Cap.1 El Principio

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Ésta es la historia de Mia y Marisse unas mellizas que solo se parecen físicamente. Quien narra es Mia. Dedico ésta historia a mi abuelo Manuel, a mi tía Diana que aunque ambos ahora están en el cielo...al primero no lo conocí y a la segunda la perdí cuando yo sólo tenía diez años, me dieron la fuente de inspiración para escribir ésta historia.


Quien me dice loca es porque no está cuerdo; sólo aquellos capaces de admirar la belleza oculta son los verdaderos libres de la historia.

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Prólogo


Nunca pensé que estas cosas realmente existieran aunque en el fondo siempre tuve el secreto deseo de que sí existieran en verdad aunque se tratara una verdad oculta, lo que jamás creí es que yo lo llegaría a experimentar en carne propia y esto cambiaría mi vida para siempre, todo en lo que creía y en lo que vivía se me escapó como el agua se escapa entre las manos. Esto fue hace muchos años cuando mi hermana y yo éramos sólo unas niñas y soñábamos con ser princesas de las hadas del bosque, e imaginábamos vivir entre unicornios, duendes y criaturas mágicas; esos fueron buenos tiempos que quedaron atrás. 

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Marisse - Sabes que aun no sé por qué seguimos viviendo en ésta casa, perfectamente podríamos vivir en la casa del abuelo, es grande y muy bonita, tendríamos piscina, podríamos montar a caballo por las tardes después de la escuela, estaríamos cerca del bosque y quizás podríamos ver hadas, sería maravilloso, te imaginas así como en los cuentos ¿es que eso no te emociona? Además tendríamos la belleza del campo a sólo unos minutos de la civilización de la ciudad 

Mia – Sabes que desde que falleció la abuela él ya no quiere vivir más en esa casa, él sufrió mucho en esa casa Sissi (así llamo a mi hermana de cariño), sabes todas las penalidades que pasó la familia con la enfermedad de la abuela 

Marisse – sí lo sé pero eso no impide que la casa siga siendo bonita y lo suficientemente grande como para que cada una de nosotras tenga su propia habitación 

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Desde que la abuela falleció el abuelo se mudó a vivir con nosotros en la ciudad por lo que yo tuve que cederle mi habitación, así que Marisse y yo tuvimos que compartir habitación, fue realmente un caos

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Mia – no seas necia Sissi, es algo egoísta de tu parte, deberías pensar más en el bienestar del abuelo, sé que ésta casa no es grande y no tenemos aquí todos los lujos que tendríamos allá pero no vivimos mal, es decir nunca nos ha faltado nada y el abuelo parece estar feliz aquí. 

Sissi me mira pensativa 

Marisse – quizá tengas razón 

Se levanta de la mecedora colgante que papá instaló en el corredor del frente de nuestra pequeña casa. Marisse y yo tenemos diez años, diez años en los que hemos vivido una vida buena y digna, no con lujos ni nada por el estilo, mi mamá es de familia adinerada, mi papá no tanto, vivimos bien por el trabajo de ambos, ellos jamás han aceptado ayudas o caridades de nadie. A Marisse siempre le han encantado las cosas finas, la abuela Mildred era especialista en corromper el alma de mi melliza cuando iban de compras, Marisse regresaba con muchas cosas nuevas y muy finas, su vestimenta de principio a fin es de diseñadores, sus accesorios y todo lo demás que una niña como Marisse pueda querer, a mi papá ésto nunca le hizo mucha gracia, pero cuándo quiso intervenir acerca de estos regalos extremadamente caros, mi abuela se limito a decir 

El Misterio de la Casa AzulWhere stories live. Discover now