«Parte única: Escindidas»

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Escindir: cortar, separar; dividir algo material o inmaterial de gran importancia en dos o más partes.

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Alas de Paso

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SeHun se pregunta para qué sirven las alas.

Entre sus manos reposa un dije diminuto de plata con toda calma y quietud, y él no puede comprender entonces, cómo es que sus dedos luchan por retener amagues de temblores violentos y constantes. Porque si la pieza de joyería se encuentra allí, intacta, de vuelta a él, ¿no debería estar todo en calma de la misma manera?

Pero la respuesta le llega susurrada por el viento, en el aire. SeHun comprende que sus temblores y escalofríos se deben justo a eso; a que lo tenía de vuelta, tenía de vuelta el dije, más no a su portador con el, y si era así, nada estaría en calma, de la misma manera, jamás.

SeHun inhala, entre sus labios pululan palabras atascadas que nunca fue capaz de decir, entre su pecho una caldera hirviendo de sentimientos inconexos está por ebullir, pesadumbre mezclada con dudas, amargura salada fusionada con sus ojos que se desvive por desgarrar de raíz, sin muchos avances. Nulo éxito.

¿Para qué sirven las alas?

Deja que el viento toque cada centímetro de su rostro, envuelva su cabello en un remolino desordenado de hebras entrecanas, y entonces echa su cabeza hacia atrás cerrando los ojos con suma suavidad. El ruido llena sus oídos: los autos, las conversaciones ajenas, pequeños gorriones con sus cantos en pico, saltando a dos patas de rama en rama, supone él. Y es extraño, es tan extraño el ruido familiar que sus oídos reconocían pero ahora se ha hecho tan atípico, todo el escenario al que se había unido ya, el que había apropiado como suyo y sentía su hogar se ha deshojado en el viento y ya no está... Pero es que ahora todo se le es tan desesperantemente ajeno, pero es que ahora, él no pertenece a aquel lugar y aquel lugar no se molesta en hacerse pertenecer a él.

Y SeHun se pregunta, una vez más, ¿para qué sirven las alas?

Abre los ojos.

Aquellas ojo de pavo real que parecen fulgir en plena tormentosa tarde gélida revolotean una tras otra, siendo enérgicas sin causar demasiado revuelo y aún así saltan a la vista en medio de aquel triste panorama impropio de un día de invierno en un parque que ya no es de nadie. Esas mariposas sobresalen sin causar caos, sin causar estragos, sin poseer colores brillantes o revestirse con lentejuelas exuberantes en su alar, y aún así, son el atractivo principal de tan deprimente panorama. Resaltan sin esforzarse en hacerlo.

Exactamente igual que tú.

Y él sonríe porque te recuerda, porque las alas de mariposa presentadas a sus ojos le hacen recordar todo lo que eres, todo lo que fuiste, el complejo que todavía se mantiene vivo de ti  mientras que él conserve intactas sus memorias.

alas de paso «hunhan»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora