El sonido de la campanilla llegó a oídos de los estudiantes, avisando ya que las clases estaban por comenzar. Yuri desde donde estaba agradecía mentalmente de haber escuchado ese ruidoso sonido, ya se había incomodado al no saber cómo sacarle conversación al nuevo estudiantes. Cada que el rubio le hacía una pregunta, este respondía de forma cortante, comenzaba a extrañar a su mejor amigo ¿porqué se tuvo que marchar?
Entre más avanzaba la manecilla más fina del reloj que indicaba los segundos que pasaban, el salón comenzaba a llenarse más, aumentando de manera considerable el nivel de ruido.
Las miradas de otros estudiantes atacaban al rubio, otros susurraban cosas mientras que otros lograban comportarse de forma más madura e ignorar su completa existencia. Todo ese alboroto de debía a un solo detalle: Nadie quería ser compañero de clase del "gay" del instituto, o al menos la gran mayoría.—Las personas te miran raro.— comentó el azabache mencionando lo ya obvio, sin hacer a un lado su seriedad, aún así se observaba curioso, para Yuri era un avance, al menos sabía que si lograba demostrar sus sentimientos o expresiones. Seung tenía curiosidad acerca del chico.
Porque estaba más que seguro de que no se tratara se algún problema en su apariencia, es decir, se veía presentable, y no portaba ninguna irregularidad para ocasionar tanto alboroto—¿Y yo qué sé? Lo más seguro es que te miran a ti por ser el nuevo.— respondió de forma inmediata ante su pregunta, su respuesta lograba tener sentido dado a que era normal que se emocionaran por un nuevo estudiante, sin embargo era lo bastante obvio que era a Yuri a quien observaban, era Yuri el protagonista de aquella escena.
—Si, es seguro.— no había razón para discutir sobre el tema.
Yuri se dio media vuelta, sentándose de la forma adecuada y se mantuvo observando la puerta del salón esperando que algo sucediera, aunque no sabía con certeza que era ese "algo".La silueta de alguien más alto que el resto de los estudiantes en la puerta llamó su atención, de inmediato todos fueron a su asiento. Este caminó erguido hasta el escritorio en donde dejó su maletín. Yuri le seguía con la mirada, sus ojos estaban más abiertos que de lo normal mientras que un cosquilleo recorría su cuerpo por completo, no era capaz de manifestar algún movimiento o poder pronunciar una sola sílaba. Sus manos comenzaron a sudar y su corazón buscaba salir de su pecho generando también un ligero mareo. Todo aquello había tenido un responsable, Viktor Nikiforov.
Unas horas más atrás de ese mismo día, los profesores se habían presentado en La Oficina de reuniones para hablar de temas importantes y hacer las reparaciones de salones, entre otros puntos importantes. Viktor tomó su horario y otros papeles, uno de ellos revelaba el salón del cual estaría encargado. Le llamó la atención ver que esta vez el salón concordaba con la misma generación que Yuri, aunque solo lo dejó pasar sin pensar en el asunto, después de todo era su profesor y aún más importante -según el albino- ambos era hombres.
Plisetsky se limitó a observar cada uno de los movimientos que Viktor hacia, a donde fuese que caminara su vista lo seguía aunque su mente estaba en blanco, los nervios y temor lo controlaban, una vez más su cabeza se llenó de recuerdos, en especial aquel beso que presencio entre la ex-esposa de Viktor y el susodicho. Había entrado en la etapa de la confusión ¿porque debía creer lo que Viktor dijera? Sus acciones no concordaban el lo mínimo con sus palabras, las circunstancias no ayudaban a liberarse de toda duda.
Viktor seguía hablando, principalmente para explicar cómo se trabajaría en el nuevo año lectivo, y además presentarse como profesor para estudiantes que no lo conocían con antelación. Todas esas formalidades se llevaron el tiempo completo de la clase.El ruidoso sonido de la campanilla informó a los estudiantes que podían ir a su merecido receso. Los estudiantes abandonaron el salón con rapidez.
Seung al igual que los otros se puso en pie con la intención de retirarse e ir con su nuevo amigo; si bien era cierto no disfrutaba de la compañía en multitud, pero no quería tampoco quedarse en una completa soledad. Al ver a su compañero este se encontraba en un estado inconsciente, recostado al pupitre dejando caer sus rubios cabellos.¿Será que no durmió bien? Pensó Seung al verlo tan profundamente dormido. El peli-negro dio unos pasos al frente y con cuidado apartó sus cabellos del rostro, parecía un niño, completamente vulnerable a cualquier daño que algún extraño pudiese generarle.
Viktor aún se encontraba en el salón, observando detenidamente las intenciones de Seung, se mantuvo de esa forma hasta verle tocar al pequeño. De alguna forma se sentía celoso.—Deberías ir al receso, yo me encargaré de tu compañero.— habló con seriedad mientras se acercaba a paso lento a donde ambos chicos estaban. Seung más nervioso al darse cuenta de que alguien lo había estado observando dejó caer el mechón del rubio, miró de reojo al profesor y se marchó, sin poder otorgar la suficiente confianza hacia lo que pasaba.
Viktor cerró la puerta del salón, generando aún más sospechas por parte de Seung, que esperaba al lado del salón.
—Yura.— susurró, con su mano derecha acariciaba el cabello de Plisetsky. Esta vez no recibió respuesta, sino hasta la segunda vez que hizo el llamado. Poco a poco abrió sus ojos, dejando ver esa hermoso color esmeralda, comenzó a adquirir una compostura más recta hasta llegar a sentarse correctamente el la silla, parpadeó unas cuantas veces hasta notar la presencia de alguien más, haciéndolo incomodar.—¿Eh?— exclamó el rubio al ver al chico.—¿Viktor?— pudo distinguir finalmente su rostro, de inmediato se alejó en su limitado espacio en el pupitre, una vez más comenzaba a experimentar esa sensación incómoda, un nudo en la garganta le impedía hablar
—¿Soy un profesor tan aburrido?— bromeó el mayor, volviendo nuevamente a acariciar sus cabellos, finos y rubios cabellos.
Los párpados del rubio se abrieron, exaltado al escuchar su voz, una voz tan varonil que con solo escucharla caía a sus pies. ¡No! No debía dejarse caer ante la tentación.
Le dio un empujó, este le brindó el espacio suficiente para ponerse en pie y retirarse, diciendo unas últimas palabras.—No quiero que me hables si no es como un profesor, ya no quiero nada con usted.— sus palabras se hacían más agudas y sus ojos comenzaban a llenarse de lagrimas.
—¿Yuri?— dio un suspiro y lo tomó de la muñeca, esto último para evitar que el menor escapara. ¿Porqué estaba de esa forma?— ¿Que sucede?— aplicó más fuerza y atrajo el delgado cuerpo del rubio a si mismo.—Dime que sucede.
El rubio ardió en rabia ¿cómo podía estar tan tranquilo?¿Cómo podía fingir que nada había pasado?
—¡¡¡Eres un imbécil, un mentiroso!!!— las lágrimas salían de sus ojos, recordando una vez más aquella escena en donde Viktor besaba a otra mujer, pensando en aquellas palabras de amor que había creido con tanta facilidad
El mayor sabía con exactitud la razón de sus palabras de dolor, lo abrazó con fuerza sin pensarlo, un fuerte golpe en el pecho lo atacó.
—Perdóname.— sé separó y tomó ambas manos, acariciándolas con delicadeza, tanto como si de una dama se tratase.— Tan solo estoy confundido, porque ambos somos hombre...Yuri, eso no está bien.— suspiró.— Pero no logro sacarte de mi mente.—
Yuri se separó enfadado, inmediatamente terminó de hablar ¿cómo podía ser tan egoísta?
—¡No me hables hasta dejar de estar "confundido" tu estúpida confusión ya ha dañado a muchos.— pasó su mano por la mejilla limpiando rápidamente las gotas de lágrimas que caían por su costado del rostro y se marchó del salón, justo en la puerta estaba Seung quien lo esperaba para Yuri tuviera lo que había ya pedido, probar su nuevo vicio.
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Quiero que me ames ||Yuri On Ice Au|| Vikturio #FanficAwards2017
FanfictionViktor Nikiforov era el profesor de historia que todos amaban, pero era humano, tenía sus defectos. Llevaba casado con una mujer a la que nunca logró corresponder sus sentimientos, Viktor nunca llegó a amarla, sin embargo era necesario para su juego...