Parte 3

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-¿Y salimos corriendo?

-No, yo salí corriendo. Tú te quedaste para regodearte en tu gran obra.- Respondió Steve entre risas mientras parecía que Bucky podría ahogarse con el trago que acababa de dar a su cerveza de la risa.

-¿¡Cómo cojones pude quedarme allí mientras el señor Levetman decía que mataría a quien lo hubiera hecho!?- Preguntó Bucky perdiendo el aliento entre las carcajadas.

-Porque estabas loco. Bueno, según lo que me dijiste después de que el señor Levetman te persiguiera tras descubrirte, se supone que, y cito textualmente "habría sido un desperdicio no disfrutar totalmente de tu azaña".

Bucky seguía riendo. Realmente no recordaba nada de aquello, pero no le resultaba difícil creer algo así. Por lo visto, un día aburrido en un verano, él y Steve habían decidido hacer algo para animar el día. Bueno, más bien realmente él había sido el que se había encargado de idear un maléfico plan para molestar al tendero de su calle, el cual consistía en soltar un gato asustado dentro de la tienda para que dejara tremendo estropicio.

-¿Cuántos años teníamos?- Pregunta cuando por fin es capaz de volver a hablar.

-No más de diez. Éramos realmente unos críos estúpidos.

Steve sigue sonriendo y ello hace que Bucky tampoco sea capaz de borrar su sonrisa de su cara. Se siente todo tan lógico. Ellos dos, solos en una sala bebiendo cerveza mientras conversan. Puede que aún no recuerde la gran mayoría de las cosas que le cuenta, pero sí que es capaz de reconocerse en sus relatos. Aquel James de niño le parece alguien que perfectamente podría haber sido él.

Han pasado solo un par de semanas viviendo juntos en ese piso sin ningún incidente. Es el ambiente ideal para recordar. Y cada día se siente un poco más cerca de su vida.

Steve pasó los primeros días durmiendo en una butaca junto a su cama, dándole la mano cuando despertaba en medio de alguna pesadilla, apoyándolo y consolándolo. Ya lleva tres días sin necesitar que él esté a su lado para dormir. Y se siente extraño no tenerlo a su lado cuando cierra los ojos. Pero supone que es lo lógico. Cada uno en su habitación, es lo normal. Steve tampoco parece tener nada que decir al respecto en ese asunto.

-Cuéntame más cosas.- Pide Bucky y Steve por supuesto no duda en complacerlo.

-Como ya te he dicho alguna vez, siempre andabas salvándome. No era tan... bueno, tan fuerte como ahora. Y realmente necesitaba que cuidaras de mí.

-¿Cuidaba de ti?

-Sí. Hacías más que sacarme de peleas. Realmente me protegías de todo. Cuando murió mi padre, y después mi madre... tú estabas allí. Siempre estabas.

Bucky piensa en ello un momento. Cuidaba de Steve... Era difícil de creer viéndolo ahora que parecía tan fuerte. El Steve que tiene en los vagos recuerdos que le quedan es mucho más bajito y débil. Sin embargo ambos son Steve. Sí... podía ser que le cuidara antes. Eso le convertía en una buena persona ¿no?

-Y te encantaban las fiestas y las mujeres. Siempre tenías una nueva novia. Se te daban muy bien las chicas, a diferencia de mí, claro está.- Y se ríe antes de dar un nuevo trago a su cerveza. Bucky también sonríe.

-¿Tenía novia? Quiero decir... alguien importante antes de que todo...

-No lo sé. Ya te he dicho que se te daban bien las mujeres en general. Nunca estuviste con alguna más de dos semanas.

-Entiendo. Así que era un poco cretino.- Dijo divertido. No se imaginaba para nada como un donjuán en ese momento con su brazo de metal y esas greñas que sabía que debería cortar en algún momento.

Calling out WinterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora