Capítulo 74

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  Kendra: Desearía que fuera fácil no entregarle mis lágrimas –Dijo a la vez que limpiaba una lágrima con su brazo.
Ruggero: Creo que él es un tonto –Dijo serio.
Kendra: No lo es. Yo lo soy, por haberme fijado en alguien que ya era correspondido.
Ruggero: ¿Lo conozco? –Pensó que podría ser uno de los chicos.
Kendra: Quizá –Encogió sus hombros.
Ruggero: ¿A qué te refieres con "Quizá"? –Preguntó haciendo comilla con los dedos.
Kendra: -Tomó aire- Él es... -Sonrió- tiene una sonrisa hermosa, al igual que unos ojos profundos. Tiene la mirada más paralizante, por decirlo así. Sus labios son finos y rosados, suele morderse su labio inferior –Esbozó otra sonrisa- Es dulce, bueno y divertido. Alguien especial.
Ruggero: Si lo dices así es muy difícil saber si lo conozco... descríbelo físicamente.
Kendra: Moreno y alto –Ruborizó.
Ruggero: No lo entiendo... -Se dijo a sí mismo en voz alta.
Kendra: ¿Qué no entiendes?
Ruggero: Ninguno de los chicos es moreno.
Kendra: -Frunció la nariz- ¿Creías que me refería a uno de los chicos?
Ruggero: Era de suponer.

La miró a los ojos y ella se encogió un poco de vergüenza. Kendra agachó su mirada y la apoyó con sus piernas abrazadas por sus delicadas manos. Colocó su cabello tras una de sus orejas y suspiró. Se le escapó una sonrisa acompañada de una traviesa lágrima. Sintió como Ruggero se acercaba un poco a ella disimuladamente que sentía que su corazón saldría de ella, en ese momento recordó la letra de su canción favorita; Truly, madly, deeply. Levantó solo un poco su mirada, posándola en el pecho de Ruggero. Él rosó fugazmente los dedos de ella. Sentía que no debía, pero algo lo impulsaba a hacerlo. Apoyó su frente en la de ella, intentando hacerle saber que él estaba ahí, para ella. Sintió el olor a manzanilla del cabello de Kendra, ese cabello castaño casi rubio. La piel pálida de ella yacía tan cerca de la de piel morena de Ruggero que sentían ansiedad incontrolable. Aun así, Ruggero no podía evitar vincular a esa chica con Karol, la miraba y sentía como si fuera ella, por lo que se sentía increíblemente enamorado de la chica que tenía frente a él. Por conexión o coincidencia, ambos se miraron a los ojos con sus frentes apoyadas. Ella susurraba cosas que él no comprendía, pero su voz adormecida lo estaba volviendo loco. Talló un pequeño beso en la nariz de ella y entrelazó su mano con la de ella. Cerraba sus ojos y por su nariz pasó el olor de su perfume, tan parecido al de Karol. Al abrirlos, notó lo cerca que tenía esos labios, solo cegó su mente y observó esos rosados labios. Kendra separó su frente de la de él y levantó completamente la mirada hacia él. Acercó suavemente su cara a la de Ruggero disminuyendo de a poco cada centímetro que los apartaba. Sus labios llegaron inevitablemente a los de Ruggero, rosándolos. Él sonrió y colocó una de sus manos educadamente en su cintura. Ella se inclinó sobre él provocando que él quedara totalmente recostado en el sofá. Finalmente profundizaron el beso, volviéndolo intenso. Un beso de aproximadamente dos minutos, tan cálido y satisfactorio que pudo haber continuado, de no ser porque escucharon el ruido de la puerta principal abriéndose. Suponiendo que eran Jorge y Agus, o en el caso de Ruggero que imaginaba lo peor pensando que podrían ser Gaston y Karol, se separaron rápidamente, sentados cada uno en las esquinas del sofá.

Mientras eso ocurría, Gaston y Karol se encontraban en el Central Park, en uno de esos conciertos que suelen dar para la entretención de los visitantes. Karol se sorprendía de lo inmenso y hermoso que era. Gaston siempre se ganaba a su lado a observar todo lo que observaba, como un dulce guardián. Terminando el pequeño concierto de los músicos americanos, Gaston le propuso ir a comer algo al mall. Karol acepto encantada y tomaron un taxi. La gente no podía evitar mirarlos, ya que medio mundo creía que tú estabas con Ruggero y además Gaston, lo que era absurdo siendo que ellos son mejores amigos y Gaston era tu mejor amigo.

Llegaron al patio de comida del mall y buscaron una mesa más apartada. Encontraron una y pidió que se sentara mientras el compraba las cosas. Optaron por pizza, papas fritas y bebidas. Cuando él llegó con la comida, Karol bebio del vaso de bebida de inmediato ya que moría de sed. En no más de cinco minutos su vaso yacía vacío. Lo agitaste un poco para asegurarte y efectivamente no le que quedaba bebida.

Gaston: Vaya que tenías sed –Sonrió mirando como agitabas el vaso.
Karol: -Hizo un puchero- y eso que era el vaso grande.
Gaston: Debí haberte traído el extra grande.
Karol: ¿Hay un vaso extra grande? –Lo miró sorprendida.
Gaston: Acá no, pero por ti hubiera recorrido todo Nueva York buscándote uno de esos.
Karol: -Rió- Que exagerado eres.
Gaston: Suelo exagerar todo, menos lo que te acabo de decir.
Karol: -Sonrio- Fingiré creerte.
Gaston: Genial... -Karol se iba a levantar y el la detuvo- ¿A dónde vas?
Karol: A comprar otra –Sonrio.
Gaston: Quédate, yo voy.
Karol: No me perderé Niall –Rio volviendo a levantarse.
Gaston: -Volvió a detenerle- Ni te imaginas como son los chicos de aquí, cazan chicas lindas como tú. Yo puedo hacerlo por ti.
Karol: -se sentasto- ¿Por qué eres tan dulce?
Gaston: Solo soy así con la gente que lo merece.
Karol: ¿Lo merezco?
Gaston: -Asintió- Eres maravillosa.
Karol: Gracias –Sonrio.

Espero tres segundos y se levanto y fue por la bebida rápidamente, sin darle tiempo de decirte algo. Cuando volvio le dio un beso en la mejilla para que no le regañara. Así estuvieron hasta que terminaron de comer.

Caminaban por ahí, cuando Gaston miró su reloj y le a Karol dijo la hora, siete de la tarde. Ya era hora de ir a despedirse de su madre. Gaston como era de suponer, iría con ella. La casa de ella no quedaba tan lejos así que fueron caminando, así podrían disfrutar más de los chistes del chico, que inevitablemente le hacían reír, tenía una voz tan chispeante.
Cuando llegaron a esa rejilla que rodeaba la casa te detuviste para abrirla.

Karol: Mi mamá está enamorada de ti –Confeso mientras abrías la rejilla.
Gaston: -Rió y ruborizó completamente- ¿Por qué dices eso?
Karol: Porque lo sé. Dijo que si tuviera 15 años menos te conquistaría.
Gaston: -Sonrió y se acercó a la rejilla, abriéndola por ella- No podrías hacerlo de todos modos.
Karol: Claro que sí, debiste haberme dado unos segundos más –Dijo entrando.
Gaston: Hey...
Karol: Dime –Lo miraste mientras caminaban.
Gaston: Por casualidad, ¿la hija me conquistaría, como quisiera la madre?
Karol: ¿Ah? –Rio confundida.
Gaston: Nada -miró hacia adelante- la hija ya lo hizo. –Murmuró.  

Stole My heart- RuggarolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora