No me malentiendas:
te odio
y que suplique tu presencia en mis delirios de tristeza no me hace amarte
me hace una cobarde
temo dejar ir tu recuerdo
dios mio
te odio
y quiero que seas feliz
tengo vagas nociones de como estas
(ya sabes, la dignidad)
todo cambio en tanto tiempo
que con un poco de suerte somos incompatibles ya
nunca puedo terminar de odiarte
y es tu culpa.
Nunca le diste un final a nuestra historia
(porque si, la terminaste tu)
no sirves para dar finales cargados de emociones man
si hubieras explotado todo
(como debería)
podria odiarte tranquila
y la puerta hacia el perdón
estaría abierta
o cerrada
o dinamitada
pero así
en este tibio y borroso fin
estoy a rama pelada
ni puerta dinamitada
ni odio abrasante
y acá estoy yo
tirada
pidiendo entre sollozos
el fantasma de tu presencia