El tiempo en España se acabó, ya estaban listas las maletas. En cuanto llegaron al aeropuerto el piloto y las ayudantes ya los esperaban.

Subieron y horas más tarde arribaron a su país. En cuanto aterrizaron Gregorio decidió dar una vuelta por la empresa para saber como iban las cosas.

Antes de que cruzaran el hangar y subir al auto recibió una llamada de un número desconocido. Pensaba ignorarla pero al fin la tomó

– Buenas tardes… ¿tengo el gusto con el señor Gregorio Roguez? – dijo una voz femenina

– Si el habla, ¿como le puedo ayudar? – contesto en tono serio y un poco confundido pues no sabía porque le llamaban

– Le hablo del hospital central… sus padres tuvieron un accidente automovilístico por la mañana… su padre se encuentra muy grave… en estos momentos está siendo intervenido… necesitamos que esté aquí para que firme unos documentos – en cuanto terminó de hablar la mujer su rosto se puso pálido y dejó de escuchar los sonidos que lo rodeaban – señor le recuerdo que es necesaria su presencia – él cortó la llamada. Al mirarlo su familia y amigos se preocuparon

– Amigo que pasa… ¿porque tienes esa expresión? – José le quitó el teléfono de la mano y el otro hombre lo abrazó. Cuando se separaron miró a todos.

– Mi-mis padres tu-tuvieron un a-accidente – Al escucharlo Georgina se llevó las manos a la boca y lágrimas corrieron por sus mejillas, sus hijos estaban igual. Su mujer tomó su mano y él sólo la apretó

– Aquí está el chofer… vamos… los acompañamos – subieron a las dos limosinas y se dirigieron al hospital.

– Necesito que alguien vaya a la empresa… tenemos varias reuniones y también hablar con los empleados – le dijo a su amigo. El otro hombre sólo asintió y le indicó al chofer a donde lo llevara

Al llegar al nosocomio, corrió al área de recepción y preguntó por sus padres. La enfermera le informó que su padre aún estaba en quirófano y su madre en terapia intensiva, le dio el número de cuarto y le indicó el camino. Su familia venía detrás de él.

Al abrir la puerta la vio recostada en la cama, había mucha calma, sólo se escuchaba el sonido de las máquinas. Ella tenía los ojos cerrados y un semblante tranquilo. Al escuchar el ruido los abrió y le sonrió

– Madre… ¿como te encuentras?  – acarició la mejilla de la mujer mayor – ¿que te han dicho los médicos? –

– Hijo… sólo me dijeron que tenía varias costillas rotas que por suerte no tocaron ningún órgano importante… que también tenía un golpe en la cabeza que fracturó un poco mi cráneo… yo me siento muy bien… solo quiero ver a tu padre… saber como está – levantó un  poco la cabeza y miró cada rincón del cuarto– ¿y mis nietos como están? –

– Aquí estamos abuela – Respondió uno de ellos con la voz entrecortada y abrazado a sus hermanos mientras ella les hacía una seña para que se acercaran

– Mis niños… prométanme que se cuidaran entre ustedes… en especial a ti pequeña – señaló a su nieta – eres una gran mujer y no quiero que nada ni nadie te dañe – la chica besó su mejilla

– Abue suenas como si estuvieras despidiéndote de nosotros… no queremos perderte… tienes que conocer a tus bisnietos… a mi hermanito… quiero que cuando llegue el momento estés en nuestras bodas – susurró

– Hija… siento que ya es mi final… viví una vida hermosa al lado del hombre que más amo… tu abuelo y yo siempre estaremos orgullosos de la familia que tienen… criamos muy bien a nuestro hijo y a su vez él lo hace muy bien  – cerró un poco los ojos y continuó – Georgina… tu siempre serás el pilar de esta familia… tu marido e hijos te aman y respetan…cuídate mucho, cuídalos… sabes que Alonso y yo siempre te hemos visto y aceptado como una hija… el doy gracias al cielo que te enviara con nosotros… gracias por darme unos nietos que son lo más hermoso – de repente las máquinas comenzaron a sonar y rápidamente entraron doctores y enfermeras. Pidieron que todos salieran.

En la sala de espera estaban los Domes. En cuanto los vieron Bianca corrió con su amiga para abrazarla – No quiero que mi abue muera… es una mujer muy fuerte… debe resistir… no se puede ir aún – lloraba como niña pequeña

– Se cuánto la quieres amiga pero no es nuestra decisión… tal vez su tiempo aquí ya terminó… debes estar agradecida porque pudiste despedirte de ella – su abrazo fue interrumpido por un movimiento del otro lado de la sala

De repente la puerta del quirófano se abre y sale un médico – ¿Familiares del Señor Roguez? – preguntó e inmediatamente se acercaron y él continúo hablando – La operación fue un éxito... al señor se le incrustaron varios cristales en el rostro y necesitará de cirugía… más tarde lo pasarán a un cuarto y podrán verlo – dijo quitándose los guantes y caminando hacia una pequeña oficina

– Doctor… lo pueden poner en el mismo cuarto en el que está mi madre… por favor – le pidió él antes de que se alejara más

– Claro que si… yo haré los arreglos – se despidió con un asentimiento de cabeza

– Gracias – su esposa llegó a su lado y la abrazó por la cintura

Una enfermera les informó que ya estaba el paciente en el cuarto, así como lo había solicitado.

Les dijo que la hora de visita pronto terminaría y sólo podía quedarse un familiar con ellos… decidieron que él se quedaría… la mujer le dijo que ya podía pasar a ver a sus padres.

Entró al lugar y miró a su madre que  dormía mientras que su esposo despertaba poco a poco de la anestesia

– Hijo… – dijo con voz ronca – discúlpame por hacerte venir –

– Padre… sabes que por ustedes hago lo que sea… como te sientes… dime como pasó todo – arrimó una silla a su cama

– Inés y yo veníamos de la casa de campo… en una de las intersecciones se atravesó un camión y yo no pude hacer nada… nos dio del lado del copiloto… el auto dio varias volteretas y después de eso ya no recuerdo nada… solo lo que me dijeron los doctores… que el hombre aquel venía drogado… la policía logró detenerlo – Su madre tosió un poco y ambos voltearon a verla

Tu Amor Me Salvó (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora