-la broma no le salió como tal. Se deshizo del abrazo de Liam y se dirigió a mí para abrazarme. Algo del perfume de él aun había quedado impregnado en sus ropas y llegó hasta mi nariz de forma tenue.

El Manual de lo Prohibido | L.P |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora