19.- ¿Olvidar a quién?

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Cuando supe que Jimena se quedaría en casa imaginé miles de cosas, aunque ya esperaba que mamá no me iba a dejar estar a solas con mi chica. Ella aún no acepta del todo que las épocas han cambiado y prefiero no llevarle la contraria, siempre tiene ocurrencias para cada situación. Aún recuerdo una vez cuando la invité a cenar para festejar su cumpleaños...

A un par de cuadras de llegar,  mientras hablamos de trivialidades, doy un vistazo a la hora y estamos justo a tiempo para llegar a la reservación, de la nada da un grito haciéndome saltar en mi asiento.

_¡Pedro! Detente, tenemos que volver_ la oigo chillar, por el tono en que habla hace que me frene de golpe, no se hacen esperar los sonidos de los autos que venían detrás, miles de cosas pasan por mi mente, no sé, el horno se quedó encendido, la puerta principal abierta... yo qué sé.

_Olvidé mi cartera_ dice y yo suelto el aire que estaba reteniendo _Tienes que regresar a casa_ hago rodar mis ojos.

_Mamá_ la recrimino con la mirada _No la necesitas_ tomo una de sus manos y beso su dorso _¿Para qué quieres tu cartera si yo voy a pagar?_ ella aparta su mano y se cruza de brazos a la altura del pecho mientras niega con la cabeza.

_¡Ay hijo!_ dice _Qué tal si justo cuando bajemos del auto_ su mirada está al frente como imaginando la escena _un par de maleantes nos quiere asaltar y me dicen que les de 100 pesos y no traigo ni un quinto, ¡nos matan!_ una sonora carcajada de mi parte hace que ella me fulmine con la mirada.

...

El caso es que Jimena se aprovechó de la situación para vengarse de lo sucedido entre su jefe y yo. Me usó de asistente personal todo el tiempo. Entre sus ocurrencias, me provocaba con sensuales movimientos cuando mamá no veía, disfrutó hacerme sufrir de esa manera, pero ya me las voy a cobrar.

Lo más cruel de su parte fue llegar corriendo a la sala mientras yo trabajaba un poco, dijo que había escuchado ruidos afuera. Aunque me daba un poco de miedo, sólo un poco, como el hombre de la casa que soy, caminé descalzo para ver que todo estuviera en orden. Ella en "broma" cerró la puerta y no me dejó entrar hasta después de un buen rato.

Dirán ustedes qué eso no tiene nada de cruel, pero si ¿Por qué? Porque la lluvia se dejó caer sobre mí, y ella sólo reía al verme empapado, no quise hacer un escándalo para que abriera, mamá ya dormía.

Después de eso, ni Jimena ni yo dormimos en toda la noche, y no piensen mal. Debido a la broma inocente de dejarme afuera en medio de la lluvia, la fiebre me tuvo delirando toda la noche. Lo justo fue que ella cuidase de mí, con la supervisión de mamá claro, así que de una u otra forma ambos pagamos un poco de culpa. Al menos eso sirvió para que hiciéramos las pases. Ella me hizo prometer que no se iba a repetir una situación igual, pero no estoy seguro de cumplir aquello.

...

Dejo a Jimena en la puerta de su oficina y le doy un beso en la frente, giro sobre mis talones para marcharme y sus pequeñas manos me hacen girar de nuevo.

_Te amo_ dice poniéndose de puntitas para besar mis labios, la tomo una vez más de la cintura y la beso hasta quedarme sin aliento.

_Te amo_ digo mientras la miro a los ojos, esos hermosos ojos que me encantan. Un carraspeo detrás de nosotros rompe la magia, tres pares de ojos nos miran expectantes.

_Al parecer fui el único al que no invitaron a la guerra_ dice Marcos con sus cejas ligeramente levantadas, observa la pequeña marca que lleva Jimena junto a la comisura de sus labios mientras me mira buscando respuestas. Erick apenas tiene un par de marcas en la cara, me hubiese encantado hacerle unas cuantas más.

Amor DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora