CAPITULO 26 SENTIMIENTOS DE CULPA

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Narra Annia.

Cuando Max termino, me dejo libre, a lo cual lo único que hice fue limpiarme la boca con la manga de la blusa que estaba usando, Max se comenzó a reír, necesitaba a Jeff, necesitaba sentirme segura.

- Algún día Annia, algún día.

Y diciendo esto se alejó hasta la puerta y la abrió, salió al pasillo y volvió a cerrar por dentro, sin hacerme de esperar fui hacia la ducha y comencé a gritar y a llorar desesperadamente, me sentía horrible, tenía una culpa tan grande por lo que había sucedido, que es lo que pasaría ahora; ni yo misma lo sabría, como miraría a Jeff a la cara.

"¿Enserio te preocupa?"

Me pregunte a mi misa, y la verdad era que sí me preocupaba, si Jeff se llegaba enterar su corazón se rompería y yo estaría de verdad muerta, a pesar de todo sabía en el fondo de mí que mis sentimientos hacia Jeff eran reales.

Me metí a la ducha nuevamente, y mientras el agua caliente recorría mi cuerpo, tenía que pensar en qué le diría a Jeff, él me conoce bastante que sabría que algo malo me ha pasado, ¿cómo decirle sin que tomara represalias graves?

De pronto escuche la puerta de la entrada principal abrirse, supuse que Jeff estaría ya en casa, ya que cuando salí del baño estaba atardeciendo, me apresure a cambiarme antes de que él viniera.

En cuanto Jeff entro, yo apenas estaba terminando de ponerme la blusa.

- ¿Y por qué mejor no te la quitas? – dijo Jeff burlonamente.

En cuanto voltee vi a Jeff parado en el marco de la puerta sonriendo algo que la verdad me tranquilizo y me hizo olvidar lo ocurrido, me pare y sin más lo abrace, algo que a Jeff le sorprendió pero me dio un abrazo de vuelta, su abrazo me hacía sentir segura, aunque no lo crea ni yo misma.

- Oye Anni ¿quieres hacer la cena conmigo? – dijo Jeff bajando su cabeza para verme

- Claro- dije mostrando una sonrisa sincera.

- Bueno vamos.

Salimos de la habitación y bajamos por el pasillo, nos dirigimos hacia la cocina y vi que había ido de compras al súper. Comencé a acomodar todo y solo deje las cosas que creí necesarias para preparar la cena.

Empezamos a cocinar, me sentía rara, ya que por mi cabeza rondaba aquel pensamiento "Es un asesino, y lo ¿amas de verdad? Estás loca." Tal vez había terminado por enloquecer. Tenía que decirle lo de Max pero primero tenía que arreglar el hecho de que no me dejara encerrada.

Jeff se me acerco de repente y me preguntó.

- ¿Qué tienes? Te veo algo pensativa y triste, ¿qué pasó?

No dije nada, no quería hablar sobre eso, así que opte por el hecho de sentirme enjaulada.

- Jeff hay una cosa que quería hablarte – dije mientras pelaba unas zanahorias para la ensalada.

- ¿Qué cosa amor? – dijo el sin quitar su atención de lo que estaba haciendo.

- Ya no quiero estar, encerrada por lo menos quiero salir a dar un paseo o algo- dije llamando la atención de Jeff quien me veía con una mirada penetrante.

- Amor, pero tú eres feliz aquí...porque quieres irte... ¿Acaso...?

- No Jeff, solo que no quiero estar encerrada bajo llave, -dije rápidamente interrumpiendo a Jeff- O por lo menos ya no cierres el cuarto con llave.

Jeff no dijo nada, solo me miraba y escudriñaba cualquiera de mis reacciones.

- Quiero por lo menos sentirme útil, no quiero que tú hagas todo, déjame ser la esposa que quieres – dije sin remedio, ya que Jeff, después de todo seguiría dudando, y jamás me dejaría salir, tendría que intentarlo poco a poco.

- ¿Enserio quieres hacer eso Annia...? – Me pregunto Jeff sorprendido. – Tú ya eres perfecta...pero si lo que quieres es hacerme feliz, no puedo oponerme.

Y diciendo esto fue hacia a mí y acerco sus labios a los míos, esta vez fue un cálido y delicado beso, que me hizo sentir mariposas revoloteando en mi estómago

Sin duda alguna mis sentimientos por Jeff irían en aumento, solo el problema estaría en acostumbrarme a su cara en las noches, ya que se mostraba más tétrica de lo que era.

Durante el resto del día y parte de la noche Jeff se quedó conmigo, haciéndome mimos, viendo películas, tratando de alegrarme, algo que funciono un poco. El problema vino cuando llego la hora de ir a descansar, mientras yo estaba en la habitación oí el clic de la cerradura de la puerta cuando voltee vi a Jeff, quien parecía algo molesto.

- Anni... ¿Quiénes son las personas que vinieron aquí?- dijo con voz autoritaria.

- No lo sé – dije sin rodeos – solo era un chico, que al parecer se aventuró en el bosque – dije sin pensarlo, la cara de Jeff en las noches me daba demasiado miedo.

- Más te vale no haberte le acercado – dijo Jeff mientras se acercaba amenazadoramente hacia a mí, hasta que sus brazos rodearon mi cintura- Sería una lástima mandarlos a dormir, ya que tú eres mía ¿verdad? – finalizo respirando muy cerca de mi cuello, algo que hizo que mi piel se erizara.

- Sí...Jeff - dije tratando de liberarme y más pálida que una hoja de papel.- Jeff yo...- no podía continuar, estaba entre la espada y la pared pero mi conciencia no se hizo de esperar y termine hablando- Jeff te he fallado

Jeff se separó de mí y me vio aún con esa cara de autoridad e ira.

- ¡¿Qué pasó?!¡Contéstame Annia!

Su voz hizo que se me erizara la piel, pero ya no había marcha atrás.

- Jeff...yo... - comencé a sollozar- es mi culpa por no ser fuerte...ese chico que entro me... me...me besó- dije finalmente y baje mi cara, soltándome bruscamente de su agarre.

Jeff parecía sorprendido, así que continúe hablando.

- Si vas a matarme hazlo de una vez

No escuche ruido alguno, ni su voz, pero de repente en mi brazo comencé a sentir dolor; un dolor que era insoportable pero que trate de aguantar, aunque las lágrimas se asomaban por mis ojos, de mi brazo emanaba sangre roja pero con la poca luz de la habitación que era dada por la luna se veía algo negra.

- Parece que tenemos un nuevo participante para jugar jajajajaja- dijo Jeff riéndose como loco- Tendremos que mandarlo a dormir jajajajajajaja

Jeff seguía riéndose mientras yo solo sostenía con mi mano izquierda la herida que tenía en mi brazo derecho, de pronto Jeff me agarro bruscamente y tomo mi mano izquierda la cual comenzó a chupar, limpiándole la sangre.

- Tu sangre sabe deliciosa amor- dijo con esa voz sádica que le conocía a la perfección y acto seguido comenzó a recorrer mi hombro derecho con su lengua- Espero que con esto te quede claro que me perteneces a mí.

- Sí... Jeff- dije con un escalofrío que sin querer me apegue más a él.

Jeff se acostó a mi lado y me abrazó, no pude conciliar el sueño pensando en que Jeff se pondría en marcha para silenciar a Max, pero lo que me preocupaba era lo que podría llegar a pasar. 

Mi Dulce SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora