20 - Punto

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—  Que extraño que aún no haya regresado. ¿Habrá sido una llamada grave?

Interrogó preocupada a la nueva titular de primer año mientras bajaba del autobús que las llevaría al torneo.

—  No lo sé, Hana-san, pero vayamos a buscarla o no llegaremos al primer encuentro.

Ambas compañeras de equipo comenzaron a caminar en dirección al edificio en busca de su capitana. Pero antes de llegar a la entrada, una de ellas se detuvo causando que la otra se chocara con su espalda.

— Oye ¿Qué te pasa? — se quejó sobando su frente sin recibir respuesta alguna. — Oye... — la llamó  nuevamente pero esta vez mirando su pálido rostro.

Sus ojos apuntaban un punto muerto en el aire y prácticamente no respiraba. Parecía haber entrado en un trance lleno de terror. Hana siguió su mirada hacia donde ella lo hacía y se quedó estupefacta. Ambas estaban viendo en ese momento a Inoue Akane parada en la cornisa del edificio.

—  ¿Qué demonios...? ¡Capitana! —gritó llamando la atención de algunos estudiantes que la rodeaban.

Todos comenzaron a murmurar cosas ante tal escena. Algunos asustados, otros simplemente tomándolo como una broma. Hana tomó a su, aún traumada, compañera de la muñeca y la arrastró con ella adentro del edificio. Subieron las escaleras que las llevaba a la azotea pero fue inútil. Al intentar abrir la puerta, esta de alguna manera estaba trabada del otro lado.

La muchacha de cabellos marrones comenzó a golpear la puerta con desesperación.

—  ¡Abra la puerta de una maldita vez!

Estúpido pedido. Ella no iba a abrirle la puerta e invitarle una taza de té al aire libre. El tumulto de gente abajo atraerá a los directivos y ellos tal vez puedan hacer algo.

Ese pensamiento la alivió un poco pero era una bomba de tiempo. Vaya uno a saber que estaba pasando por su cabeza en esos momentos. Siguió insistiendo sin recibir respuesta, hasta que se sumaron mas personas a intentar abrir esa bendita puerta de hierro.

Nada mas y nada menos que dos miembros del club de basquet y dos personas que las chicas desconocían totalmente. Bueno, en realidad uno de ellos era demasiado conocido.

— ¿Qué... ese no es Kise Ryouta?

Cuestionó una Hana shokeada al ser literalmente empujada por los chicos para intentar ellos abrir la puerta.

— ¡Hola! — les saludo el rubio modelo llenando el tenso ambiente de rosas y brillantina.

Pero una mano le dio directo en la nuca trayéndolo de nuevo a la realidad.

— ¡Ayudame idiota!

Lo miro con desesperación su compañero totalmente furioso. Las chicas temieron por su vida en ese momento.

— No está con llave. Así que a la cuenta de tres. —ordenó el pelirrojo presente—  Uno... Dos... ¡Tres!

Todos empujaron con fuerza y la puerta se abrió de golpe causando que terminaran en el suelo uno sobre otro.  Akane los miró por sobre su hombro y se giró sobre sus talones para seguir caminando por la cornisa.

El azabache fue el primero en ponerse de pie e intentar acercarse a ella. Inoue no le prestó ni la mas mínima atención, hasta que habló.

—  Akane ¿Qué estás...?

Una estrepitosa carcajada proveniente de su boca lo obligó a callarse. Volvió a girar sobre sus talones y finalmente lo encaró.

—  ¡Yukio! ¿Qué te trae a Kyoto? ¿Acaso es mi cumpleaños y no me di cuenta?

Amo odiarte | Akashi SeijuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora