No es lo que esperaba

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@JEONCIDIO te etiquetó, acá está mi One-shot participante. Re tarde porque me gusta vivir al límite ahre no <3




Hay veces en la que la vida te juega malas pasadas, esas circunstancias en las que dudas seriamente que el universo la tiene contra ti. Esos momentos en que los que no puedes creer que todas las situaciones terminaron por alinearse al punto de resultar una confluencia de hechos extraños.

Así mismo se encontraba ahora Jeon Jungkook, un estudiante de secundaria normal, al que en las últimas horas le había ido de mal en peor. Aunque, para entender el porqué se encontraba tan incrédulo ante la presencia de ese extraño chico de apariencia delicada como la porcelana más fina en el suelo de su habitación, habría que retroceder unas cuantas horas al inicio de su día. 

Esa mañana en particular, había sido la peor en lo que iba del año en su opinión. Al despertar su madre le informó que invitaría a las hijas de sus amigas del club de jardinería para la merienda, pues ella seguía con la absurda idea de no permitir que su hijo menor fuera un "fracasado social cualquiera" -como ella misma le había calificado al enterarse que no sólo no tenía amigos y era hostigado en la escuela, sino que además no había logrado ingresar en ningún club deportivo como su padre a su edad- y querer obligarlo a salir con las adolescentes en cuestión, quienes gozaban de popularidad en la escuela gracias a su estatus de animadoras y miembros del consejo escolar. Era una estupidez pero sus padres eran así, no por nada habían sido los reyes de la escuela en su último año, era lógico que esperaran lo mismo de todos sus hijos, de los cuales por cierto, la única oveja negra era él. 

Para continuar lo horrible de su mañana, por quejarse de su familia en silencio durante su tiempo en la ducha se tardó demasiado, quedándose sin agua caliente. Por demorarse tanto, su madre decidió darle su plato de desayuno a su hermano mayor WonWoo, quién con gusto se comió todo. Molesto, hambriento y con el cabello aún mojado por estar demorado, salió finalmente para la escuela sólo para perder el autobús y tener que correr detrás de él por casi cuatro cuadras hasta la siguiente parada del mismo.
Hundiéndose en su asiento por la vergüenza que le provocaban las crueles risas de los demás estudiantes, buscó refugio en su mochila para cubrirse la cara ahora roja con ella, llevándose la grata sorpresa de que en efecto, no la traía consigo. Con aún más vergüenza que antes, tuvo que bajar del transporte entre silbidos y aplausos a su estupidez para correr de nuevo a la primera parada del autobús, donde probablemente la había dejado.

Llegando para la segunda hora de clases se llevó otra sorpresa, pues en honor a su percance mañanero sus compañeros  no sólo se habían encargado de correr la voz en toda la escuela sino que le habían decorado todo su escritorio y casillero con dibujos y frases en referencia a ello. Lo único rescatable de su día escolar era que gracias al castigo que recibió por llegar tarde y pelearse con un compañero que le llamó retrasado en el pasillo, tenía tres horas de castigo, lo cuál era suficiente para que se perdiera la merienda con las jóvenes que su madre llevaría a su casa esa tarde.    

Hastiado de todo lo miserable que podía ser su vida, ni siquiera se inmutó cuando su padre le avisó que de castigo por la llamada al hogar que recibieron esa mañana, no le irían a buscar de la escuela, incluso cuando había comenzado a llover. De hecho, cansado de todo, decidió que una caminata lenta bajo la fría lluvia no le vendría mal, ya que con mucha suerte, se enfermaría gravemente y no tendría que asistir a la escuela por muchos días.

Mientras iba a paso desganado por la acera, escuchó unos gritos que reconocería dónde fuera: el equipo de baseball de su escuela. Decidió ignorarlos, lo cual ahora sabía que fue mala idea pues iban en el auto del capitán, el cual usaron para, no sólo burlarse porque él era el único estudiante de diecisiete años que no había aprobado su examen de conducir, sino que aceleraron para dejarlo empapado de pies a cabeza.

Un pacto de servicio - Concurso YoonKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora