Debería acostumbrarse pero no, Yugyeom estaba sentado a los pies de la cama usando la misma ropa.
Y Bambam usualmente sonreiría pero los últimos días no había tenido tiempo para eso.
Era demasiado.— Buenos días — Habló el mas alto con voz ronca.
Bambam lo ignoró y se dirigió al baño, no quería escucharlo.Mientras se miraba en el espejo cepillándose los dientes miró a Yugyeom del otro lado.
<<La puerta>>
De inmediato bajó la mirada para no encontrarse con la dolorosa del otro, tenia que hacerlo.
— No vas a ignorarme por siempre ¿Verdad?— Está vez notó el dolor en la voz del chico pero como había venido haciendo desde hacia dos semanas, le dolía mas que a nada pero...
— Dejame en paz — Por fin dijo, Yugyeom ni se inmutó, solo lo miraba.
Todo este tiempo había querido culpar a Yugyeom, culparse a él mismo pero la verdad es que nadie los había previsto para aquello que los arruinaría a ambos.
— Solo quiero que me hables— Con cada palabra avanzaba un paso. Bambam no se movió. Le dio un vistazo a la puerta principal.
<<La puerta, la maldita puerta>>
Suspiró de alivio al verla cerrada.
Abrió el armario y suspiró al ver toda la ropa del castaño ahí, pasó sus dedos con delicadeza, aún tenían su aroma.— Puedes tirarlas si quieres, o mejor aún, siempre me gustó ver mi ropa en ti.
"Lo sé" Quiso decir.
Sintió la mirada del otro mientras se vestía, no importaba, ya lo había visto así muchas veces.
Yugyeom se sentó a su lado, lo sentía, el calor de su mano y también los sollozos que dejaba salir, le rompia el corazón pero no sabia que decir, no había nada que decir, ya el daño estaba hecho.
El menor acariciaba su espalda de arriba a abajo en un gesto consolador pero nada iba a cambiar lo que había pasado, mucho menos Yugyeom.
Hace unos días todo estaba bien, hace algunos días tenían tantos planes, tantos sueños y ahora la nada misma los abrazaba.— Yugyeom, por favor, no hagas mas esto— Rogó con la voz rota levantándose.
El chico lo siguió.Empezó a preparar el café, ahora para uno, además a Yugyeom no le gustaba el café.
Miraba a la puerta de vez en cuando.
Es una nueva costumbre que había desarrollado los últimos días, nadie podría culparlo por hacerlo. Su amigo Mark le había dicho que podría ir a su apartamento hasta que se sintiera listo para volver.
Pero no podría ni lo haría.
En ese lugar se habían formado varios recuerdos, buenos y malos pero todos significativos para él y todos con la misma persona, esa que lo miraba desde unos metros con esa sonrisa dulce que había nacido para amar.Bambam siempre se había dicho que se debía aprender a lidiar con las cosas, hay mucho que no se puede cambiar y por mucho que lastimen algunas circunstancias lo mejor es salir adelante.
Bastante hipócrita de su parte porque en ese instante desearía retroceder el tiempo y evitar que aquello pasara y que él y Yugyeom siguieran siendo los mismos jóvenes enamorados.Lo tenían todo.
La vida trabajaba de una manera jodida. Te deja probar la felicidad, toda la que podrías desear y un pequeño momento, un descuido, un imbécil, ese minuto, ese segundo, esa hora, ese día, la arruina.
Y quería salir adelante pero cómo podría hacerlo si con Yugyeom lo había planeado todo. Había estado prácticamente toda su vida con el castaño y lo había amado por años. Si bien era joven sabia que nadie en la vida lo iba a hacer sentir de esa manera, nunca.