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—¡Mayor, vámonos ya! —mire a mi madre y le rogué con la mirada que esperara un poco más.

—Nos mensajearemos a diario, Normani, es una promesa —le dije a mi mejor amiga.

—Promesa hecha nunca desecha — me sonrió.— Demonios Mayor, nos volveremos a ver. Ahora vete antes de que no te deje ir.

Corrí al auto de mi madre, y pero antes de entrar le grite.

—¡No olvides mensajearme!.

Mayor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora