Painful Memories (Saga Deep #1)

Capítulo XVII

Capítulo 17 ~ A promise with Myself.

Los labios de Scott intentan nuevamente con los míos, pero lo esquivo por tercera vez esta noche.

—Oh, vamos, acabas de excitarte conmigo aquí, presionándome tu trasero como las mejores, ¿y no vas darme un beso?

—Estás ebrio y no sabía que eras tú.

—¿Y luego me dices que no eres zorra? ¿De verdad lo hubieras hecho con cualquier otra persona que no conoces?

—Con cualquiera menos tú —me retuerzo en su agarre para soltarme.

—Eres una zorra —susurra en mi oído, mordiendo el lóbulo de mi oreja.

—¡Suéltame! —grito, pero nadie podría escucharme con la música tan alta y todos estos cuerpos sudorosos de aquí para allá.

—Sólo un beso, zorrita —susurra—. Lo has hecho antes.

—Púdrete —escupo—. ¡Suéltame, Scott! —grito nuevamente.

—¿Qué te suelte? ¿Qué acaso no sentiste a mi compañero allá abajo? No puedes dejarme así, Lie. No puedes dejar a ningún hombre así.

Mi garganta se seca casi inmediatamente. Abro los ojos, como si estuviera buscando algún indicio de que él sabe que lo que acaba de decir provoca malos recuerdos en mí. Recuerdos de los intentos que tuvo Troy de acostarse conmigo vienen a mi mente. Él me dijo  justo eso la última vez que intentó seducirme, pero yo simplemente no podía entregarle eso. Nunca pude. Aunque él lo intentó muchas veces de distintas formas, jamás logró meterse entre mis pantalones. Supongo que es un alivio que no lo haya hecho, pero de todos modos duele recordar sus ojos furiosos al decírmelo.

—¡Cállate! —grito.

—¡Suéltala, Scott! —la voz de Ethan se escucha detrás de mi oreja.

Mi giro a verlo y allí está él, parado, observando sólo a Scott. No dirige siquiera una mirada a mí. No lo culpo, yo tampoco lo haría en su lugar.

—Ahora no, Ethan —lo regaña Scott.

—¿Ahora no? Suéltala maldita sea, Bob va a matarme —dice, tomándome de un brazo y retirándome del agarre de Scott.

—Oh, vamos hermano, tú siempre te quedas con todas —se queja Scott.

—Estás más que ebrio. ¿Qué mierda tomaste? —Ethan luce enojado, como si fuera su jefe y estuviera retando a su empleado.

—¿Qué te importa? —le devuelve.

—Espero que sepas controlar tu boca —murmura entre dientes, amenazándolo con un par de palabras y una mirada.

—Lo haré, siempre lo hago —murmura también, demasiado molesto como para tratarse de algo simple. Esto es serio.

—Eso espero.

Ethan presiona sus dedos en mi brazo y tira de mí hasta la salida del lugar. Creo que no hubiera estado tan feliz de verlo tan solo unos minutos antes. Caminamos hasta su auto y él me suelta junto a la puerta del acompañante. Su ceño está fruncido y su mentón presionado, su mirada perdida en la nada, completamente ciega, maniobrando en la oscuridad como el piloto automático de un avión. Abre la puerta del conductor y enciende su Munstang. Me abrazo a mí misma, tratando de protegerme del frío, indecisa si subirme al auto o no. No baja de este a obligarme a hacerlo y quiero que lo haga, quiero que me demuestre que no hizo esto sólo porque si no lo hacía mi padre lo tendría en una tumba esta misma noche.

Me siento sucia y estúpida.

Como una zorra.

Susurra mi subconsciente. Asiento levemente, dándole la razón en eso. Tiene razón, así es como me siento, eso es lo que fui dentro de ese lugar. Una… zorra. Suena tan extraño decir eso sobre mí.