Capítulo 53

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Jamás imagine que la vida sería tal desventura, dicen que es como, una fuente eterna. Lo gracioso es que la vida como la fuente depende de algo para fluir, de ti mismo. Realmente, mi vida nunca fluyó. De hecho, creo que no se lo que es vida. Siempre pensé que esta, era una estructura creada a manos de un/una arquitecto/a. Al principio piensas que tus creadores son los arquitectos de tu vida, con el paso del tiempo, te das cuenta que ellos son solo los causantes del plano, pero eres tu quien te construyes a ti mismo. Cuando a esta estructura a la que le llamo vida, empezó a tener grietas, vi como me iba desquebrajando lentamente. Cada grieta me rompía más, cada una de estas se componía de dolor, de traición, de odio, de perfección errónea, y digo errónea porque la perfección no existe.

Lo triste de mi vida, es que mis creadores hicieron el plano de mi estructura, defectuoso. Con el tiempo, el débil material de mis sueños, de mis ideales, de mis sentimientos se fue desvaneciendo, como aquella casa de arena que esta al lado de un río, tarde o temprano caerá. Pues yo soy esa arena, o quizás estoy en el río que me lleva.

Padre, mi papá, a pesar del odio, no se porqué, pero siento un amor profundo por ti, aunque me torturaras. Llegue a la conclusión que el dolor físico, no se compara con el dolor del alma, aquel nunca se va. El abandono y la ausencia de un ser querido, jamás se va. Aunque sé, que existe una medicina para este dolor intenso, y no hablo, del dolor de mis extremidades, que cada vez siento menos, o de mi pobre corazón, que no es que este roto, ojala estuviera roto, ya esta hecho polvo, y como todos sabemos, el polvo ya no es ni será. Al menos, algo roto, se puede reconstruir, pero mi corazón jamás volverá a latir. Aquella medicina de la que hablo, es el perdón. 

-Rufus, padre...- digo en voz muy baja.

Este me mira, con recelo.

-¡Oh, hija mía, que desgracia la vuestra!- me dice.

Charlie lo mira expectante.

-Charlie White, es una maldición, es la maldición de los White. Eres una desgraciada por haberte encontrado con él, quizás si no me hubieras dado tanta repulsión al nacer, me hubiera quedado a tu lado, y tal vez, te hubiera protegido de un malnacido así. Pero no, pequeña, la vida, no es buena, mucho menos bonita, de hecho, tu vida no es más que un accidente de un borracho lleno de lujuria después de violar a una asquerosa mujer, a la cual intento matar.

Si antes mi corazón estaba hecho polvo, ahora ya no existe. Esas palabras me rompieron más. Intente poder sentir los brazos y las piernas, pero no pude. Al bajar la mirada, una de mis piernas se estaba morada ya. De hecho solo sentía una pierda, había perdido total movilidad en la otra, ya que la sangre no circulaba por ella. El dolor era terrible. Empezaba a sentir sueño, mucho sueño. ¿Donde esta mi Dios?

-La maldición, es tener a un padre como tú, aun sabiendo que era tu hija, has decidido matarla lentamente. Pero no, Rufus, aquí el que vas a perder eres tú.

Alzo la mirada, y detrás de Rufus estaba mi madre. ¡Es mi madre! ¡Nunca había sentido tanta alegría de verla! Leonor con un gesto, se pone el dedo en la mano, indicándome silencio.

Lo que no sabe es que ya casi  no puedo hablar. Esta me mira con los ojos llorosos, quizás le da pena verme así. ¡Como duele saber que yo era parte de tu venganza querida madre!. Se supone que los hijos, somos las bendiciones, las luces del camino, yo no fui más que una luz fugaz que sucedió en tu cielo, así por accidente. Soy aquella historia que nunca debió haber sido escrita y mucho menos contada. Mi sangre pronto firmará un pacto con la muerte, para que esta se lleve, la vida de un cuerpo que nunca la vivió, que siempre se sintió muerto.

-¡Jajajaja!- sigue riendo Rufus.- Mi querido Charlie, estamos a miles de kilómetros de la ciudad, en el sótano de una fabrica abandonada, lejos de la civilización, para que encuentren a esta criatura y a tu futuro cadáver, pasará mucho tiempo. Tendrías que burlar mi seguridad. Y creo que es más posible que mueran en unas horas, a que me detengan.

Rufus se continua riendo, fuertemente, como lo suele hacer.  Entonces, Leonor se acerca, detenidamente, silenciosamente, audazmente.

-¡Yo no estaría tan segura!- grita Leonor a sus espaldas. 

Esta le coge por el cuello, realizandole la llamada cobra, es decir, rodándole por el cuello, y apuntándole con una pistola en el hemisferio izquierdo de su cabeza. Fue en ese momento, en el que todo se detuvo.

Por fin veía a mis padres juntos de nuevo, aunque era la peor situación, la más horrible de todas, pude ver a mis arquitectos juntos. Mis creadores. Mis padres, aquellos que me debían haber llenado de amor, de cariño, de valor, de regalos, detalles...En cambio, me dieron, rechazo, odio, resentimiento, dolor y mucha rabia. Aún así, los amaba, los pocos latidos de mi corazón se los dedicaba a ellos.

Aún, albergaba esperanza en mi corazón, quizás fue todo un plan de Charlie y de mi madre, para que Rufus se confiara y de esta manera, atraparlo y llevarlo a la policía para que pagara por todo el daño que había causado. ¡Sí, seguro es eso!. Charlie no estaba actuando después de todo. Sus palabras, su amor por mi, sus actos, la azotea, la comida, el anillo, sus secretos, sus sombras, todo podría ser verdad.¡Seguro que sí! Ellos me iban a salvar, y tal vez, solo tal vez, podría llegar a tener mi cuento de hadas, aquel que sueña toda niña, porque yo seguía siendo eso, una niña herida.La más herida de todas.


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⏰ Última actualización: Aug 26, 2017 ⏰

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