Capítulo Único.

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Los cabellos de Jungkook estaban hechos un desastre cuando se miró al espejo esa mañana. Ya no le importaban mucho esas cosas que digamos. Cepilló sus dientes por el simple hecho de que le daba asco el sabor en su boca. Era bastante temprano, ya que hoy era un día muy especial. El clima se sentía pesado y extraño. Los ruidos se sentían lejanos a él. Él se sentía ajeno a la realidad.

Se fijó por tercera vez que las cosas estuvieran en su mochila. Llevaba una garrafa de gasolina, y una caja de fósforos a la cual le faltaban algunos pocos. La colgó en su hombro, sintiendo más peso del usual. Él solía cosas que simplemente hicieran algo de peso en su mochila para que su madre no sospechara, de esa forma cuando le quitaban sus cosas no tenía de que preocuparse. Tan sólo unas cosas para levantar. La costumbre de llevar pocas cosas sumado a la debilidad de sus brazos le hizo soltar un leve quejido.

No se molestó en ocultar sus heridas, poco le importaba.

Bajó, y no se sorprendió de no encontrar a su madre abajo. Era demasiado temprano, incluso para ella. Se acercó al hueco donde estaban las llaves y las tomó, se dirigió a la puerta y la abrió importándole muy poco si hacía ruido suficiente como para despertar a sus padres. Tiró las llaves al suelo, e incluso dejó abierto. Ninguna de sus acciones tendrían concecuencias para él ese día.

Caminó con pereza hasta allá. No se sorprendió de que las miradas de esos chicos se posaran con euforia sobre él unos metros antes de llegar. Vio las sonrisas enfermas en sus rostros, y él les dedicó una también. Nada, absolutamente nada le importaba. Vio la confusión en sus ojos, pero de todas formas, pasó.

Paliza.

Cuando los chicos se vieron satisfechos, o se cansaron, por fin le dejaron en libertad. Una risa enfermiza salió de los labios de Jungkook, mientras miraba al cielo. Se levantó, y se dirigió con lentitud al baño más cercano a su clase. Esperó allí pacientemente a que todos se hallaran en sus clases. Cuando eso pasó, se dirigió a donde solía estar el concerje. Sabía que a las 07:13, él se levantaba e iba a por su café mañanero. Se recostó en un muro, y esperó a que eso pasara. El hombre miraba impaciente su celular, y, finalmente, se levantó a las 07:11. Jungkook sonrió mientras se dirigía al pequeño armario de limpieza. Buscó con la mirada el juego de llaves que buscaba entre los que estaban en la pared, finalmente dando con el que correspondía a las seis aulas de su pasillo. Las tomó silenciosamente y se dirigió nuevamente hacia el baño.

Todo, todo iba perfecto. Él sólo debía ir hacia su clase, trancarla con sigilo desde afuera, abrir la otra, volcar el combustible, y antes de que puedan reaccionar, lanzar el fósforo, encerrarles y verles morir. Lamentarse por todo lo que han hecho en sus miserables vidas.

La adrenalina comenzó a correr por sus venas de sólo pensar en la idea.
Tomó sus cosas, y cuando iba encaminado por el pasillo, vió a un chico, Taehyung, salir de su salón. Por primera vez en el día, experimentó algo que no fue indiferencia o adrenalina. Miedo, miedo era lo que sentía. El chico estaba a sólo unos metros de él, y fue ahí cuando pareció ver las cosas entre sus manos, ya que frunció el ceño fuertemente, con notable confusión.

-¿Jungkook?- no sabía si le estaba llamando, o estaba intentando preguntar si ese era su nombre, aunque no importaba.-¿Q-qué haces?- el mayor paró sus pasos frente a él, clavando sus ojos en el menor.

-N-nada... sólo. Déjame pasar, sigue tu jodido camino.- el menor intentó pasar por el lado del castaño, pero este no lo permitió.

-¿Qué carajos planeas hacer? ¿Estás loco? ¿Eso es gasolina?- su voz temblaba de vez en cuando.

-¡Muévete, joder!- sus ojos se llenaron de lágrimas de frustración, ¿por qué no podía salir todo como el quería por una vez en su vida?

-¡No! ¡¿Qué mierda haces?!

SAVE HIM [vkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora