"jimin y la apuesta."

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Taehyung deslizó sus dedos por las mejillas blancas del mayor, mientras veía sus orbes con tristeza. El sonido de las gotas de lluvia empezando a impactar contra el suelo llenaba sus oídos, pronto se hallaron a sí mismos, mojados bajo la pesada lluvia.
Ninguno decía nada, el momento era íntimo y con solo mirarse bastaba para entender el sentimiento que compartían.

–Deberías haberme dicho que enamorarme de ti me iba a doler tanto, ¿no crees? Así nos hubiéramos ahorrado esto. –La voz del pálido se escuchaba débil, intentando poner gracia en aquel comentario, pero no podía. La situación no lo ameritaba. –Quizás si no me hubieses dicho que me amabas, todo estos sería tan fácil. Y mi corazón no estuviese roto.

El castaño sintió las lágrimas acumularse en sus ojos, más no importaba, estas se camuflarían con la fría lluvia.

–No es eso, Yoongi. No lo comprenderías. –Murmuró. Con su voz grave y adolorida.

El amor es igual a una mafia, una vez entras, no puedes salir. Es adictivo como una droga que te impulsa a obtener más y más, hasta ya no poder.

–No importa, Taehyung. –Sonrió el pelimenta. Quitando las manos ajenas de sus mejillas, las lágrimas corriendo su delicado rostro, pero apenas se notaba debido la lluvia. –Encontraré a alguien como tú, solamente desde ahora pues desearte lo mejor. Tú mismo lo dijiste varias veces ¿no? "A veces el amor dura, y a veces duele". Eso es lo que haré. Dejaré que seas feliz, así no sea conmigo.

Algo dentro de Taehyung dolió cuando escuchó esas palabras. ¿Yoongi se estaba rindiendo? Eso era... oficialmente, su demostración que no haría nada por intentar salvar lo poco que quedaba.

–Tranquilo, Taehyung, en serio podré encontrar a alguien como tú. –Sonrió. Antes de darse la vuelta e irse, su silueta desapareciendo conforme el sonido de la lluvia aumentaba.

Ya era tarde, pero aún así, Kim Taehyung abrió sus labios y susurró:

–Pero yo aún te quiero...

Y el silencio lo acompañó.

Limpió sus lágrimas con sus manos, mientras deslizaba el dedo en busca de más contenido. No podía creer como alguien podía remover sus sentimientos con simples palabras.

–Jimin deja de llorar, son las cuatro de la mañana. –Se quejó Jungkook. Quien dormía en la cama de al lado.

Cierto, después de una sabia ronda de piedra, papel y tijeras; habían establecido que le tocaría compartir cuarto con ese otaku asocial.

–Cállate, pinche otaku, o te voy a patear. –Amenazó el mayor. Envolviéndose más en sus cobijas dispuesto a continuar con su lectura.

Pero Jungkook (que ahora parecía Lord Farquad), se levantó de su cama para dirigirse a la de su hyung y molestarlo. Genial, había despertado a la bestia.

–¡Yah! ¿Qué tanto haces? Desde hace días te noto pegado al celular. –Comentó desde su lugar: encima de Park.

Que te valga verga, pinche Lord Farquad; quiso decir. Pero se guardó su comentario porque no quería pelear con el menor.

¿Se imaginan? Chicos de Busan peleando con Dionysus de fondo.

M a m a l o n.

–Estoy haciendo algo que tu cerebro de otaku mugroso no entendería. –Se removió, intentando que el azabache se quitara de encima. –Ya sale, que pesas peor que marrano.

–Oblígame. –Argumentó en contra el menor. Soltando carcajadas al ver la frustración del otro chico.

Uno de los pasatiempos de Jeon Jungkook era molestar a Jimin. Ah, era lo mejor que había en su vida.

–¡Te estoy obligando!–Se quejó. Importándole poco si hacía ruido.

–Me bajo si hacemos una apuesta. –Quiso negociar.

No, Jimin, no caigas en su trampa. Jungkook tiene el poder de Dios y del anime de su lado, no caigas, no caigas, no...

Jalo.

Jungkook sonrió con dulzura y eso, eso no significaba nada bueno.

Passive. ;; jimsu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora