Capítulo XIII- Soy toda tuya

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Cuando me despierto un dolor de cabeza me hace volver a cerrar los ojos, y los recuerdos de la pasada noche vuelven a mi cabeza como un torbellino, Julianne, sacándome de la fiesta, besándome ¿Cómo habíamos terminado así?

-Hey ¿estas bien?-Lucía me trajo un vaso de agua, tenía mi garganta seca y bebí el vaso de un trago.

-Creo que sí-miré a mi alrededor sin encontrar a mis otros hermanos.

-Fueron al trabajo-lucía explicó-ahora los domingos también lo hacen, quieren tener tanto dinero como tú-volteó los ojos.

-Vale-intenté sonreírle-¿papá?

-Está bien-Lucía miró hacia otro lugar-dice que se encuentra un tanto enfermo así que lo llevaré el lunes a algún doctor.

-y mamá?

-Ya tiene un mes de embarazo, cree que será un hombre-asentí y volví a recostarme.

-Sé que trabajas duro Nalia-miró a su hermana que estaba con la mirada perdida-y que si no fuese por ti quizás ahora estaríamos viviendo en la calle, pero aún así...ahora nunca nos vemos, apenas llegas a casa duermes y no podemos hablar de nada-suspiró-solo te extraño.

-Hermana-le abrazó-yo también te extraño, disculpa si nos hemos alejado, prometo estar más presente-amabas conversaron de diversos temas, de los libros de Lucía, de los estudios de Nalia, y reconocía en su interior que se había alejado de su familia, y que quizás si debía dejar de trabajar por al menos un día.

*

Cuando finalmente llegó el lunes Nalia era un manojo de nervios, recordaba todas las palabras que le había dicho a Julianne y aunque le costase reconocerlo eran verdaderas, sí quería intentar algo con ella...la quería, fue una tonta cuando no había correspondido a Julianne a tiempo.

-¿Llegaste bien ayer?-Albert se había acercado con somnolencia.

-Sí, gracias a tu madre-le sonrío.

Conversaron hasta que las puertas se abrieron y se despidieron. Por suerte hoy no tocaba con su profesora de lengua, pero aún así en algunos recesos pudo observarla, llevaba el cabello suelto e iba con un traje de dos piezas como acostumbraba, aún así sus ojos no abandonaron su cuerpo hasta que tuvo que volver a clases.

-Hola chicos-Julianne se hallaba mirando a la clase.

-Mierda-susurró.

-Hoy reemplazaré a su profesora, se encuentra enferma y ha dejado algunas hojas para que las hagan-fue puesto por puesto entregando cada hoja y cuando llegó a la altura mía sus ojos divagaron por mi boca.

-Gracias-le susurré. Julianne asintió no sin antes darme una ojeada.

Hice las hojas apoyándome de uno de los libros pero sabía que su mirada no se quitaba de mi rostro hasta que le miré directamente y me sonrío. Me sonrojé ante su atenta mirada y no volví a mirarle hasta que se entregaron las hojas. Corrí hasta la salida y tomé el primer autobús que pasó hasta mi trabajo, por alguna razón me avergonzaba de lo que había sucedido y no podía mirarle ni menos hablar con ella.

Estaba esperando al siguiente cliente mientras me ponía maquillaje, estaba agotada pero al menos me daba ánimos pensar que faltaba menos para que saliese.

-Hola-abrí la puerta mientras traía bragas negras y escote del mismo color, Julianne me observó atentamente con sus ojos, veía el hambre en el y por un momento yo también le miré a ella de la misma forma.

Julianne entro empujándome lentamente, cerré la puerta aún aturdida y le observé mientras dejaba sus cosas en el suelo y se sentaba en la cama.

Malos Tiempos(temática lésbica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora