Sentía que el tiempo no transcurría, cada hora se hacía cada vez más eterna y eso aumentaba aún más mi nerviosismo. A medida que pasaban los minutos, intentaba cambiar de postura por hacer algo, ya que no sabía que hacer para que el tiempo se pasara más rápido, la profesora hablaba y hablaba, blah, blah, blah, pero no retenía nada en mi mente, ya que estaba demasiado ocupada pensando en otras cosas, como por ejemplo, lo que me esperaba a la salida de la escuela. Pero la espera se hacía eterna. ¿Qué era lo que Oliver quería decirme tan ansioso? ¿De verdad podía confiar en él en lo que sea que me dijera? Esas eran el tipo de preguntas que podía formular en estos momentos, por lo menos así podía ocupar mi tiempo de manera productiva.
Miré por la ventana. Junto a nuestro colegio había un parque, así que podía ver como los niños jugaban y se divertían. A veces me gustaría volver a ser pequeña.
—¿Elena?
Me di la vuelta y la profesora me miraba expectante, todos los alumnos tenían ahora su mirada posada en mí. Apreté mis labios.
—¿Puedes explicar lo último que he dicho? —dijo y no sonaba a una pregunta.
Hice una mueca torcida.
—Mmm... —murmuré.
Harper detrás mío, me susurró:
—El último libro que leímos.
Me acomodé en mi lugar y respondí exactamente las mismas palabras que Harper. La profesora me miró no muy convencida pero asintió y siguió hablando. Giré en mi lugar, le sonreí a mi amiga y ella me guiñó un ojo.
Me coloqué nuevamente como estaba sentada antes y volví a sentir que el aburrimiento volvía y las horas se hacían largas.
. . .
Al fin, después de tanta espera, había llegado la hora. De pronto fui consciente de lo que estaba apunto de suceder y me quedé congelada antes de atravesar la puerta de salida. Pero sin poder protestar, fui arrastrada por la horda de estudiantes que querían irse.
Una vez fuera, me quedé cerca del estacionamiento para no estorbar al resto de estudiantes que caminaban hacia la parada de autobús o hacia sus respectivos autos.
—Elena...
Me di la vuelta y allí estaba Oliver Collins parado frente a mí, y con una expresión completamente indescifrable para mí.
—Oliver —dije secamente.
Mi intención no era ser del todo dura, pero no podía evitarlo, sentía un fuerte resentimiento contra él.
Oliver se quedó ahí parado un momento, sin hablar, mirando hacia el piso.
—Yo solo quería pedirte disculpas —soltó de repente. Alcé una ceja y me miró, sus ojos color miel... —. Y también...
No pudo terminar ya que otra voz apareció.
—¿Baker?
Isaac apareció en su bicicleta y se fue acercando. Oliver lo miró con los ojos entrecerrados y se cruzó de brazos.
Me había olvidado que también vendría Isaac.
Isaac se puso a mi lado y miró a Oliver con cierto enojo, yo en cambio, miraba a ambos con el ceño fruncido.
—¿Te está molestando, Baker? —preguntó Isaac mientras apretaba sus puños.
Apreté mis labios y Oliver soltó una carcajada. Negué con la cabeza.
—No. Él quería hablar de algo, pero supongo que no es importante. —Miré a Oliver de forma inexpresiva y él estaba confundido, pero se mantuvo callado.
Isaac asintió aún con la mirada fija en Oliver, sus ojos estaban ensombrecidos.
—Bien —soltó y se subió de nuevo a su bicicleta, sonriente—. Vamos, Baker. Tenemos cosas que hacer.
Negué con la cabeza, divertida. Me giré hacia Oliver que aún estaba en el mismo lugar.
—Adiós —dije y me fui con Isaac.
No volví a darme vuelta para ver cual fue la expresión que puso Oliver mientras me iba. Simplemente me alejé.
Llegamos al parque y lo primero que hicimos fue subirnos a la rueda de la fortuna. Me di cuenta de que Isaac, probablemente, le tenía cierto miedo a las alturas, ya que a medida que subíamos él estaba más nervioso. Comimos unos hot dogs, luego fuimos a los juegos individuales, en los que había para encestar en los aros de básquet y por último, fuimos a dos montañas rusas. En la segunda fue asqueroso, ya que al bajar un niño vomitó y llenó todo su asiento de todo lo que había comido. Isaac me tuvo que sacar casi desmayada de allí, ya que me ponía mal ver los restos de comida de otras personas.
Luego simplemente me acompañó hasta la parada del autobús y se despidió diciéndome que no confiara en nada de lo que me dijera Oliver, que él sabía muy bien como jugar sus cartas.
Subí al autobús completamente confundida.
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Only You
Ficção AdolescenteElena está en anteúltimo año de secundaria. Este año les tocaba juntarse con el otro grupo y así se quedarían hasta terminar la escuela. Ella conoce a dos chicos muy divertidos. Pero su relación podría verse afectada por diversos eventos que los lle...