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Taehyung llegó a Japón casi al anochecer. En tres días sería la boda de su prima menor y ya que fue invitado tuvo que trasladarse a Japón por un mes y quedarse todo ese tiempo porque no había aviones de regreso hasta esas fechas.

Como su tía no tenía sitio en su casa y no vivían más familiares en Japón, tuvo que quedarse en un hotel cerca de la residencia.

Caminó por las frías calles de Tokio en la dirección que el papel en su mano marcaba. Por suerte, aunque era de noche, no estaba a oscuras debido a las brillantes luces de tiendas, edificios y carteles. Llegó frente al hotel y lo observó.

- Tampoco parece malo- susurró tras su bufanda e ingresó en el lugar.

Lo primero que llegó fue la calidez del lugar con respecto a las calles y el dulce aroma a café recién hecho. En sí, el lugar no era nada malo, al contrario. Había elegido un hotel con decoración e instalaciones hogareñas y acogedoras y realmente era un lugar muy familiar.

Una anciana se acercó a él y le hizo un ademán para que le siguiese y eso hizo. Lo dirigió en frente del mostrador y su dulce voz le habló:

- Buenas noches, joven. ¿Es usted el que reservó la habitación 107?- Al terminar de hablar, ladeó la cabeza tiernamente esperando una respuesta afirmativa.

- Hmmm...sí, sí.- La anciana sonrió y Taehyung le devolvió el gesto. La señora sacó de su bolsillo una llave y se giró a la estantería que tenía detrás, abriéndola. Dentro estaban colgadas cientos de llaves con una chapa con un número. Cogió la 107 y la apoyó en la mesa.

- A ver.- Encendió el ordenador que tenía la lado y tecleó algo que Taehyung no llegó a ver y tampoco quiso preguntar para no quedar de cotilla. - Pagó online, ¿cierto?- Taehyung asintió- Bien, entonces puede coger la llave y dirigirse ya hacia su habitación. El castaño volvió a asentir y se giró dispuesto a tirarse en su cama y dormir hasta la fecha de la boda pero desgraciadamente la anciana le agarró la manga por detrás del mostrador con un semblante preocupado y Taehyung volvió a mirarla.

- Hay algo de lo que no le he avisado.- Parecía preocupada así que prestó atención, instando a que continuase.- Bien- La señora cambió su rostro a uno más serio.- Es simple y sencillo, no te acerques a la habitación 106.

- ¿Por qué?- Ya que era una orden y no una advertencia, al castaño le había picado la curiosidad y simplemente decidió preguntar. Si le iban a mandar que por lo menos le diesen la razón, ya no tenía tres años.

- Es...un simple almacén y no nos gusta que la gente toque lo que nadie le manda.- Pareció dudar ella misma de sus palabras pero el más joven no le dió importancia, a él tampoco le gustaba que invadiesen su privacidad así que simplemente asintió y siguió su camino después de hacerle una reverencia a la ancianita que lo miraba dulcemente.

El ascensor no tardó en llegar, subió mientras movía su pie inquietamente y la estresante música no lo ayudaba, estaba cansado y estresado. Cuando hubo salido del ascensor, caminó por los pasillos mientras las puertas iban pasando.

- 101, 102, 103, 104, 105...- Iba contando las puertas hasta que una le llamó la atención.- 106- No parecía la puerta de un almacén, más bien, era la misma puerta que todas las demás pero no parecía que la anciana fuese una mentirosa así que el cansancio ganó a la curiosidad y simplemente llegó a su puerta, abrió y se metió dentro para tener su merecido descanso.

DUHDUHDUHDUHDUHDUHDUHDUHDUHDUH

La mañana siguiente llegó y con ello Taehyung tuvo que despedirse de su mullida cama. Llamó al servicio de habitaciones para desayunar y cuando acabó se duchó y vistió.

The boy in the room - VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora