Sabía que todo era un sueño… pero se sentía tan real, tan vivido. Mi cuerpo era tocado por decirlo de una forma sutil por muchísimas manos de personas a quienes no podía ver el rostro. Una especie de miedo mezclado con excitación hacia que a través piel, pasaran espasmos y contracciones que me era imposible controlar.
Alguien intento propasar esos toqueteos, me estremecí y grite con todas mis fuerzas y justo en ese momento, vi su rostro… el rostro de un hombre demasiado perfecto para ser real. Luche en vano acercarme a él, pero estaba rodeado por demasiada gente y cuando ya estaba a tan solo unos pasos oí un pitido o algo muy similar… conocía ese ruido, claro que lo conocía pues se trataba del mismo sonido de “el timbre de mi casa”. Desperté.
Aún estaba oscuro cuando abrí mis ojos. Una penumbra insípida se colaba a través de la ventana. Mire mi móvil para confirmar que hora era y justo como lo tenía pensado era muy temprano todavía; 5:30am no era precisamente una hora alentadora para despertar pero claramente no podría volver a conciliar el sueño sin que se me hiciera tarde para ir al colegio. Salí de mi cuarto demasiado somnoliento como para notar que mi pijama no era la más idónea para presentarme a quien sea que hubiese timbrado antes, pero podía ser papá y ante esa grandiosa posibilidad me apresure más de la cuenta por seguir las voces que se escuchaban en la sala de estar.
-Mira a quien tenemos aquí. Dijo mi madre... No creí que te levantaras tan pronto, aún no son ni las 6:00am...
-Eh, quiero presentarte a alguien. Prosiguió esta. Este es tu primo Andrew.
-Pero mamá, ¿cómo es que nunca me habías hablado de él? Refute sonrojado pues mi ropa no era la más adecuada para presentarme ante un completo desconocido.
-Lo que pasa es que no es exactamente primo tuyo, Andrew es primo de tu padre y se quedara una temporada con nosotros.
-Es para mi un gran placer conocerte al fin Alexander. La última vez que te vi, eras solo un pequeño y mirate ahora... Dijo Andrew miestras esbozaba una extraña sonrisa...
No me hacia la más mínima gracia el nuevo invitado y menos después de imaginar correctamente en que cuarto habrían de ubicarlo.
Después de unos días Andrew ya había tomado confianza con todos en casa de Alex, excepto con este ya que a Alex no acababa de agradarle del todo pues algo en el le impedía quitarse sus prevenciones respecto a su "nuevo primito".
Ya era jueves y justo ese día Alex había quedado de reunirse con su mejor amiga para realizar un proyecto del colegio.
-Hola Liu, saludo Mariana la madre de Alex. ¿Por qué no volviste a visitarnos? Te hemos echado de menos...
Liu se sonrojo un poco, no sabía que responder así que dijo la verdad, - Lo que pasa es que Alex me prohibió venir. Siempre que le planteo la idea, me dice que mejor nos reunamos en mi casa; la verdad, no entiendo muy bien que es lo que le pasa últimamente, creo que me quiere lejos de aquí jajajajaja.
- Hola mi Liu, interrumpió Alex, vamos a el estudio que tenemos mucho trabajo por hacer.
Mientras se dirigían al estudio, se toparon con Andrew y Liu al verlo se quedó de una sola pieza....
-Alex, dime quien es ese bomboncito, esta como quiere el tipo ese...
-Ah, él es Andrew se está quedando por unos días aquí con nosotros.
Hasta ese momento Alex no se había fijado en su "primo", pero después de las exclamaciones de su amiga decidió que iba a fijarse mejor en el que desde hace una semana estaba compartiendo su cuarto.
Eran las 10:00pm y Liu y Alex aún estaban en el estudio dándole los últimos retoques a su proyecto cuando alguien los interrumpió. Era su padre.
-Hola papi, Alex se abalanzo sobre los brazos de su padre y en su cara se dibujaba una gran sonrisa que no dejaba dudas de la felicidad que le producía este momento.
¿Cuándo llegaste? No te esperaba hasta el próximo lunes.
Liu por su parte saludo a Peter un poco cohibida. Siempre se sentía así ante la penetrante mirada del padre de Alex. Después de esto, le dijo algo a su amigo y se retiró a su casa.
Ya en su cuarto, Alex se puso a observar detalladamente a Andrew. Debía medir unos 180cm, sus ojos eran de un café intenso que podría llegar a confundirse con el negro, unos labios delgados pero tentadores, su piel de un tono canela oscura, unos brazos fuertes quizá gracias a horas de gimnasio, un abdomen bastante marcado, sus piernas igual que sus brazos daban muestra de una dedicación y esfuerzo que solo se logran después de arduas horas de ejercicio y en medio de esas piernas, se lograba divisar un abultado miembro. En esas se encontraba Alex cuando Andrew lo hizo salir de su ensoñación.
- Eh Alex, ¿qué es lo que tanto me miras? ¿Acaso te gusto? jajajaja
Alex solo atino a sonrojarse y sin decir nada, se cubrió con su sabana.
El fin de semana por fin llego y como era usual todos se levantaron temprano para realizar los preparativos para dirigirse a la casa campestre de la familia.
Este sábado a Alex no le apetecía ir con ellos, así que invento una excusa con sus padres y les dijo que debía quedarse.
-Peter, no creo que sea conveniente dejar solo a Alex, es apenas un niño y no creo que sea bueno dejarlo solo todo un fin de semana, dijo Andrew.
-Creo que tienes razón, en ese caso es mejor dejar la salida para la próxima semana.
-Mmmmm no creo que deban cancelar sus planes, la verdad no tengo muchas ganas de salir, así que si te parece bien yo podría quedarme con Alex.
A Peter la idea no le sonaba mal, además pensó que dos días juntos quizá podrían hacer que su relación mejorara pues como ya le había dicho Mariana, Alex y Andrew no tenían una muy buena relación que digamos.
Alexander se sorprendió en extremo por la petición de Andrew pero no dijo nada. Pensó que tal vez Andrew tenía planes para la noche y por eso había sacado la excusa de acompañarlo. Y muy a pesar suyo no estaba lejos de la realidad, Andrew ya tenía todo un plan en mente y uno que tenía que ver demasiado con el pequeño Alex.
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Diario de un Ninfómano
Teen FictionAlex es un chico común y corriente al que le "atormentan" sueños extraños en los que es el objeto del deseo de muchos, pero a quien el desea nunca logra ver. Su vida normal, dará un gran giro al llegar alguien a su cotidianidad.