Mis piernas no dejaban de temblar, hasta el punto en que sentía que iba a caerme de un momento a otro. Según me habían dicho, era el menor de los siete, y unido a que los demás parecían estar tan relajados hacía que me costase aún más integrarme. Incluso Youngjae, que había sido el último en unirse y que parecía tan tímido al principio, se veía mucho más tranquilo que yo.
Mark, Jaebum y Jinyoung parecían demasiados "adultos" y serios como para empezar una conversación con ellos, mientras que por otro lado estaban Jackson y Youngjae, que se veían más como niños hiperactivos. Tal vez demasiado hiperactivos para lo asustado que me sentía yo.
Quería correr hasta casa y volver a sentirme seguro, pero no podía desperdiciar todo por lo que me había esforzado hasta ahora. Incluso si eso implicaba quedarme en una casa con seis desconocidos, asustado y lejos de mi familia. Debía ser positivo, seguramente les estaba prejuzgando. Para empezar, solo debía encontrar alguien con quien encajara.
-Oye, Yugy...¿puedo llamarte así?
Ahora, casi 5 años después, no podía dejar de recordar todo eso cada vez que veía a mi mejor amigo. Todos esos miedos y desconfianzas fundados en primeras impresiones, que poco a poco fueron desapareciendo conforme got7 se convertía en una segunda familia. Familia en la cual el pilar principal, para mí, siempre había sido Bambam.
Miré por tercera vez en los últimos cinco minutos la cama vacía e intacta a mi lado, esperando que de alguna forma el pelirrojo se materializase y volviese a estar ahí la próxima vez que girara la vista. Aunque sabía que eso no iba a pasar. Bambam se encontraba en Tailandia, visitando a su familia y yendo de programa en programa, y yo no podía extrañarlo más. Estaba tan acostumbrado a su presencia y su compañía, que cada vez que se iba sentía como si me faltara algo.
Tal vez mis sentimientos sí que estaban yendo más allá de una amistad, aunque no quisiera verlo. Tal vez no era tan normal querer morder los labios irresistiblemente carnosos de mi mejor amigo. Tal vez no era tan normal querer marcar su cuerpo cada vez que dejaba un rastro de piel al descubierto. Tal vez no era tan normal tener cuentas fans solo para poder decirle a él y al mundo todo lo que no me atrevía, incluso si no sabían que se trataba de mí.
Tal vez Bambam me gustaba más de lo que quería admitir.
Mi cuerpo a su vez no hacía más que ponérmelo todo más difícil. Casi sin darme cuenta, mis dedos había ido hasta mi móvil y ahora me encontraba viéndole en directo desde una de las cuentas anónimas que tanto me costaba esconder del pelirrojo. No podía evitar los suspiros ni el cosquilleo que recorría mi cuerpo cada vez que Bambam miraba a la cámara y sentía que lo hacía directamente hacia mí.
Sus labios se movían con parsimonia y sentía perderme en las palabras que salían de ellos. Solo era una pequeña charla con las fans a través de una pantalla, pero era Bambam y podría estar horas oyéndole solo por ser él.
-¿A quién extrañas más de got7? -Leyó en voz alta una de los cientos de preguntas que no dejaban de aparecer- Uhm, creo que diré Yugyeom.
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