A quien corresponda

Carta # 2.- Sentimientos en desacuerdo

Ya no sé por qué sigo contigo.

Me tratas mal.

Me hablas cuando quieres.

No eres nada lindo.

Puede ser por el sexo.

Sin embargo una buena cogida no vale todos los plantones que me has hecho.

No te mentiré: Extraño mi libertinaje, mirar a las personas planeando quien será el próximo que estará en mi cama. Sentirme sexy y no culpable cuando me miren por la calle, poder sonreír cuando intentan coquetearme sin pensar en ti.

Tal vez no te quiero tanto como antes. Quizás ya no te quiero en absoluto.

Pero aquí sigo. Te aprecio por las cosas que hemos hecho juntos, lo tanto que hemos avanzado como personas, por los buenos momentos, las risas e incluso nuestras peleas.

¿Sera acaso que ya me resigne a tenerte como pareja?

De esta forma no te quiero a mi lado.

Te quiero comprometido a mí y no solo cuando tienes ganas. Necesito de tus apapachos y no solo después de una pelea. Deseo que me digas lo atractiva que soy y no solo cuando me estas cogiendo o cuando te lo pregunto. Quiero que me robes besos y no que me censures por querer besarte en público.

Sé que ya no tengo diecisiete años y no me quedan los berrinches, pero hiciste que me mostrara a ti tal y como soy para que ahora ya no puedas conmigo.

Soy celosa. ¿¡Quieres saber porque!?

Soy insegura. Ya sé que tú no tienes la culpa de lo que me hicieron, pero en lugar de hacerme sentir atractiva solo ocasionas lo contrario. Nunca me había importado que miraras a otras mujeres o vieras pornografía sin embargo dejaste de elogiarme e incluso me sentí comparada con ellas, claro que en lugar de sentirme mejor me sentía mierda cuando me decías que aun así me querías a mí, pues parecía más resignación que aprecio.

Ni siquiera yo me reconozco, nunca fui celosa y si lo fui jamás de esta manera.

Soy demasiado intensa en cuanto a lo que siento, hasta tal grado que parece que no me importa nada más. Soy posesiva e impulsiva. Me obsesiono fácilmente cuando me siento ignorada.

¿Sabes que es lo peor?

Sigo contigo. Muchas personas me han dicho que desperdicio mi tiempo contigo, que valgo mucho para ti, que jamás llegaras a igualmente.

A veces mi mente desvaría y llego a creer que tienen razón, pero siempre te defiendo porque tengo fe en ti. Sé que tienes el potencial para llegar lejos aún si tú mismo no lo crees.

¿Sabes porque decidí darte la oportunidad?

Tú eras diferente. Si "ERAS". Sé que la gente cambia pero tú nunca te mostraste como eras en un principio.

Tú me hiciste sentir querida. Me sentía segura contigo. Me hiciste creer que podía bajar la guardia y no me harías daño. Creí que podía ser feliz. Me hiciste desear haber sido una persona diferente. Contigo supe lo que era hacer el amor sin necesidad de estar desnuda. Me cautivo la forma en la me mirabas pues no era simple deseo sexual. Te prometí lo único que jamás cumplí con nadie más: Fidelidad. Porque estaba segura que no necesitaba de alguien más.

Aun siento un par de estas cosas.

Sin embargo tu actitud ha matado algunas de ellas.

Se sinceró conmigo: ¿Aún me deseas tanto como la primera noche que pasamos juntos? ¿Aún me consideras el amor de tu vida? ¿Aun sientes la misma felicidad cuando salimos juntos? ¿Aún te emociona decir que soy tu novia?

¿Aun...?

Esa es la cuestión.

Aun te miro y te veo como cuando te conocí: un tanto distraído e inseguro en tu ambiente, siento exactamente lo mismo que sentí cuando nos besamos por primera vez, aun noto que eres un tanto desesperado cuando estás conmigo, digo con orgullo que eres mi novio a pesar lo que puedan llegar a decirme, aun me siento feliz de estar a tu lado, incluso sigo creyendo que eres el amor de mi vida, todavía deseo poder llegar a casarme contigo.

En los tres años y casi cinco meses que llevo saliendo contigo eh conocido muchas facetas tuyas, te eh visto cambiar e incluso eh cambiado por ti, sé que has sacrificado cosas por mí, así como yo eh sacrificado tiempo en ti.

La última vez que hablamos "bien" me dijiste que te habías enamorado de cómo era yo al principio contigo, pues yo hice lo mismo.

¿Quieres que vuelva a ser culera contigo?

No pienso engañarte. No pienso hacer algo que se te hará sentir mal. No planeo hacerte lo mismo que a los otros.

Por ti siento algo.

Puedes decirme que soy una dramática y que quiero irme por la salida fácil, sin embargo tú mismo lo dices: No podemos estar bien. Detente por un momento a pensar seriamente en nuestra relación y veras como todos mis reclamos tienen de donde sostenerse.

Realmente pienso que sería mejor que cada uno tomara su camino. Que termináramos y dejaras de mortificarte con mi presencia, mis berrinches y mis celos. Incluso sería bueno para ambos.

Sé que ambos somos raros. Y trato por todos los medios de comprenderte, porque tú guardas herméticamente todos tus sentimientos y emociones a tal grado de llegar a suprimirlas para evitar una confrontación, lamento decirte, querido, que así no se resuelven las cosas en la vida real y sé que mi manera tampoco es la mejor sin embargo intento arreglar las cosas.