III

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Ya no sé qué hacer para sacarte de mi mente y sueños.

Diariamente me hago una idea errónea de quién eres,
de quién desearía que fueras,
de sentir lo que nunca he sentido.

Pero, por alguna extraña razón lo quiero contigo,
aunque seas mi némesis, lo deseo contigo.

Algo en tu cuerpo y piel me invita,
me llama a estar cerca de ti,
a corromper tus perfectos pensamientos e introducirme en ellos con diminutas bragas.

Aunque fantasee con esa idea,
puede que sea realidad, y en algún momento yo viva en el lugar reservado para la perversión de tus pensamientos y fantasías innombrables.
Es ahí donde me perteneces, donde somos libres.

No me molestaría, en lo absoluto, si en medio de tus pensamientos hacia mi persona, el fuego se enciende en tu interior

¡O mi Dios!

Como desearía estar a tu lado para apagar las llamas que te consumen, con refrescantes y húmedos besos,
ir extinguiendo llama por llama,
dejando mi camino marcado a la felicidad,
a la entrega total,
sin miedo,
sin reservas,
sin privarnos de nada.

Viajar fuera de este mundo, como dos locos que no saben otra cosa que gritar en silencio, lo que sus cuerpos suplican.

Por un poco de tu piel y un poco de la mía.

Recorrer tus brazos, saborearlos, sentirlos, adorarlos, para llegar a tu perfecta espalda
(para mí lo es)
mientras con suaves caricias quito cualquier pensamiento de tu mente, dejando un lienzo en blanco donde poder trazar lo que deseo hacerte.

No quedara centímetro de tu cuerpo sin ser explorado y conquistado por mi boca y manos,
la mejor recompensa es ver tu piel erizarse bajo mi delicado tacto,
sentir tu piel arder de pasión, lujuria y deseo

¿se pueden combinar las tres?

Te lo demostraré.

Así que siéntate y relájate, porque apenas estoy comenzando, no me detendré hasta que no desees otra cosa que sentir mis labios en tu piel, querrás la vida eterna solo para sentirme tan cerca de ti, que nos confundan con uno.

Seré tu perdición,
llegaras a desear jamás haberme conocido,
no conseguirás otra forma de sentirte saciado, excitado, satisfecho, que no tenga mi nombre escrito.

No existirá para ti, una mejor mujer que yo,
aunque su cuerpo parezca haber sido creado por los mismos dioses, no estará ni cerca de lo que conmigo sentirás.

Recuerda que me perteneces, aún sin haberte tocado

aún.

Al Hombre Que Nunca Tendré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora