Veía mí reflejo en ese mugroso espejo, la alarma no dejaba de sonar, mí decisión era firme, ya no le veía sentido, tomé mí chaqueta de el perchero, y salí a el estacionamiento, vi a mí compañero venir desde mí diagonal izquierda, se notaba su cansancio, me hizo una mueca en intento de sonrisa, el sabía que mí estado emocional había decaído desde el acontecimiento pasado hace unos meses, la cosa es que no pude digerir algo como eso. Los años me iban carcomiendo, el sentido a la vida ya no existía, sabía que ya no abría otra oportunidad.
Nos montamos en el vehículo y partimos, las bocinas no dejaban de chillar, los autos se corrían a medida de nuestro avance a gran velocidad. Había pasado más de la mitad de mí vida trabajando como esto, yo no entendía por que había decidido está vocación, con lo que estaba apunto de cometer, todas las vidas que salve, el libreto cambia de actor, yo paso a ser la víctima, mí compañero estaba concentrado en el camino, yo miraba por la ventana, mis lágrimas luchaban por salir, quería correr, gritar, golpear todo lo que esté a mí alcance, y preguntarme por que la vida había sido tan injusta con migo.
Recuerdo esa noche, las risas, los tragos, los besos y abrazos, la droga, toda la que teníamos a nuestro alcance, la música a tope resonaba en la habitación. Me preguntó cuando cai en ellas, las drogas, cuando hice caer a ella en eso, cuando arruine todo.
Perdí la oportunidad de cambiar mí vida, pero decidí malgastar todo lo que pude, arruinar a personas inocentes, meter a personas sin conocimiento en cosas que yo sabía que eran tan malas que, que, dañaron a esa persona la cual yo amaba tanto. Asesinato era lo único que paso por mí mente cuando me enteré de lo que yo había provocado, pedí verla, me dejaron entrar, la vi, tan frágil, acostada en una cama, con un millón de cables a su alrededor, luchando por vivir, en ese momento me di cuenta de todos los años, todo lo perdido, lo malgastado durante todo este tiempo.
Llegamos a el lugar, baje del vehículo, mí respiración se tornó más acelerada, mí compañero lo noto y me puso una mano en el hombro, lo mire solo un segundo, mí cobardía no me daba para más, entramos a el edificio y empezamos a subir las escaleras a oscuras, el edificio se había quedado sin luz y las de emergencias no funcionaban, nos dispusimos a subir a la azotea, ya en el ante último piso me pare en seco, lo que hizo que mí compañero chocara su cuerpo contra mí espalda, me di la vuelta, mis lágrimas ya corrían por mis mejillas, me miro con duda, musité una disculpa y agarrando su cabeza la golpee reiteradas veces contra la pared.
Subí lo que me restaba de piso, y abrí la puerta de la azotea con miedo.
Ella se encontraba parada en la cornisa, llevaba un hermoso vestido que yo le había regalado, su cabello suelto se movía con el viento, estaba de espaldas a mi, la luz de la ciudad iluminaba poco el edificio en donde nos encontrábamos.
Me fui acercando a ella lentamente, mis sollozos aumentaban al paso que pensaba que era lo mejor para ambos.
Me pare tras suyo y pase mis brazos por su cintura, mí cabeza hundida entre su hombro y cuello, ella suspiró y colocó su mano en mí mejilla. Bajo sus manos y las puso ensima de las mías, se deshizo de mí agarre, yo me pare alado suyo, tomé su mano y la mire a los ojos, estaban hinchados de tanto llorar me sonrió y miró al frente, yo hice lo mismo, poco a poco nos acercamos más a el vacío, hasta que ya no hubo piso en donde mantenernos y caímos al vacío juntos .
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The End
Short StoryNuestras almas se complementan, se alimentan, se fusionan, enredan, y no se quieren liberar. Estamos hechos uno para el otro bebé, no podemos alejarnos, tenemos nuestro destino escrito, dimos todo por vivir, pero ahora que aremos, ya no tiene sentid...