8. Mamá en Hogwarts

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Capítulo 8: Mamá en Hogwarts.

Murmullos, sus escamas rojizas brillando ante la luz de las antorchas encendidas, la alerta máxima en sus movimientos.

La serpiente se deslizaba por los pasillos de Hogwarts, con sigilo y destreza, camuflada entre las sombras. Ni Filch, ni ningún prefecto parecían haber notado su presencia.

Se detuvo en una sala, la biblioteca. Lentamente se arrastró hasta una sección algo más pequeña y oscura, la serpiente se pusó alerta, el peligro se sentía en el ambiente.

Miró hacia arriba, sacando sus colmillos.

» Sección prohibida «

¿Qué es lo que...? ¡Despierta, Maggie!

- ¡Ya desperté! -exclamó Maggie, saltando sobre su cama. Artemisa estaba recostada a su lado.

Todo había sido un sueño.

- ¿Qué es lo que tienes prohibido? -preguntó Artemisa algo aburrida, jugando con un mechón de su cabello. Cambiaba el mechón de lila a amarillo, de amarillo a verde y de verde a blanco.

Maggie tragó saliva.

- No tengo idea, ha sido un sueño muy raro en donde yo era una serpiente y me deslizaba hasta la Sección Prohibida de la biblioteca -le contó la chica a su amiga, que ahora la escuchaba atentamente.

- Debes estar intentando decirte algo a ti misma -sugirió Artemisa, incorporándose un poco-. O no, quien sabe, lo único que sé es que hace una semana no salgo a deambular por las noches y esta es una buena excusa para hacerlo.

- Te la pasabas practicando en el campo de Quidditch -señaló Maggie.

- Corrección: Me la pasaba practicando hasta que los Gemelos Weasley se dieron cuenta de que a esa hora practicaba todos los días y le avisaron a Filch, así que ahora estoy castigada por su culpa.

- ¡Que injusto! Pero si ellos también se pasan todos los días merodeando y haciendo bromas.

Artemisa sonrió un poco.

- Y es por eso que Filch vio su oportunidad y los castigó también por andar fuera en toque de queda, aunque haya sido para avisar de otro alumno, en este caso yo, fuera de la cama.

- ¡Por tontos! -se rio Maggie, el tiro les salió por la culata.

- En fin...¿Vamos a la biblioteca? Si todo sale bien prometo llevarte a conocer las cocinas de Hogwarts.

- ¿Qué tiene de especial una cocina? -Maggie no lograba entenderlo.

Ambas hablaban mientras Maggie se calzaba los zapatos y luego Artemisa la ayudaba a pasar los brazos por su túnica de Slytherin, teniendo su pijama debajo.

Artemisa también iba en pijama, pero el suyo era muchísimo más costoso que el de Maggie. El de Artemisa era un lindo conjunto de satén turquesa, mientras que el de Maggie era una vieja blusa que ya le quedaba algo pequeña y unos pantalones blancos de dormir.

- No es una cocina cualquiera -aseguraba Artemisa mientras salían del cuarto de Maggie-. Es la cocina.

- Ya conoceré las cocinas más tarde, supongo -se encogió de hombros-. ¿Cómo es que siempre me logras convencer?

Artemisa le sonrió, irradiaba seguridad.

- Soy yo, ¿Cómo podría no convencerte? -bromeó, sonando presumida. Ambas se echaron a reír.

Pero tan rápido como se puso a reír, Artemisa volvió a estar seria. Más bien concentrada, le indicó a Maggie que guardara silencio e hizo que ambas se escondieran tras un grueso, viejo y pesado tapiz que había en la pared.

Las Crónicas de Maggie Snape I: Visiones (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora