ALEXANDER
"No me quiero casar" fue lo último que escuche salir de su boca esta noche. No supe que contestarle ni que cara poner frente a todos asi que solo pude pensar en llevarla conmigo al auto después de saludar al Cattaneo.
Ahora estábamos en un barrio muy alejado de la ciudad frente a un descampado. De hecho estábamos ahí porque en unos minutos tenía que entregar el maldito dinero a quien sea que nos esté extorsionando.
-¿Vale la pena lo que voy a hacer ahora? ¿Querer salvar todo esto?- le pregunte pero ella seguía con la mirada perdida, tan fría como nunca la había sentido.
Esperé que me contestara pero no lo hizo. Los minutos pasaban y ninguno de los hablaba. La noche era fría y desierta, parecía como si de repente solo existiéramos los dos en medio de la oscuridad esperando que nos consuma.
Era la una de la madrugada en punto y eso quería decir que era la hora de entregar el dinero. Sin pensarlo otra vez me bajé del auto y del baúl saque una bolsa, me acerqué hasta el árbol que tenía marcado y la deje. Traté de mirar con disimulo para ver si había algún movimiento pero no pasó nada.
Me subí nuevamente al auto y conduje un par de cuadras más hasta un pequeño puente. Cuando paré, la mire a Anna fijamente.
-No te voy a dejar ir hasta que hablemos.- le dije.
-Nosotros no tenemos nada que hablar. Se terminó todo.- fue todo lo que habló.
Era tan frustrante como nunca. No podía estar pasando esto, no podía estar renunciando ahora que estaba todo en marcha.
-Si es por lo de hoy...- empecé.
-No es por lo de hoy Alexander. No quieras resumir todo lo que pasó entre nosotros a la maldita discusión de hoy en la tarde.- suspiró.- Estoy cansada, cansada de fingir todo el día ser la mujer más feliz del mundo, de llegar a mi casa y no poder reconocerme en el espejo porque ya olvide quien soy. Paso tanto tiempo haciendo de cuenta que pertenezco a este lugar y a esta empresa, que "te pertenezco" y me estoy olvidando de mí.- entonces me miró. –Lo hoy a la tarde solo fue otras de las señales, de las millones que recibí, de que no puedo seguir al lado tuyo.-
-Anna hoy estaba muy nervioso porque todo lo que estaba pasando...-
-Tenes tanto miedo a perder todo que no podes ver las cosas con claridad.- me dijo.
-Vos también vas a perderlo todo si te hechas para atrás.- me excusé.
-No puedo perder algo que nunca tuve Alex. Nunca tuve tu respeto, ni un lugar en la empresa. Solo soy alguien más en la larga lista de personas a las que usas para tus beneficios y ya me cansé de eso.- se acomodó nuevamente en el asiento.- No hay nada más que hablar.
No podía creerlo. Debí imaginar que esto pasaría en algún momento. Era demasiada presión para ella, en realidad para los dos.
De todas maneras no podía permitir que renunciara ahora. Ya habíamos aceptado esto, se lo habíamos hecho saber a la prensa y cada uno recibiría lo que esperaba si esto salía bien.
De un momento a otro se bajó del auto y empezó a caminar hacia algún lugar. Salí yo también, la alcancé y tomándola del brazo la detuve.
-¿Qué estás haciendo?- le pregunte.
-Busco un taxi para volver mi casa.- me miró.- No tengo nada que hacer en tu auto en medio de la noche. Ya hicimos lo que había que hacer para no desatar un escándalo.- y quiso seguir pero no la deje.
-No vas a conseguir un auto en esta zona y además es peligroso. Yo te llevo.- le dije.
Estaba completamente loca si pensaba que la dejaría sola en este lugar. Sé que tengo una razón muy válida para estar enojado con ella pero en este momento no podía. Solo quería asegurarme de que las cosas no empeoraran por hoy.
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Casada con mi Enemigo
Dla nastolatkówElla es todo lo que él cree que no necesita... El es todo lo que ella no quiere recordar... Esta es la historia de un reencuentro inesperado que le cambiara la vida a dos jóvenes que juran odiarse pero, como dice el refrán: " Del odio al amor hay un...