— Que extraño que aún no haya regresado. ¿Habrá sido una llamada grave?Interrogó preocupada a la nueva titular de primer año mientras bajaba del autobús que las llevaría al torneo.
— No lo sé, Hana-san, pero vayamos a buscarla o no llegaremos al primer encuentro.
Ambas compañeras de equipo comenzaron a caminar en dirección al edificio en busca de su capitana. Pero antes de llegar a la entrada, una de ellas se detuvo causando que la otra se chocara con su espalda.
— Oye ¿Qué te pasa? — se quejó sobando su frente sin recibir respuesta alguna. — Oye... — la llamó nuevamente pero esta vez mirando su pálido rostro.
Sus ojos apuntaban un punto muerto en el aire y prácticamente no respiraba. Parecía haber entrado en un trance lleno de terror. Hana siguió su mirada hacia donde ella lo hacía y se quedó estupefacta. Ambas estaban viendo en ese momento a Inoue Akane parada en la cornisa del edificio.
— ¿Qué demonios...? ¡Capitana! —gritó llamando la atención de algunos estudiantes que la rodeaban.
Todos comenzaron a murmurar cosas ante tal escena. Algunos asustados, otros simplemente tomándolo como una broma. Hana tomó a su, aún traumada, compañera de la muñeca y la arrastró con ella adentro del edificio. Subieron las escaleras que las llevaba a la azotea pero fue inútil. Al intentar abrir la puerta, esta de alguna manera estaba trabada del otro lado.
La muchacha de cabellos marrones comenzó a golpear la puerta con desesperación.
— ¡Abra la puerta de una maldita vez!
Estúpido pedido. Ella no iba a abrirle la puerta e invitarle una taza de té al aire libre. El tumulto de gente abajo atraerá a los directivos y ellos tal vez puedan hacer algo.
Ese pensamiento la alivió un poco pero era una bomba de tiempo. Vaya uno a saber que estaba pasando por su cabeza en esos momentos. Siguió insistiendo sin recibir respuesta, hasta que se sumaron mas personas a intentar abrir esa bendita puerta de hierro.
Nada mas y nada menos que dos miembros del club de basquet y dos personas que las chicas desconocían totalmente. Bueno, en realidad uno de ellos era demasiado conocido.
— ¿Qué... ese no es Kise Ryouta?
Cuestionó una Hana shokeada al ser literalmente empujada por los chicos para intentar ellos abrir la puerta.
— ¡Hola! — les saludo el rubio modelo llenando el tenso ambiente de rosas y brillantina.
Pero una mano le dio directo en la nuca trayéndolo de nuevo a la realidad.
— ¡Ayudame idiota!
Lo miro con desesperación su compañero totalmente furioso. Las chicas temieron por su vida en ese momento.
— No está con llave. Así que a la cuenta de tres. —ordenó el pelirrojo presente— Uno... Dos... ¡Tres!
Todos empujaron con fuerza y la puerta se abrió de golpe causando que terminaran en el suelo uno sobre otro. Akane los miró por sobre su hombro y se giró sobre sus talones para seguir caminando por la cornisa.
El azabache fue el primero en ponerse de pie e intentar acercarse a ella. Inoue no le prestó ni la mas mínima atención, hasta que habló.
— Akane ¿Qué estás...?
Una estrepitosa carcajada proveniente de su boca lo obligó a callarse. Volvió a girar sobre sus talones y finalmente lo encaró.
— ¡Yukio! ¿Qué te trae a Kyoto? ¿Acaso es mi cumpleaños y no me di cuenta?
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Amo odiarte | Akashi Seijuro
Fiksi PenggemarSer transferido de preparatoria ingresando al segundo año no es nada divertido. Uno ya tiene sus amigos hechos, sus actividades organizadas, se gana su puesto en algún club, entre otras cosas. Inoue Akane empezaba a pasar por eso. ✔ La mayoría de l...