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Las cuerdas que habían amarrado su muñeca hace tres horas parecían estar aún en ellas debido al dolor que tenía. Recordar las palabras que el director le dijo no hace más de una hora, hacían que todo su vello corporal se erizase.

—...cuando me dijeron que Saskya Graves quería acuchillar a una alumna, al principio no lo creí, pero al verte empuñar un arma blanca de aquella forma, con el rostro tan desencajado, sabía que algo no iba bien contigo. Quisimos calmarte, pero no hacías caso de mis palabras, e incluso quisiste apuñalarnos a todo el consejo estudiantil, por lo que no pudimos hacer otra cosa que amarrarte en la camilla de la enfermería. Estabas totalmente descontrolada; nunca te habíamos visto de esa forma. Fuente de alumnos me han comentado que... te gusta leer libros de satanismo y que, además, prácticas ritos... ¿Tiene algo que ver con lo de hoy? ¿es cierto lo que me han comentado?

Así fue como supo que todos los alumnos comentaban cosas tales como que ella practica ritos satánicos, así como ciencias oscuras, y que se ha casado con Satán, o que Satán es su Dios, y otras sandeces más.
No lo negaba, Saskya disfrutaba llamando a demonios u otros entes del más allá, pero ni de cerca, todas las cosas que había escuchado sobre ella, eran ciertas.
Por otra parte, en cuanto a su comportamiento anterior, sabía que había sido una posesión de Zalgo, en cuanto al contrato que cerró la noche anterior con él.
No lo sabía con exactitud, pero la muchacha creía que la criatura solía manifestarte en ella en los momentos de ira. Si aquello no era cierto, temía no saber en qué momento ella pasaría de ser Saskya a ser Zalgo.

Como siempre, las calles estaban vacías. No había ni un solo ser viviente por alrededor, y detestaba que su pueblo fuese tan solitario. La cabeza de dolía a horrores, así que caminó algo más rápido para poder llegar a casa antes y tomarse una dichosa pastilla para la jaqueca.
Por el camino, tropezó con una chica a la que solía llamar amiga: Lexia Meller. Con un simple contacto visual, Lexia salió corriendo despavorida de la chica.
Meller estaba muy asustada, puesto que Saskya no había vacilado ni un segundo en cortar el rostro de su amiga Dayana. Que estaba loca ya lo sabia, pero nunca había podido imaginar que su locura se desataría en medio de un colegio público. Había escuchado que la alumna había recibido la expulsión del centro por un periodo de treinta días. Aún así, a Lexia no le parecía suficiente castigo, deseaba al menos que fuera expulsada de por vida.

...

Aunque Saskya estaba expulsada, ello no significaba que estaba libre de trabajos escolares. El director le enviaba cada día archivos PDF con ejercicios de diferentes materias y, así, ponerse al día en los estudios.
Habían transcurrido dos días desde el incidente, y el ente aún no le había molestado ni había tratado de manifestarse de nuevo.
La notificación de un nuevo mensaje de correo electrónico sonó, y el símbolo de (1) aparecía junto a la columna de la bandeja de entrada.
Era un mensaje de su director. Al abrir el archivo, las letras de éste empezaron a moverse de forma inimaginable, y luego sintió un líquido caliente y espeso en su mano, que estaba encima del teclado. Era sangre. Su nariz volvió a sangrar, hasta que cayó inconsciente en la moqueta del suelo.
Cuando la chica recobró la consciencia, el dolor de cabeza volvió, y se asombró al ver lo que había ocurrido en su habitación: había escrito en las paredes frases como «él está aquí», «él viene» y «él te vigila». Pero de las que más, resaltaba la frase de «él viene».
Al ver el bolígrafo, descubrió que la tinta había saltado, y que además estaba roto. En general, toda su habitación estaba hecha un asco allá donde mirase.

Un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Notaba que Zalgo no había acabado de atormentarla en el día de hoy.

Pasada una hora, Saskya dejó los ejercicios y el estudio y bajó para tomar algo pues había perdido bastante sangre y se encontraba más mareada aún. Al bajar el último escalón, se pegó el mayor susto de su vida. Las paredes estaban manchadas de sangre, y todo estaba completamente destrozado, y Zalgo se encontraba en el centro, haciendo algo con sus manos, como si de esa forma se le rindiera culto hacia su persona.
Al ver que la chica estaba frente a él, mostró sus afilados dientes en una sonrisa que podía matar de miedo a cualquiera, y la chica se llevó la mano al pecho tras ver el estado de su piso-apartamento. Lentamente, se acercó hasta ella, sin borrar aquella sonrisa.

—Ya ves lo que soy capaz de hacer, pero aún así, sigue habiendo cosas que desconoces de mí o de mis poderes. ¿Lo llamáis así, no? Poderes —habló el ser.

La chica se quedó sin habla, tan sólo se limitaba a mirar atónita hacia los ojos de aquél ser llamado Zalgo, quien es el rey del caos y la oscuridad.

—Perdona, será que te incomoda. Tomaré una forma corpórea más inclinada a tus costumbres e ideales.

De repente, Saskya fue testigo del cambio de cuerpo de aquél ser. Se convirtió en un chico de no más de veintitrés años, de cabello negro, ojos de iris negro rojo, y piel pálida.

—Ahora que tengo forma humana, hablemos más cómodamente tú y yo —dijo, sonriendo ahora con una dentadura cuadrada y menos terrorífica que la anterior—. Este cuerpo que ves ahora en mí, realmente existió. Un chico de veintidós años llamado Sebastián. Era número uno en la universidad de Oxford. Aspiraba a ser un científico de fármacos. Tristemente, la vida le llevó a jugar al tan conocido juego llamado Ouija, con sus amigos. Tan escéptico como inteligente, decidió probar a llamar a algún ente en una de las fiestas de la universidad. Era la primera vez que iba a una, y no le fue muy bien. Qué casualidad que yo no andaba muy lejos de allí, y consiguió contactar conmigo. No creyó nada hasta que me aparecí ante él. Claramente, poseo su alma, y también su forma de ser y su inteligencia. Aquello me había dado bastante poder.
»Por la vestimenta, te habrás percatado de que se trata de un chico que vivió en los años setenta. Con esto, quiero decir que no sólo tendrás que lidiar con que yo maneje tu cuerpo, sino que esta persona, y muchas más podrán apropiarse de tu cuerpo también. Son bastante las personas que han caído en mis manos, y también las que prefirieron  morir a quedarse sin un alma para ir al supuesto paraíso divino. Todo esto... ya lo verás con el tiempo.

This Four Walls - ͊͗̇ͭZ̐ͦ́͌ͧ̂̇aͨ̿̔̋ͦ͒ͤl̿ͩ̓gͮͤͫ͊ͯͥo͐ͦ.̾ͩ̑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora