Sexta pesadilla

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Miro el reloj de la mesa que se encuentra a un lado de mi cama, son las 7 de la mañana, desde esa llamada no he dormido nada. Estoy demasiado segura que era ese tipo. ¿Quién más llamaría a las 3 de la mañana y no respondería?

Traté de dormir pero cada que cerraba mis ojos lo veía, sus rizos cayendo sobre su cara y su sonrisa detrás de un cubrebocas negro.

La policía aún no ha encontrado rastro del tipo, no nos han dicho absolutamente nada desde que salí del hospital.

Mis pensamientos giran en mi mente hasta que despierto del trance por un golpe en la puerta.

Me levanto dudosa de la cama, mi respiración se agita cada que avanzo a la puerta. Se vuelve a oír otro golpe.

-¿Quién es?- Mi voz tiembla por más que traté de mantener el control.

-Yo, Kile.

Dejo escapar un suspiro al oír su voz, por un momento creí lo peor. Abro la puerta y lo dejo pasar mientras regreso a la cama.

-¿Cómo te sientes?

-Supongo que ya mejor. Aún tengo miedo de que vuelva a venir por mí.

-Lo atraparán, la policía está buscando por el lugar donde te hallaron.

-¿Y si no lo encuentran? ¿Crees que venga por mí?

-Tranquila, el tipo no puede hacerte nada sabiendo que lo buscan.

No respondo. Se que por mucho que la policía lo busque, él no descansará hasta dar conmigo y matarme por hablar.

-Soy apenas un año menor que tú pero, esos sueños que tienes...

-¿Qué?

-Deberías contárselo a la policía y al psicólogo que contrató mamá, puede que eso ayude el caso y te ayude a ti.

-Se lo conté al psicólogo, cree lo mismo que tú. Que no son sueños.

El asiente con la cabeza.

Cae un silencio incómodo.

-¿Podrías...?

Se detiene al oír mi celular. Volteo para mirar el número.

Un mensaje.

Lo abro.

<<La próxima vez, entraré por tu ventana

PD: Extraño como gritabas en mi sótano. >>

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Hace más de una hora que llegué a la delegación, hace más de una hora que le di mi celular al agente, hace más de una hora que están investigando el número y hace más de una hora que siento que me voy a morir.

Desde que recibí el mensaje siento que  no puedo respirar,  siento que mi mundo gira y se colapsa. Estoy bañada en sudor, totalmente mal.

Ya me han atendido unos médicos de la delegación pero aún no logro tranquilizarme.

Me han tomado la declaración, les conté sobre la llamada que recibí en la madrugada, la respiración de aquella persona y también sobre el mensaje que recibí hace tan solo unas horas.

Mis padres hablan con la policía y piden que les informen sobre lo ocurrido. Los médicos sugirieron llevarme a casa para descansar.

-No se preocupe, mandaremos patrullas a vigilar el perímetro de su casa y mantendremos a oficiales encubiertos fuera de su casa por si notan algo sospechoso.

-No quiero volver a casa- Mi voz suena a la de un ratón,  estoy demasiado asustada y el simple hecho de regresar me aterra.

-No se preocupe, señorita. La mantendremos vigilada.

Kile toma mi mano con fuerza.

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-¡Te dije que comieras!

Me golpea por tercera vez en el abdomen.

-Por favor, déjame ir...

Mi voz suena muy leve, no creo que me haya oído.

Él sigue golpeandome, no siento mi cuerpo y ni siquiera se cuanto tiempo ha pasado.

Decide detenerse, mi cuerpo aún duele.

Estoy casi segura de que se ha ido así que me trato de levantar cuando siento algo enredarse en mi cabello, me jala tan fuerte que sólo emito un grito ahogado.

Comienza a jalarme por el suelo, la venda apenas si me deja notar algo de luz.

Se oye una puerta abrirse, me vuelve a jalar.

No oigo nada, solo percibo el sonido de unos grillos.

Siento la humedad en mi espalda y piernas.

Huele a pasto y tierra mojada.

Se que estoy fuera.

*Un recuerdo más*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora